Desde que Cataluña ha aprobado el pago de un euro por receta médica, el copago sanitario (o repago sanitario), ha vuelto al debate público con más fuerza que nunca, dado que una de las vías recaudatorias más eficientes para las arcas públicas pasa por el establecimiento de tasas a nivel sanitario. La salud y la farmacología no entiende de “oferta y demanda” propiamente dicha, dado que caer enfermo y necesitar tratamiento médico no es acto voluntario en la mayoría de los casos.
Antes de entrar en el meollo del gasto sanitario, vaya por delante la acertada aclaración de Politikon respecto el término repago sanitario. Jorge Galindo es taxativo en este ámbito: el repago sanitario no existe. Y estoy de acuerdo con él. Los impuestos se pagan a todos los niveles sin exigir contrapartida por lo que no partamos de la base errónea de que la sanidad ya la pagamos. Dejando atrás el debate semántico, el caso es que incluir una tasa en el sistema sanitario, es una inyección para las arcas públicas instrumentalizada en la receta médica y el volumen de gasto sanitario en España.
En este sentido, Nacho Escolar señala cómo el gasto sanitario total en España se encuentra muy por debajo de la media europea, tanto en términos de PIB como media de gasto por habitante. No obstante, existe una explicación para este menor valor y radica en que en Europa ya existe copago sanitario en la mayoría de países tal y como podemos leer en EuroxPress.
Ahora bien, que España tenga menor gasto sanitario por sí solo, no significa nada de manera aislada porque debemos mirar la ratio de médicos de atención primaria por habitante, la duración media de las listas de esperas, la dispersión geográfica o número de hospitales avanzados cada mil habitantes. En definitiva, la salud no se puede medir sólo en términos de gasto (PDF), aunque estemos de acuerdo que a día de hoy, la Sanidad española goza de una gran eficiencia.
La crisis no ha pasado por alto en Sanidad tampoco y tenemos varios informes que señalan cómo el gasto sanitario ha disminuido desde 2007. Estos ajustes presupuestarios combinados con la caída en las rentas personales y la presión fiscal que ya soportamos, ponen muy en entredicho que la Sanidad deba financiarse con una tasa adicional de copago.
Pero no todo el mundo opina igual y por ejemplo, Antonio Ortiz, es una de las pocas voces que he podido leer con una postura favorable hacia el copago sanitario con modulaciones. Los criterios de racionalidad, renta y mejor uso de la sanidad apoyan esta posición favorable a esta nueva tasa. Debate abierto que nuestros dirigentes niegan por activa y pasiva, pero muchos creemos que es probable que tengamos novedades en los sistemas de financiación de la salud pública.
En El Blog Salmón | El repago sanitario catalán es una excelente idea