Después de un año en el que la inflación no ha dado grandes quebraderos de cabeza, el incremento del precio de los carburantes y el tabaco, principalmente, ha disparado la inflación en diciembre hasta el 2,9%. La tendencia es además a que continúe por esta senda, puesto que en enero se incrementan los precios de la electricidad y el gas.
Esta subida lo que va a lograr es una reducción del poder adquisitivo de la población, puesto que aunque en muchos sectores hay subidas salariales asociadas a la inflación, en muchas ocasiones no va a ser así por la precaria situación de las empresas, sin tener en cuenta a los parados.
Habrá que estar atentos a cómo evolucionan los precios en el resto de Europa, ya que nuestra recuperación pasa en gran medida por una inflación más baja, por ganar competitividad a base de unos precios más bajos. Aunque si la inflación en el resto de Europa es similar o más alta, al conjunto de la economía le puede venir bien tener algo de inflación, para depreciar las deudas que lastran nuestra economía y fomentar las inversiones.
Vía | El País
En El Blog Salmón | ¿Debemos tener inflación?
Imagen | David Lacarta