El multimillonario inversor George Soros, famoso por haber sacado a la libra del sistema de cambio europeo en 1992 con sus especulaciones en el mercado de divisas, ha asegurado que los precios del petróleo que estamos viendo en la actualidad corresponden a una burbuja y no a un desajuste entre la oferta y la demanda.
Según él, la burbuja estallará cuando EEUU y el Reino Unido entren en recesión, lo que provocará que la demanda de petróleo se reduzca y esto será el pistoletazo de salida para la bajada de los precios.
Yo no soy muy fan de fiarme de los gurus, porque como se suele decir en los catálogos de inversión, rentabilidades pasadas no aseguran rentabilidades futuras, es decir, que esta persona haya sido muy buen oráculo en el pasado no quiere decir que lo siga siendo, aunque alguna garantía nos da.
Soros presenta su argumento basando en su análisis técnico, es decir, mira la evolución del precio del petróleo y esta evolución le suena a burbuja. Mucha gente invierte en bolsa usando ese método y asegura que las predicciones se cumplen (a mi personalmente me parece que se cumplen porque muchos inversores las siguen y al final "la ficción" se acaba convirtiendo en "realidad").
En cambio hace poco tiempo leí también en el blog de Paul Krugman que para que realmente haya una burbuja del petróleo alguien tendría que estar almacenándolo. Y que si el petróleo tiene un sobreprecio de un 40%, como dicen algunos, tendrían que almacenarse dos millones de barriles de petróleo al día. ¿Quién se los está quedando? Y más concretamente, ¿dónde se están almacenando? Krugman aboga claramente mediante este análisis fundamental (es decir, basado en los datos disponibles y no en las gráficas que trazan los precios) porque no hay una burbuja en esta materia prima.
¿Quién tendrá razón, Soros o Krugman? Por el bien de los españoles y en general de la economía mundial (menos de los países productores de petróleo) espero que Soros. De todas formas no os penséis que si bajan los precios del petróleo el diesel volverá a precios mucho más razonables, porque el Gobierno tiene hasta 2012 para subir sus impuestos...
Vía | El Economista