El gobierno boliviano decretó ayer una subida en los carburantes de hasta el 83%, con un doble objetivo, por un lado equiparar los precios de la energía al entorno internacional, y en segundo lugar, acabar con el pillaje y el contrabando en un mercado que ha venido siendo subvencionado.
Según ha afirmado el vicepresidente de la nación, Álvaro García, este decreto-ley no afectará a los contratos internacionales de provisión de gas a Argentina y Brasil, por fijarse sus precios mediante contratos privados. Ni a un aspecto tan sensible a su población como la provisión de servicios públicos.
Aunque el ejecutivo de Evo Morales, ha afirmado que la subida salarial media para el próximo año será superior al crecimiento del coste de la vida, la principal queja de los bolivianos, es que los precios de un recurso tan necesario como la energía se va a equiparar al de unos países cuyo nivel económico es mucho más alto.
Con esta actitud, una vez más, este tipo de gestores políticos y económicos, han demostrado que quieren equiparar los precios a los de las economías más industrializadas, olvidándose de una cuestión muy básica, de si el nivel económico real de sus ciudadanos crece de la misma manera, consiguiendo empobrecer aún más al grueso de su población.
Vía | Reuters En El Blog Salmón | Bolivia llevará su negocio de litio sin inversión extranjera Imagen | alainbachellier