El Gobierno presentó hace unos días el Plan de Consolidación Fiscal para los ejercicios 2010-2012. Este Plan tiene por objeto cerrar el 2012 con un déficit del 3%. La propuesta en sí es sumamente arriesgada, tanto por el alto nivel de déficit en el que se incurre como las premisas básicas para cumplirlo.
El Servicio de Estudios del BBVA ha realizado un exhaustivo análisis de este Plan de Consolidación Fiscal y se llegan a las siguientes conclusiones:
Fijando como horizonte para la recuperación de la crisis mediados del 2010, los estabilizadores automáticos no son suficientes para recuperar el equlibrio presupuestario. Se entiende por estabilizador automático el efecto que tiene la recaudación de impuestos correlacionada con el incremento de PIB. En nuestro caso, se alinean varios factores que dinamitan estos estabilizadores y que se han hecho presentes en el 2008. Por un lado tenemos la caida en la recaudación del IVA en un 1% sobre el PIB justificada por el descenso de inversión en vivienda, la contracción del consumo a todos los niveles y el descenso de las importaciones.
Respecto la caida en sociedades, con un 2% sobre el PIB viene producida por las fuertes plusvalias del ejercicio 2007 en ámbitos de este impuesto y por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Dado que se prevé que estos impuestos no alcancen los niveles anteriores se requiere un Plan de Consolidación Fiscal.
Para reducir el déficit público del 9,5% de 2009 al 3% del PIB en 2012, suponiendo que no se altere el mapa fiscal, se realiza una previsión de incremento de los ingresos públicos del 1,5%, en donde sería necesario reducir el gasto público en más de 5% sobre el PIB para situar el nivel de gasto público en torno al 41%. En el ejercicio 2009 se va a cerrar previsiblemente con un nivel de gasto público del 46% sobre el PIB.
En el caso de alterar el mapa fiscal, aumentando la presión fiscal, en el 88% de las ocasiones que se ha llevado a cabo esta maniobra, se ha fracasado en el objetivo de contención del déficit.
La política económica a seguir tiene dos opciones: * Reducción de un 5% el gasto público no estructural, que se podría considerar un ajuste de los que hacen época y limpiar absolutamente todas las cuentas públicas de gastos superfluos, manteniendo sólo el gasto estructural. * Aumento de la presión fiscal a niveles nunca vistos, de tal forma que se pueda lograr este equilibrio presupuestario.
Aún así, este Plan de Consolidación Fiscal me da muy mala espina, porque aún suponiendo que se logre la estabilidad presupuestaria se alcanzaría un nivel de deuda pública del 60%, equivalente a la existente en el ejercicio 1996.
Según los presupuestos planteados, la Seguridad Social presenta superávit todos los ejercicios y mucho me temo que se está pecando de exceso de optimismo en este extremo, por más que queramos repetir hasta la saciedad la fortaleza que tiene nuestro sistema de Seguridad Social.
El Gobierno actual, según las últimas declaraciones se va inclinar primeramente por una revisión completa del mapa impositivo, con lo cual podemos afirmar que nos vamos a decantar por la opción de elevar la presión fiscal más que por el recorte de gasto público.
Si la maniobra sale bien, será un gran éxito desde luego, pero como nos equivoquemos, nos vamos a encontrar en un agujero con muy poco margen de maniobra posterior. ¿Qué opinan nuestros lectores de este Plan de Consolidación propuesto?
Vía | Servicio Estudios BBVA - Plan Consolidación fiscal 2010-2012 (PDF Más Información | ABC En El Blog Salmón | ¿Tiene Rodriguez Zapatero respuestas para la crisis?, Subir los impuestos no es la solución a la crisis