En los últimos meses han sido muchas las valoraciones de carácter positivo que ha recibido España sobre cómo está atajando la crisis económica, sobre todo en lo que respecta a las medidas de ajuste, las políticas de contención del déficit y la remodelación del sistema financiero.
Pero ahora, justo cuando todos o la amplia mayoría de los agentes económicos vertían una opinión favorable sobre la economía española, las Agencias de Rating han vuelto a darnos un ‘nuevo’ toque de atención.
Una de estas agencias de calificación ha sido Fitch, que ha modificado su valoración sobre la solvencia española para posicionarnos en perspectiva negativa en lugar de estable. Las causas que argumentan para realizar su juicio de valor son tres:
- Las dudas respecto a la recuperación económica del país, al mostrar una variación del Producto Interior Bruto (PIB) muy exigua
- El coste financiero para reflotar el sistema financiero en general, y el de ‘salvar’ a las cajas de ahorros en particular
- El peligro que muestra el problema del endeudamiento excesivo de las comunidades autónomas y las corporaciones locales para la salud financiera de la administración central
Siendo realistas, estos tres argumentos, adicionados con el problema del desempleo, constituyen nuestros cuatro principales batallas en nuestra particular guerra en el terreno socioeconómico. Batallas que necesitan de actuaciones contundentes, eficaces y creíbles.
Al margen del desempleo, en especial me preocupan dos problemas muy ácidos, el coste financiero de ‘salvar’ a las cajas, y el déficit excesivo de algunas comunidades autónomas y ayuntamientos. Respecto al primero, porque sería un error no emplear los recursos en cambiar radicalmente el paradigma de gestión que han seguido estas hasta el día de hoy. Y por otro, el elevando endeudamiento, porque las administraciones menos rigurosas en materia presupuestaria pueden complicar la existencia a las que sí lo sean, al sustentarse el sistema en el principio de solidaridad financiera.
Creo que estos son los principales retos a los que nos enfrentamos en el presente y en nuestro futuro inmediato, retos a los que debemos aportar soluciones ágiles y creíbles, no solo por la imagen que podemos dar al exterior o a las propias Agencias de Rating, que también, sino por la eficacia en el empleo de unos recursos preciosos en una época de grandes recortes presupuestarios y sociales.
Vía | Expansión
En El Blog Salmón | Las Agencias de Rating no son fiables
Imagen | thenovys