Aunque el euro comenzó a correr, en forma virtual, el 1° de enero de 1999, no fue hasta el 1° de enero de 2002 que todos los ciudadanos europeos comenzaron a abandonar sus monedas tradicionales para reemplazarlas por el uso de la moneda única europea. De este segundo hecho se cumplieron diez años la semana pasada.
Cuando se cumplió el aniversario del primer acontecimiento, a los pocos meses del estallido de la crisis financiera en Estados Unidos, Jean Claude Trichet afirmó que el euro había ayudado a proteger a la zona euro de las turbulencias financieras... Sin embargo, a tres años de las palabras del ex presidente del BCE, vemos que la situación es totalmente diferente y que Europa se encuentra en una crisis profunda y ante un futuro muy problemático e incierto, provocado por el engaño de las políticas monetarias.
Trichet valoraba que la existencia del euro había sido potencialmente favorable para el empleo… Como muestra la siguiente tabla, Trichet afirmaba que entre el lanzamiento del euro en 1999 y el final de 2007, la zona euro había creado más de 15 millones de nuevos empleos y que la tasa de desempleo había caído a su nivel más bajo desde 1980.
Esta tabla de la población y el empleo en la zona euro entre 1999 y 2007, confirma plenamente los datos de Trichet: hubo efectivamente un importante aumento de la población y el empleo en la zona euro. Sin embargo, hay un dato que escapa al análisis de Trichet, y es que dos tercios de ese empleo tuvieron lugar en la periferia europea, destacando los casos de España, Irlanda, Grecia e Italia.
En otras palabras, el crecimiento del empleo en estos países (duplicado con respecto al crecimiento de la población para Irlanda y triplicado para España, en esos siete años), no fue producto del buen funcionamiento de la moneda única y de los felices flujos de capital desde el núcleo a la periferia, sino más bien al revés. La ineficiencia de estos flujos de capital que con la moneda única circularon sin control, contribuyeron no sólo a crear los desequilibrios monetarios sino que también a potenciar, como en el caso español, las burbujas especulativas que desataron la burbuja inmobiliaria.
Por esto es que podemos decir que el crecimiento del empleo no fue producto del buen funcionamiento de los mercados, sino más bien de los desequilibrios que propiciaban los abundantes flujos de capital. Estos flujos están en el origen de la crisis del euro, dado que potenciaron los desequilibrios que dejaban grandes excedentes en Alemania (el país que producía y vendía) y fuertes déficit en la periferia (los países que consumían y se endeudaban). Déficit que eran cubiertos por los flujos de capital que ofrecía el sistema financiero en los momentos en que el costo de la deuda para todos los países estaba alineado al de Alemania.
Como señalé en ¿Qué provocó la crisis del euro?, mientras los flujos de capital permanecían en movimiento, todos hacían la vista gorda a los desequilibrios que se producían en Grecia, España o Portugal. Esto era posible porque los bancos engrasaban el sistema y mantenían en marcha la maquinaria de consumo vía deuda, que le aportaba grandes beneficios.
El estallido de la crisis a fines de 2008 provocó el corte violento en el movimiento de los flujos financieros, y al igual que en el juego de las sillas musicales, todos entraron en pánico, dado que el castillo de naipes comenzó su inevitable desplome. El aniversario del euro encuentra así a una Europa empantanada y arreciada por la inestabilidad, en la cual los planes de austeridad significarán más malestar y retroceso, y en la cual la única certeza es que no hay un final claro a la vista. La posibilidad de un desmembramiento de la zona euro no resulta improbable y las consecuencias potencialmente ruinosas no son descartables. Es un triste aniversario para el euro.
En El Blog Salmón | Por qué la burbuja inmobiliaria está en el corazón de la crisis española, Las dos gráficas que explican la crisis del euro
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