Como era de esperar, la crisis de la banca europea ha dado un giro hacia lo peor, ya que las dudas sobre la solvencia del sistema bancario español van en aumento y la perspectiva de una retirada griega del euro se hace cada vez más probable. Hasta el Banco Central Europeo y Alemania hablan de un “divorcio amistoso” de Grecia, lo que indica que solo falta firmar la rendición definitiva.
Pero es la banca el gran problema de esta crisis y la que ha hundido a las bolsas estos últimos 4 años y medio como lo muestra esta gráfica del Ibex desde 2008 hasta ayer, con un descenso del 55%. Como si esto fuera poco, junto a todos los desmanes ya conocidos, la semana pasada se agregaron los nuevos escándalos de Bankia y JPMorgan.
Esto demuestra que los salvatajes por cientos de miles de millones de euros cedidos a la banca no solo han sido un rotundo fracaso sino que han hundido aún más a la economía real, acelerándola en una caída interminable. Todo se ha hecho tarde, mal o nunca. La inminente caída de Grecia generará el despliegue en cascada de Irlanda y Portugal, con grandes probabilidades de arrastrar también a España e Italia en la pandemia. Poco ha servido que el gobierno exigiera a los bancos realizar provisiones adicionales por 30 mil millones de euros para cubrir las pérdidas masivas de los préstamos inmobiliarios. Es el cuarto intento de reforma financiera en tres años y cada uno se ha lanzado con un redoble de tambores y platillos que han terminado silenciados por su falta de credibilidad. Lo único cierto es que el nivel de toxinas es altamente excesivo, y dos tercios de los préstamos hipotecarios están en problemas. Esta es una suma cercana a los 200 mil millones de euros y lo suficientemente grande como para provocar temblores durante varios años.
El aciago empeño de negarlo todo
Tal vez el problema central que sufre España es la eterna negación de los problemas. Y cuando la negación viene de las propias autoridades, el problema se hace más agudo. Por eso que todas las medidas, lejos de aliviar la crisis, la han llevado por un derrotero catastrófico que ha negado la realidad. De error en error se llegó a la creación de Bankia y sus grandes fraudes involucrados que han puesto a España en una situación más débil ante los ojos de las finanzas internacionales y los capitales especulativos. Los gobiernos de Zapatero y Rajoy negaron que la banca necesitaba ayuda al considerarla “sólida y fuerte”. Sin embargo, ha sido la mayor receptora de los fondos del BCE justamente por su total debilidad.
Ahora se habla del rescate a España y la prima de riesgo va cada vez más en alza como lo muestra esta gráfica de los CDS de deuda pública. Hay que tener en cuenta que si España es demasiado grande para caer, también es demasiado grande para ser rescatada. Y cuando se es “demasiado grande” no se puede aplicar la misma receta que se aplicó en Grecia, Irlanda y Portugal. Tanto España como Italia son demasiado grandes para quedar bajo la tutela de la Troika y el descalabro de un tren que ya está fuera de control (a nivel financiero y a nivel social) sería demasiado insostenible para Europa. Los temores de la banca aseguran a España el cierre del mercado. Y la prima de riesgo no tendrá problemas para batir nuevos récord. Ya ayer batió los récord que se conocieron el año pasado, antes que Mario Draghi aplicara las suculentas inyecciones de dinero a la banca. Si estas inyecciones no han reanimado a la economía es porque el estado de la banca es peor que la catástrofe de Fukushima.
Por otra parte, España ha tenido ya dos rescates: un rescate parcial con la compra de bonos del programa Target2 y luego con el programa de liquidez a tres años del programa LTRO para la banca. Si estas dos contundentes acciones de política monetaria no han reanimado a la economía del país, queda en claro que las políticas monetarias son un fraude, un engaño que se practica a costa de los contribuyentes. Y lejos de reanimar, han acentuado el declive de la economía española y de toda la zona euro como lo muestra esta gráfica de Eurostat, que nos dice que la caída de la producción industrial fue del 0,3% en marzo y llegó al 2,2% en 12 meses. Lo que vemos que va en aumento con los planes de la troika es precisamente la crisis: más desempleo, más estancamiento industrial, mas deterioro social.
El punto central, y que se niega a reconocer la Troika, es que la banca española se encuentra en un fuerte proceso de desapalancamiento por las presiones de Bruselas. Y como los hogares viven además un proceso de desapalancamiento natural por el desempleo; y como las empresas enfrentan serias dificultades para mantenerse a flote por la caída de la demanda; y como el gobierno profundiza los planes de austeridad, tenemos que toda la economía, al unísono, está orquestada en el proceso de contracción, de achique, de implosión económica.
El derrumbe de todo un sistema
Con este certero mecanismo de transmisión de la crisis todas las malas noticias se irán potenciando, y la contracción para este año puede alcanzar el 2% del PIB seguido de otro tanto para el próximo año, con un desempleo que puede empinarse al 27% e incluso el 30%. Y como la negación de la crisis está en el origen de todo, se sigue negando su profundidad y sus consecuencias futuras, apostando a que el “ordenamiento financiero” calmará los espasmos que han llevado a España a estar en el ojo de las turbulencias. No se reconoce que lo que se está derrumbado es todo un sistema, un modo de vida amparado en una fantasía insostenible: el derroche.
Así como nadie se anima a ver que a medida que la economía se deteriora se hunden más los ingresos públicos y aumentan más los déficit, tampoco se constata el efecto que el masivo desempleo comienza a tener en los fondos de pensiones. Mientras más gente hay desempleada, es menor la cantidad de cotizantes que financian el esquema ponzi de esos fondos. Como además el desempleo juvenil se encuentra en total deterioro, la cantidad de jóvenes que ayudan a pagar las pensiones de los jubilados se estrecha provocando un creciente déficit anual que ha pasado a convertirse en otro problema estructural de la economía; un problema que se hace aún más complejo cuando aumenta la población de personas con derecho a jubilar y disminuye la población de aquellos que financian el sistema.
Quienes precipitaron el hundimiento de Grecia aduciendo que su problema era la flojera y la borrachera, ¿qué dirán ahora de lo que se está destapando en España? ¿Qué dirán aquellos que, durante tantos años negaron tan felizmente esta crisis, pensando que eran invenciones?. Lo de Grecia era solo el preámbulo. Y ahora España, al igual que Grecia, Irlanda y Portugal, está de turno. Le toca rendir su libra de carne y una vez conseguida vendrá el turno de Italia y tal vez hasta de Francia y la propía Alemania. Como señalé en una gráfica: nadie se salva de esta tormenta financiera que dejó todos los espacios para que se fortaleciera y cundiera. Es solo cuestión de tiempo.
En El Blog Salmón | Se agota el tiempo y los bancos siguen siendo el gran problema, ¿Es España el mayor dolor de cabeza de Europa?