Desde ahora en adelante una de las reglas centrales de la política económica será detectar el momento del ciclo en que se encuentra. De esto dependerá el nivel y la magnitud de la intervención en la actividad económica. Esto es parte de lo que se detecta de la lectura del informe del economista jefe del Fondo Monetario Internacional, Olivier Blanchard, en el que hace un nuevo mea culpa por subestimar los multiplicadores fiscales y ordenar a los países planes de austeridad que no harían más que profundizar la actual crisis que sufren los países de la periferia europea encabezados por Grecia, España, Portugal e Italia.
El informe de Blanchard (aquí en PDF) reconoce que algunos de sus pronósticos subestimaron las consecuencias de las medidas de austeridad que exigían a algunos países en temas como el desempleo y el crecimiento del Producto Interno Bruto). El documento de Blanchard va un paso más allá del presentado en el WEO de octubre y señala en uno de sus puntos: “Hemos encontrado que los realizadores de pronósticos subestimaron significativamente el incremento en el desempleo, la caída en el consumo privado y la inversión asociados a la consolidación fiscal”.
El informe, Growth Forecast Errors and Fiscal Multipliers (Errores en la previsión de crecimiento y multiplicadores fiscales) fue publicado este jueves y analiza el efecto de los “multiplicadores fiscales” en la actividad económica. El informe establece claramente que en momentos de depresión, crisis prolongada y trampa de liquidez (tasas de interés muy cercanas a cero) el multiplicador fiscal tiene un impacto importante en la economía que bien puede llegar a 3,2, esto es que un euro de gasto público puede impulsar el ingreso 3,2 veces.
Pero el informe establece algo aún más importante y que no sólo es el momento del ciclo económico en que se encuentra la economía el que interesa para evaluar la magnitud de los multiplicadores fiscales, sino también las características propias de cada país, pues las características de cada país son las que dan el sello final a las políticas idealmente aplicables. Y este es el aspecto más importante del honesto informe de Blanchard, en el cual no sólo reconoce que el FMI, impulsado por las políticas neoliberales que desde fines e los 70 dominan al mundo, “metió la pata” al aplicar la misma receta a países con realidades muy diferentes.
Este plan echa por tierra las medidas que el FMI recomendó al incio de la crisis y que apelaban a la austeridad y los recortes presupuestarios con el objetivo de alcanzar la consolidación fiscal. Si bien no es una realidad que se pueda establecer en todos los países (en algunos la consolidación fiscal puede ser más importante que en otros), aplicar la misma receta para todos ha resultado nefasto dado que se desconocen factores de la dinámica interna de cada economía. De ahí que antes de pretender aplicar el mismo calmante para todas la dolencias será necesario hacer un diagnóstico más riguroso. En lo concreto, este error del FMI ha implicado recrudecer la crisis en países como España, Italia o Grecia. ¿Qué compensación exigirán por este error de una institución que (supuestamente) vela por los intereses de los equilibrios globales?
Para ejemplificar un poco esta idea (sugiero revisar este post de octubre en el cual analizamos el giro en 180 grados que realizaba el FMI con el primer mea culpa de la subestimacipon de los multiplicadores fiscales, y también este post sobre las lecciones de la crisis para la política fiscal) es preciso indicar que la noción de multiplicador fiscal que imperaba desde fines de los años 70, suponía que un euro de consolidación fiscal implicaba medio euro en el ingreso. Es decir que el ahorro de un euro en el gasto público sólo inducía una caída de medio euro en el PIB dado que el multiplicador se establecía en 0,5.
Uno de los méritos del informe de Blanchard es que se basa en más de 30 investigaciones realizadas por diversos economistas desde el año 2008 a 2012 en los cuales hicieron el primer diagnóstico concreto sobre los multiplicadores fiscales en medio de una crisis. Como bien expresa Blanchard, esta investigación empírica era imposible de realizar dado que nunca existió una crisis de esta magnitud en los países avanzados. A estas alturas puedo permitirme recordar a los lectores que desde el mismo 2008 comparé a esta crisis con la gran recesión de los años 30. Esta vez es Blanchard quien nos dice que no había datos para hacer una investigación empírica y medir los multiplicadores fiscales en un período de crisis.
Ahora se sabe que los multiplicadores fiscales en un período de crisis y de trampa de liquidez financiera juegan un rol clave. El documento desarrolla también el lado de los impuestos y los recortes, señalando que estos han resultado más negativos de lo esperado en las economías desarrolladas durante la recaída de la crisis. El documento señala que los pronósticos sobre el efecto de la austeridad han demostrado no ser tan fiables en la segunda etapa de la crisis económica, en comparación con la primera etapa en el 2009 y el 2010. En la práctica, se han recrudecido al no existir un apoyo más contundente a la economía real y pensar que todo lo resolverá el mercado.
En El Blog Salmón | El FMI da un giro en 180 grados y reconoce que subestimó la multiplicadores fiscales