Los resultados económicos de Alemania son impresionantes en el presente, fundamentados por una gestión económica prudente y por las reformas estructurales realizadas en el pasado. Si a principios del siglo XXI Alemania era el enfermo de Europa, hoy por hoy, el crecimiento económico es sólido y tasa de desempleo ha caído a niveles no vistos en décadas.
Pero el FMI cree que la economía Alemanía debe frenar el superávit en cuenta corriente por los potenciales desequilibrios que cree que puede generar. Para entenderlo, el FMI se queja del fuerte excedente alemán frente al exterior que se refleja en la balanza de pagos, fruto de una economía claramente exportadora y además del fuerte ahorro de los alemanes.
A la presión internacional se le une el proteccionismo de Donald Trump, que comparte que el superávit de Alemania "no es normal" y que hay que tomar todas aquellas medidas necesarias para reducirlo.
Los datos del superávit de cuenta corriente
El superávit en cuenta corriente de la economía alemana se situó en el 8% del PIB nominal en 2017, como continuación de la evolución observada el año anterior. Esta cifra queda por debajo del** nivel récord del 9% registrado en 2015**.
En en términos absolutos, el superávit se situó en 262.000 millones de euros, por debajo de las cifras del dos años anteriores, pero aún muy por encima del umbral del 6% del PIB establecido por la Comisión Europea para prevenir y corregir los desequilibrios macroeconómicos.
En cuanto a las subcuentas, el año 2017 fue el primer año desde 2009 en que el superávit comercial de bienes dejó de aumentar. Esto fue en gran parte a los efectos de la relación de intercambio relacionados con el aumento del coste de los productos básicos objeto de comercio internacional así como la continua fortaleza de la demanda interna y la consiguiente alta demanda para las importaciones.
Desde el punto de vista del ahorro y la inversión, el descenso del superávit en cuenta corriente del año pasado, como porcentaje del PIB, fue atribuible al aumento de la actividad inversora de las empresas y los hogares en los últimos años.
¿Qué implica tener un constante superávit por cuenta corriente?
La balanza de cuenta corriente de un país integra aquellas transacciones que se realizan con el resto de países. Es decir, se mide por un lado la diferencia entre exportaciones e importaciones y, por otro lado, aquellos ingresos y pagos relativos a las rentas del trabajo, las rentas del capital y también aquellas transferencias sin contrapartida como por ejemplo puedan ser remesas de emigrantes o bien ayudas al desarrollo.
Fruto de estas variables, el saldo en cuenta corriente se expresa día como aquella diferencia entre el ahorro nacional -incluyendo tanto del ahorro público como privado- y la inversión.
Por lo tanto, un superávit en cuenta corriente fuerte y constante está vinculado con una alta tasa de ahorro nacional en comparación con la inversión, o lo que es lo mismo, una baja tasa de inversión frente al ahorro nacional.
Si Alemania mantiene un constante superávit de cuenta corriente, es que el ahorro nacional es más que suficiente para atender a las inversiones del país y van en busca de mayores oportunidades de inversión en el resto de países.
Y aquí es donde entra en juego el FMI. Si un país tiene un elevado y constante superávit en cuenta corriente, otros países estarán en déficit, lo que representa una acumulación de obligaciones constante. La visión del FMI (y también de la Comisión Europea) es que esta situación es negativa, y por lo tanto hay que emprender medidas para evitar estos desequilibrios entre países.
¿Es lo correcto? Una cuestión que tiende a pasar desapercibida por los llamados "desequilibrios" es que en los cálculos del FMI, no entran a valorar que ese ahorro constante sólo es negativo si la productividad marginal de estos fondos al país receptor es inferior al tipo de interés exigido para prestar estos fondos. Un ejemplo sería Australia, que con tres décadas de déficit en cuenta corriente, el país ha mostrado un dinamismo como pocas economías en el mundo y con más de un cuarto de siglo sin sufrir una recesión.
¿Qué propone el FMI? Que Alemania invierta más en Alemania (inversión interna) para reequilibrar el escenario externo. Por ello, invita a Alemania a una batería de medidas que deben ser promovidos por la administración pública para pulirse parcialmente ese ahorro interno:
Ampliar los programas de cuidado de niños y de actividades extraescolares (para ofrecer mayores oportunidades a las mujeres de conseguir un empleo a tiempo completo).
La expansión de la red nacional de fibra óptica será crucial para asegurar que Alemania esté bien posicionada para aprovechar las ventajas de las tecnologías de mejora de la productividad.
Iniciativas para simplificar la administración fiscal y ofrecer incentivos fiscales para la I+D a las pequeñas y medianas empresas.
Reducir la cuña fiscal sobre el trabajo para reducir los desincentivos en el mercado laboral y así subir salarios. REcordemos que actualmente la cuña fiscal alemana es la segunda más alta de los países de la OCDE con el 49,7% dedicado a pagar IRPF y cotizaciones sociales.
Reformas de pensiones y del mercado laboral encaminadas a prolongar la vida laboral, lo que reduciría la necesidad de ahorrar, reducirían la factura de las pensiones públicas y aumentarían el crecimiento.
Proporcionar financiación adicional para la educación primaria y el aprendizaje a lo largo de toda la vida (para mejorar las capacidades de la mano de obra de hoy y de mañana).
El otro ahorro que molesta... el superávit presupuestario
Al contrario que España, las finanzas públicas alemanas muestran una solidez envidiable. El sector público está adquiriendo mayores recursos que los que necesita para ejecutar su gasto público y, en consecuencia, se produce un ahorro interno en términos de superávit presupuestario.
La ratio deuda pública/PIB ha descendido de forma continuada desde 2012. Si la ratio se situaba en el 79,9% en 2012, descendió hasta el 64,1% a finales de 2017.La disminución del ratio deuda/PIB en el último año se debe en gran medida a la positiva desarrollo de la economía. Todos los niveles -Federación, los Länder, las autoridades locales y la Seguridad Social- contribuyó a la reducción de la deuda en 2017.
El año pasado, los presupuestos públicos alemanes generaron un superávit del 1,10% del PIB y, en particular, los Länder y las autoridades locales registraron superávit excepcionalmente elevados. Suponiendo que persista el actual repunte, es probable que el presupuesto de las administraciones públicas siga registrando superávit en los próximos años.
La fuerte recuperación actual en Alemania ha creado condiciones favorables para los objetivos de política fiscal del país. La economía alemana está experimentando actualmente su mayor auge desde los años ochenta.
En particular, la robusta economía nacional está ayudando a impulsar esta tendencia. El número de puestos de trabajo que requieren cotizaciones a la seguridad social aumenta cada año, el desempleo está en su nivel más bajo desde la reunificación alemana, y los salarios, sueldos y pensiones también están aumentando.
Las proyecciones actuales señalan que este año la administración pública alemana conseguiría una disminución de alrededor del tres por ciento este año y se espera que al finalizar 2018 se sitúe en el 61% del PIB. Siguiendo con las proyecciones, ratio de deuda se situaría por debajo de el valor de referencia de Maastricht en 2019 y finalmente, la ratio deuda/PIB disminuirá hasta el 53% al final de la proyección de 2021.