Al presidente de Estados Unidos ha comenzado a lloverle sobre mojado. A la pérdida de Chicago para la sede de las Olimpíadas 2016 (ganada por Brasil), se le suma la enorme pérdida de puestos de trabajo que alejan al mundo de la anhelada recuperación.
Si bien la crisis vive un proceso de desaceleración, lo cierto es que las cifras y los hechos tienden a ser tremendamente ingratos: el desempleo sigue aumentando y la pérdida neta de puestos de trabajo en Estados Unidos llegó a 263.000 en septiembre, dando cuenta de una tendencia alcista. La tasa de desempleo se mantiene en el 9,8%, pero será inevitable que el desempleo oficial llegue a los dos dígitos antes de fin de año y se mantenga ahí durante algún tiempo. El desempleo real está en el 17 por ciento, y puede alcanzar el 20 por ciento.
Desde el comienzo de la recesión (diciembre de 2007), el número de desempleados ha crecido en 7,6 millones de personas, totalizando 15,1 millones de personas sin empleo. La relación entre empleo y población llega al 58,8 por ciento demostrando que el paquete de estímulo fue insuficiente, como señala el economista Brad DeLong. Y es esta persistencia del desempleo, que se propaga como una plaga por el mundo, la que profundiza la crisis y hace irrisorias las palabras de Dominique Strauss-Kahn de que la crisis “está en retirada”.
Ni siquiera las bolsas se han dejado llevar por este seudoentusiasmo y tal como las hojas de los árboles, que con la llegada del otoño comienzan su peregrinar al son del viento y la ley de gravedad rumbo al piso, los índices bursátiles han experimentado días para el olvido. Las caídas del Dow Jones, del Ibex, del Cac francés o del FTSE dan cuenta de una economía que no se recupera al ritmo de lo que señala Strauss-Kahn, y que la situación es en verdad mucho más seria.
La debilidad del mercado del trabajo y su relación 6 a 1, es un factor altamente complejo para la estabilidad económica y para la recuperación del comercio mundial, con el tráfico marítimo viviendo uno de sus momentos más débiles. El desempleo se traduce directamente en morosidades de hipotecas, tarjetas de crédito, automóviles y préstamos, junto a la pérdida del seguro de salud. Es un cancer que carcome toda la estructura social porque el empleo es la base de la estabilidad.
De ahí el llamado de Keynes en su Teoría General a cuidar el equilibrio de pleno empleo como un objetivo central del capitalismo. Con su propuesta, Keynes rescató al capitalismo de su propio hundimiento irracional. Las políticas keynesianas no tienen nada que ver con el tan mencionado gasto público, que muchas veces es pan para hoy y hambre para mañana. Keynes detectó la gravedad que significaba el desempleo para el mundo capitalista y en eso basa su enfoque. Si esta debilidad general se prolonga hasta el invierno europeo, el escenario de la doble zambullida será inevitable y la actual crisis puede entrar a desestabilizar todo el sistema.
En El Blog Salmón | Desempleo de EE.UU. en su mayor nivel en 30 años
Imagen | Origins of Business