En este país nos hemos puesto en un plan que ya no vamos a parar nacionalización bancos, ya vamos a conseguir también nacionalizar el fútbol, que para algo es el deporte rey y droga favorita de las masas. A partir de ahora, dentro del elenco de representaciones públicas futboleras, vamos a contar con la Selección Española y con el Valencia SAD como representante de la Comunitat Valenciana.
Este embrollo tiene su origen en la ejecución de un aval del Instituto Valenciano de Finanzas sobre las acciones de la Fundación después de que esta anunciara ayer que definitivamente no podrá hacer frente a los 4,8 millones de euros de intereses de 2012 que adeuda a Bankia. Por lo tanto, después de esta ejecución, el máximo accionista del Valencia SAD, será la Comunitat Valenciana en última instancia. ¿No estábamos eliminando empresas públicas? Pues como se dice por mi pueblo, toma dos tazas de caldo.
Todo este desaguisado tiene su origen como siempre en la nefasta gestión de las cajas de ahorros, en el uso del fútbol como instrumento público que ha recurrido siempre al aval y a la ayuda pública. Ya no basta con no pagar la Seguridad Social de los empleados y jugadores, no ingresar el IVA o no pagar tampoco las retenciones; ahora ya directamente vamos a optar por la vía de la nacionalización.
Es incomcebible que se haya llegado a este extremo y más incomprensible todavía que no se realice una liquidación directa del equipo si no es capaz de afrontar sus pagos. Sé que esta afirmación va a disparar las críticas de los aficionados al fútbol, más aún de los seguidores del Valencia, pero a día de hoy, a quién le guste el deporte, que lo pague, vía entradas, vía inyecciones de capital privado o vía Eurostat y que vea las ligas extranjeras. Pero como siempre, en este país, no pasa nada, el dinero público no es de nadie y en breve, declararemos también el fútbol como bien público imprescindible e inalienable que permite mantener a las masas entretenidas. ¡Pan y circo que no nos falte!
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