Uno de los mayores desafíos que tenemos por delante como sociedad global, más allá de países o bloques económicos, es el cambio climático que sigue siendo una amenaza general para nuestro medio de vida, los estándares de salud y, en general, para la actividad económica mundial.
Se pide cada vez más a los gobiernos que ofrezcan respuestas sólidas a una variedad de desafíos de control de contaminación y gestión de recursos naturales.
El Estado tiene un papel para la correcta asignación de costes de reciclaje de los productos o subproductos derivados de la actividad económica que dañan el medioambiente y que, algunas veces, son ignorados por la actividad empresarial, ya que resulta más rentable imputarlos a la sociedad.
Aunque con este papel, existe un riesgo notable de sobrestimación de costes y que una industria determinada acabe pagando tasas, no por las externalidades creadas, sino por afán recaudatorio de la administración pública.
En primer lugar, analizaremos a España cuáles son sus desafíos en materia medioambiental y seguidamente pondremos los ojos sobre Suiza el mejor país con políticas verdes actualmente.
El diagnóstico de España
Las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de España por unidad de PIB se mantienen por debajo de la media de la OCDE y están disminuyendo, pero a un ritmo inferior al de la OCDE. Además, las emisiones per cápita dejaron de disminuir en 2014, cuando la economía comenzó a recuperarse.
España sigue teniendo menos éxito que muchos países en el aprovechamiento de los residuos, ya sea mediante el reciclaje o la recuperación de energía en la incineración. De hecho, los vertederos siguen siendo el principal método de tratamiento de los residuos municipales y su cuota ha aumentado en los últimos años.
La población genera menos residuos per cápita hoy en día que en 2000. Los residuos municipales per cápita se redujeron en un 23% entre el periodo 2000 y 2012. El reciclaje de materiales se ha triplicado desde el año 2000, aunque continúa abarcando solamente el 17% de los residuos municipales. Dos tercios de los residuos siguen acabando en vertederos.
España tiene uno de los niveles más altos de estrés hídrico de la OCDE. En particular, como la precipitación per cápita es relativamente baja, el uso total de agua como proporción del agua disponible es muy alto. A medida que avance el cambio climático, la mejora de las técnicas de gestión del suministro de agua será cada vez más importante.
Un dato muy significativo es que el 30% de los recursos renovables totales disponibles se utilizan principalmente para riego.
En España no existe una plena eficiencia de los servicios de suministro y tratamiento de agua mediante la evaluación comparativa de la regulación de los servicios de agua.
A pesar de la elevada proporción de patentes en tecnologías relacionadas con el medio ambiente, las patentes tienden a concentrarse en la mitigación del cambio climático, en consonancia con el gran aumento reciente del uso de energías renovables. Relativamente pocas patentes están relacionadas con el agua, en comparación con otros países con escasez de agua.
¿Qué podemos hacer como país? El ejemplo de Suiza
España figura entre los mejores países que están dando una respuesta efectiva a los actuales desafíos. Pero no hay que caer en el conformismo y ver qué mejoras se pueden desarrollar en el futuro más inmediato.
Uno de los países que mejor está desarrollando una lucha efectiva mediante políticas verdes es Suiza que ocupa el primer puesto en la protección del medio ambiente. Una actitud que viene de atrás ya que durante los años setenta y ochenta, los cantones y municipios aplicaron ambiciosas políticas medioambientales promovidas por la Confederación.
Si España figura en el puesto 12 en el Índice de Desempeño Ambiental 2018 (EPI por sus siglas en inglés) con una puntuación de 78,39 puntos, Suiza lidera la tabla con 87,42 puntos. Su clasificación superior refleja su desempeño para superar problemas, especialmente el clima y la energía y la contaminación del aire.
Vayamos a los datos... Los residentes suizos produjeron 742 kg de residuos municipales per cápita en 2015, una de las mayores cantidades de la OCDE. El volumen de residuos municipales ha aumentado en un 27% desde 2000, en consonancia con el consumo privado.
¿Un desastre? A pesar de estos niveles, las políticas han sido eficaces para fomentar el reciclado. **La mitad de los residuos municipales se reciclan y la otra mitad se incineran***. En la mayoría de ciudades, sus ciudadanos pagan una tasa para la eliminación de la basura. La basura únicamente se recolecta si tiene un sello de pago, pero el reciclaje es gratuito.
Para fomentar la reducción de la generación de residuos municipales, el 90% de los municipios introdujeron un impuesto por bolsa. Las tasas por residuos tienen por objeto la recuperación total de los costes de recogida.
En la siguiente imagen podemos ver un ejemplo de estas bolsas. Cada bolsa de 35 litros cuesta 1,90 francos suizos. En ella se ven 13 símbolos impresos en estas bolsas que representan los diversos tipos de basura que deben clasificarse y no incluirse en una bolsa de basura doméstica
Se trata pues de imputar un coste a la basura no reciclada de tal manera que se genere un incentivo natural en favor del reciclaje para las plantas de tratamiento, encaminados hacia una economía más circular.
Suiza es uno de los principales recicladores del mundo. La policía y los funcionarios de salud suizos llegan hasta el extremo de abrir bolsas sin etiquetas de pago para ver si pueden conectar la bolsa a un hogar a través de facturas viejas o correo. No pagar la tarifa de eliminación resulta en una multa de 200 a 500 francos suizos.
Toda la basura es incinerada por incineradores modernos, que producen solo cantidades mínimas de contaminación del aire. Además, las plantas de incineración proporcionan energía para los hogares. Suiza no solo es un destino ecológico sin un vertedero, sino que ha logrado usar su basura para mejorar el medio ambiente.
En materia de gestión del agua, Suiza fue uno de los primeros países en aplicar una política nacional de eliminación de microcontaminantes en las aguas residuales municipales.
Desde 2011, con la revisión en profundidad de la Ley de protección de las aguas, el país ha emprendido un largo camino hacia la renaturalización gradual de sus ríos y lagos, que han sido artificializados por la construcción, el control de las inundaciones y la infraestructura hidroeléctrica.
Suiza ha conseguido ser un país sin vertederos y comprometido con el medio ambiente sin que ello le suponga una alta fiscalidad medioambiental sino más bien una orientación de incentivos. De hecho, Suiza y España tienen la misma fiscalidad medioambiental en relación a su PIB (alrededor de 1,80 %), por lo que España no necesita incrementar la fiscalidad verde sino mejorar los incentivos existentes replicando al modelo suizo.