Las materias primas han surgido con fuerza como subyacente de inversión para cubrir las carencias de rentabilidad que los especuladores no encuentran en el mercado, ‘jugando’ con una materia prima tan delicada y de vital importancia para la creación de alimentos, generando indeseadas tensiones de precios en algunos productos, convirtiéndolos en más inaccesibles para determinadas regiones del planeta.
Con el objetivo de limitar los perniciosos efectos que sobre la economía tiene este fenómeno, y a la vista de que un 85% de las compras de las denominadas materias primas ‘blandas’ en el Mercado de Chicago, es decir, aquéllas como el arroz, el centeno, el maíz o el trigo, no se realizan con un objetivo alimentario, existe un interés generalizado en actuar sobre su comercio.
Ante la alarma y la tensión que ha generado esta situación, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, ha pedido en la última cumbre del G-20 un mayor control y regulación sobre las transacciones que tengan lugar en los mercados sobre este tipo de ‘commodities’. Con el objetivo de limitar las transacciones de naturaleza especulativa, y procurar una mayor estabilidad en los precios de los alimentos, que tanto condiciona el ‘hambre’ en el mundo.
Esta pretensión es muy necesaria desde el punto de vista del desarrollo económico global, al desear eliminar, o al menos limitar, las transacciones con finalidad especulativa, limitando los volúmenes de negociación, y aportar una mayor interconexión con los procesos de producción que requieran este tipo de materias primas.
En mi opinión, si se quiere limitar de manera efectiva este riesgo, lo que se debería hacer es simplemente no permitir que se especule con este tipo de materias primas, al menos prohibiendo las transacciones que no estén ligadas con la alimentación, dejando únicamente comerciar a aquellos agentes que si acudan al mercado para cubrir las necesidades para la fabricación de alimentos. ¿Se solucionará el problema con una mayor regulación, o con una limitación a la hora de invertir? La historia ha demostrado que una mayor burocracia no redunda en un mayor control, sino en un aumento de los fallos del mercado.
Vía | El Economista
En El Blog Salmón | Las materias primas se consolidan como alternativa de inversión
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