La vivienda en España y sus mitos. ¿Es verdad que comprar un apartamento o una casa en nuestro país es más económico que en otras zonas de Europa? ¿pagamos más impuestos en un proceso de compra-venta que nuestros homólogos europeos? ¿es más caro comprar en Londres que, por ejemplo, en Madrid? ¡ojo!
En España, la percepción de que los precios de la vivienda son más bajos que en ciudades como Londres puede llevar a subestimar el impacto real que estos tienen sobre la renta disponible de los hogares españoles.
Aunque el coste absoluto de una vivienda en Londres es superior al de una en Madrid o Barcelona, el porcentaje del ingreso que los españoles deben destinar a la vivienda es alarmantemente alto, afectando por tanto a aspectos clave como la calidad de vida y la estabilidad económica de quien compra un apartamento.
En España, el salario medio mensual se sitúa en torno a los 1.752 euros brutos, según datos del INE, mientras que en el Reino Unido supera los 2.900 euros brutos. Esto implica que, aunque los precios absolutos de la vivienda en ciudades británicas como Londres son más altos, el mayor poder adquisitivo de sus residentes compensa parcialmente la carga financiera que representa el alquiler o la compra de una vivienda. En contraste, los salarios más bajos en España amplifican la sensación de carestía en relación con la vivienda.
Otro factor relevante es la tasa de propiedad de vivienda. España cuenta con una de las tasas más altas de Europa, alrededor del 75%, frente al 65% en el Reino Unido. Esto podría interpretarse como un indicador de acceso, pero también refleja una dependencia excesiva de la propiedad frente al alquiler, lo que contribuye a la rigidez del mercado y dificulta la movilidad laboral.
En ciudades como Madrid y Barcelona, donde el alquiler está en alza, el mercado aún carece de opciones asequibles y seguras, obligando a muchos a permanecer en situaciones de precariedad habitacional.
Comparación de coste de vivienda y salario
Hay una realidad inapelable, y es que el coste de vida en Londres es más alto que en Madrid -ya de por sí alto- Según Eurostat hasta un 126% más alto en la city. Sin embargo, esta cifra no refleja completamente la carga financiera que representa la vivienda para los residentes en cada ciudad.
En Londres, los inquilinos destinan aproximadamente el 35% de su salario al pago del alquiler En contraste, en España, especialmente en ciudades como Madrid y Barcelona, muchas familias se ven obligadas a gastar más casi el 50% de sus ingresos en alquiler, superando el umbral recomendado.
Esta cifra se dispara en puntos críticos como Islas Baleares donde, por ejemplo, vivir en el paradisiaco municipio de Santa Eulalia del Río (Ibiza) este porcentaje puede alcanzar hasta el 90% del salario.
El esfuerzo financiero necesario para adquirir una vivienda en España varía significativamente según la región. Por ejemplo, en Guipúzcoa, se requiere un salario medio bruto anual de 26.104 euros para acceder a una vivienda, mientras que en Lugo se necesitan 21.109 euros
Estas cifras indican que, aunque los precios absolutos de las viviendas puedan ser más bajos que en Londres, la proporción del salario que se debe destinar a la compra es considerablemente alta. O dicho de otra manera: tras pagar la mensualidad de la vivienda, a los londinenses les queda más dinero para ahorrar, viajar, comprar un coche o destinar a ocio y restaurantes que a los madrileños.
El déficit de la vivienda asequible se cronifica
España enfrenta un déficit de 1,7 millones de viviendas asequibles, lo que requeriría una inversión de 400.000 millones de euros para solventarlo. Y aunque el gobierno de Pedro Sánchez ha prometido año sí y año también desde que es presidente la construcción de nuevas viviendas, éstas prácticamente brillan por su ausencia.
Esta escasez de oferta, por tanto, incrementa los precios y obliga a las familias a destinar una mayor parte de sus ingresos a la vivienda, reduciendo su capacidad para cubrir otras necesidades básicas.
Porque sí. La elevada proporción de ingresos destinada a la vivienda tiene consecuencias directas en la pobreza y la desigualdad. Según el Banco de España, casi el 40% de las familias españolas que viven de alquiler destinan más del 40% de su renta al pago del mismo, un porcentaje superior al de países como Francia, Alemania e Italia
Este sobreesfuerzo financiero afecta especialmente a los hogares con bajos ingresos. Una dificultad para acceder a una vivienda digna que afecta directamente la capacidad de ahorro y planificación a largo plazo, perpetuando una sensación de inestabilidad entre los jóvenes y las clases trabajadoras.
Este contexto refuerza la importancia de abordar el problema con una combinación de medidas: desde incentivos fiscales para la construcción de viviendas asequibles hasta una mayor regulación del mercado de alquiler. De momento, tanto el ejecutivo como la oposición siguen enquistados eternamente en el tema.