En el post de las retribuciones a los políticos vuelve a salir en comentarios el tema de la titulitis del pais y de la necesidad de tener una titulación académica acorde para el desempeño profesional de determinadas áreas. Antes de meternos en materia, os emplazo a la lectura de un post de Ricardo Galli sobre la teoría de los grandes números, un pizca de probabilidad y cómo el milagro y el éxito está al alcance de cualquiera.
Aplicando la teoría anterior a nuestro empresariado, el caso de Amancio Ortega que se cita en comentarios es una gota de agua en el océano, porque para llegar a ser un empresario de su tamaño comenzando desde cero y sin preparación, muy pocos, se cuentan con los dedos de una mano lo consiguen; sin olvidar tampoco que la empresa la forma un equipo y no solo una persona. En este sentido, no es que exista titulitis para el desempeño profesional, sólo que es imprescindible por los siguientes motivos:
- La universidad, los estudios, la ampliación de conocimientos cultiva la inteligencia, la capacidad de razonamiento. No quiere decir que una persona sin algún título en la pared sea tonta, nada más lejos, pero una persona inteligente estará más preparada con una formación académica a sus espaldas que sin ella.
- Las teorías y modelos sirven para algo y se aprenden de manera teórica. Por ejemplo, no me imagino a un arquitecto realizando cálculos de estructuras sin haber pasado por una universidad o a un médico realizando una intervención quirúrgica sin la oportuna formación y reciclaje. Si yo hago un edificio sin ser arquitecto porque soy albañil es probable que no se caiga, pero no significa que haya aprovechado correctamente todos los recursos a mi alcance.
- No se puede menospreciar la formación acádemica, se aplique o no. Es decir, existen infinidad de profesionales titulados que no trabajan en el sector que han estudiado realmente. Pero están mucho mejor preparados que las personas que no han estudiado absolutamente nada.
En definitiva, la titulación y la preparación académica es imprescindible a partir de determinados puestos de trabajo, lo queramos o no. La lacra de productividad e ineficiencia en nuestra economía tiene una base muy importante en la mala preparación del capital humano y ese problema se debe atajar por lo sano. Otro tema es el sistema educativo y el funcionamiento de la educación de manera general, pero hay que mantener unos criterios mínimos de exigencia académica.
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