La dura verdad de por qué España va bien económicamente: es gracias al turismo. Y con el cambio climático vamos a tener un problema

El sol sigue siendo el gran aliado de la economía española. De no ser por el sector turístico, el PIB nacional habría crecido un 0,8% en 2023, en lugar de hacerlo un 2,4% como estima el Banco de España. Así pues, el 70,8% de dicho crecimiento económico se corresponde al turismo. Pese a que España batió récord en la llegada de turistas extranjeros, con 84 millones de visitantes (un 1% más que en 2019), ha dejado de ser el primer destino turístico mundial en detrimento de Francia.

Los datos aportados por el Banco de España demuestran la dependencia de España al turismo. El gasto superó los 108.000 millones de euros, lo que supone un 24% más que en 2022, impulsado en gran medida por la subida de los precios de hoteles, transporte y restauración. Además, de cara al primer cuatrimestre de 2024, la previsión es que 30.000 millones de gasto se dirijan al destino, un 18,5% más que en 2023. Además se esperan 23 millones de llegadas, un 10,8% más.

El ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, apunta que el turismo mantiene su senda de prosperidad, aunque las condiciones actuales deberán mantenerse si se quiere de nuevo un año de récord. Para ello, el país deberá enfrentarse a circunstancias adversas.

Algunas dependen directamente del Gobierno, como los impuestos extra y las tasas de vuelos, aunque otros dependen de la naturaleza. Y es que el calentamiento global y la pertinaz sequía están repercutiendo negativamente al sector turístico, que augura un verano negro en el que las elevadas temperaturas y la falta de agua reduzcan la presencia de turistas en el país.

El ‘Informe sobre el turismo en España’, elaborado por Caixabank, refleja que a partir de 2024 se espera una normalización de las tasas de crecimiento del sector. Se calcula un crecimiento del 2,5% del PIB turístico, motivado especialmente por el crecimiento de la renta bruta disponible en los países emisores a medida que se modera el shock inflacionista. A favor de España también juega la seguridad, superior a otros destinos competidores como Turquía u Oriente Medio.

El cambio climático influye en el turismo

Destinos históricos como Andalucía o Murcia han venido perdiendo visitantes, debido a las elevadas temperaturas acumuladas durante los últimos años, en beneficio de las provincias del norte. Se crea la competencia interna entre regiones por llevarse el peso del poder económico que representa el turismo.

Obviamente, la subida de las temperaturas relacionadas con el cambio climático supone un riesgo a medio y largo plazo para España. De este modo, de subir las temperaturas en unos cuatro grados, tal y como se prevé para el verano de 2024, el turismo descendería hasta el 15%.

Entre 2019 y 2023, tal y como señala el informe de Caixabank, se ha producido un incremento del gasto turístico en las zonas más templadas del país y más lento en las zonas más cálidas. Además, cuando hay olas de calor, los turistas gastan menos y se produce un cambio en las horas en las que más consumen.

La reacción del sector turístico español

España sigue siendo un gran atractivo turístico debido a su competitividad de precios, por lo que debe trabajar para que este factor determinante no se vea influenciado negativamente por las altas temperaturas. De ahí que la inversión deba priorizarse en presentar una oferta turística atractiva de ocio y restauración nocturna.

Además, en los destinos costeros, deberá darse prioridad a las actividades acuáticas y lugares con sombra, mientras que en los destinos urbanos habrá que asegurar actividades desarrolladas en espacios con aire acondicionado o bien ventilados.

Los cortes de agua como consecuencia de la sequía también están mermando las oportunidades para el sector turístico, pasando a ser un hándicap para que visiten España turistas de otras partes del mundo. De este modo, el sector turístico peligra debido al aumento de temperaturas, aunque afecta de forma diferente en función de la región del país.

De ahí que haya hoteles que ya han implantado novedosos sistemas de control de agua en las duchas e, incluso, que aboguen por regenerar el agua de sus piscinas.

Un problema diferente por regiones

Según el estudio "Informe regional del cambio climático en la demanda turística europea", elaborado por Joint Research Center (JRC) en la UE, en un escenario de subidas de temperaturas entre 3 y 4 grados centígrados, España podría sufrir una caída de la demanda turística próxima al 10% para los meses de julio y agosto.

Según las estimaciones de JRC, la Región de Murcia y las Islas Baleares experimentarán caídas de turistas por encima del 5% en 2024, con unas subidas extremas de cuatro grados. Por el contrario, Cantabria, Asturias y Galicia serían las grandes beneficiadas al experimentar un incremento en sus pernoctaciones del 7,2%, 4,2% y 3,2%, respectivamente.

Así pues, el PIB de España podría reducirse en torno al 0,6% o al 0,7% debido a la pérdida de ingresos turísticos.

Otros problemas para el sector turístico

Además de la excesiva saturación en determinados destinos turísticos, España se enfrenta al difícil reto de desestacionalizar la oferta turística, diversificarla y seguir trabajando en la formación y digitalización de los trabajadores del sector. Cada vez hay más problemas para encontrar y retener talento cualificado, por lo que España debe trabajar en ser más eficiente en cuanto a los servicios, consiguiendo solventar los problemas de elevadas temperaturas.

Otro problema, en este caso relacionado con los impuestos, es la tasa que habrá que pagar por viajar a Europa; la tarifa ETIAS. Un nuevo impuesto establecido por la UE que se basa en un sistema que controla las visitas de manera legal y previa. Será similar a una tarifa que ya existe en EEUU (ETSA), parecido a un modelo de excepción de visado. En el país norteamericano se introdujo en 2009 y vale 21 euros, teniendo una validez de tres años.

Los que precisarán de la tarifa ETIAS serán los ciudadanos de 60 países de fuera de la UE (EEUU, Reino Unido, Japón, Singapur o Emiratos Árabes Unidos, entre otros).

Por consiguiente, a España no le queda otra que reinventar su sector turístico para mantener el motor de su economía y el pulso a un mercado, influenciado por circunstancias naturales adversas.

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