Los bancos han estado en las portadas de la prensa financiera, y también en la prensa menos financiera, desde hace un tiempo y no especialmente con noticias positivas. Los problemas que se han resaltado han sido los fracasos de los negocios que las entidades financieras han perseguido durante los muchos años del boom, especialmente durante los últimos años.
Parte principal de las causas de los excesos que resultaron en el estallido de la crisis financiera, como ya he hablado en estas páginas, fueron los continuados déficits públicos generalizados de casi todos los países durante casi todos los años del largo boom, acompañado por una falta total de regulación financiera. Esta falta de regulación y fácil liquidez facilitó a los bancos a tomar decisiones financieras excesivas, les permitieron llevar mucho menos capital que lo necesario y, también, una medición y gestión de riesgos entre poco y cero.
Cuando estalló la crisis, los gobiernos continuaron con su despilfarro, pero más que doblando la apuesta, y los reguladores anunciaron que necesitaban exigir más de los bancos, demasiado tarde pero ya era hora. Parte de estas nuevas exigencias es aumentar las exigencias de capital con su nueva Basilea III. Como han concluído correctamente nuestros lectores en una reciente encuesta, Basilea III es insuficiente y aunque Las nuevas normas del BIS impactarán mucho a los bancos, con Basilea III: el sistema financiero cambia las reglas de juego para no hacer nada, como nos ha dicho Remo.
En este contexto de necesidad de reforzar la solvencia de las entidades financieras y de hacer su gestión más sostenible, la empresa consultora, AT Kearney, nos analiza la gestión de riesgos de los bancos y cómo hacer que esta gestión vaya bien es clave para el banco del futuro. Para eso nos traen unos elementos fundamentales de la gestión financiera para que los bancos establezcan las bases para su solidez futura, que explican en la nota de prensa vinculada. Estos elementos son los siguientes:
- Fijar un lenguaje común para hablar del riesgo.
- Desarrolla una visión global sobre la exposición al riesgo.
- Centralizar la responsabilidad y descentralizar la toma de decisión.
- Impulsar el proceso desde arriba.
- Cuantificar la exposición al riesgo.
- Integrar la tecnología para facilitar la gestión de riesgo.
- Crear y desarrollar una cultura de gestión de riesgo.
Los bancos que menos problemas tuvieron con el estallido de la crisis fueron los que llevaban un control de riesgos más o menos necesario y, aunque incluso los bancos buenos tuvieron que ir a la caja de los bancos centrales ya que la liquidez se retiró del mercado, demostraron que un buen control de riesgos y la calidad del balance sigue siendo uno de los labores más importantes de las entidades financieras. Estos elementos fundamentales de AT Kearney son una buena forma de empezar y, como dice AT Kearney, tiene que empezar desde arriba.
En El Blog Salmón | Los tests de estrés, si no se cumplen no hay problema, ¿Tienen las entidades financieras un problema de concentración con el crédito a la administración pública? y Los riesgos potenciales futuros, según la EIU