Aquellos que os hayáis graduado (es broma) en el Plan de Ahorro 5 gracias a mi anterior post ya sabeis que el producto en sí mismo no me entusiasma. Casí diría que es una broma, pero los motivos que me llevan a pensar en ello entiendo que son distintos a los que causan desazón en Alex. Tal y como yo lo veo no deja de ser un guiño al sector asegurador, y que acabará seguramente languideciendo, igual que otras apuestas anteriores.
Como anticipo y resumen de lo que viene, veo el enésimo intento de volver a vendernos algo viejo que nunca ha funcionado, ya que realmente no interesa que funcione, aunque admito que esa visión tan negativa igual se debe a una necesidad imperiosa de vacaciones estivales.
¿De qué incentivo fiscal hablamos?
Para empezar hablemos del incentivo fiscal: no declarar los rendimientos esos capitales siempre y cuando se mantengan 5 años. Teniendo en cuenta que el máximo de aportación es de 5.000 euros al año, que debe haber un 85% mínimo de capital asegurado, es evidente que la rentabilidad, con los tipos actuales, no puede ser estratósferica, y que por tanto el ahorro fiscal es muy limitado.
No sé ni siquiera si merece la pena hacer ejemplos. Así, supongamos que esos 5.000 euros me han dado un 3%,, 150 euros brutos, sobre los que no se practica la retención del 19% Si entendemos que ese 19% sería el tipo final de la base imponible del ahorro, no me ahorro más allá de 30 euros. Ese es todo el beneficio fiscal.
Es cierto que se va a producir un efecto acumulativo, pero ni aún así será gran cosa. Siguiendo con el mismo ejemplo, y considerando que los intereses se reinserten, en el año 5 es posible que ella horro fiscal se mueva cerca de los 200 euros.
Entre nosotros es realmente escaso, pero es que el planteamiento del ahorro del político y del ciudadano español es tan cicatero que no da para mucho más.
¿Ahorro a largo plazo? Va a ser que no, o el enésimo intento de cargarse los planes de pensiones
Detrás de todo este movimiento se esgrimen las criticas de la Comisión europea, del informe Lagares, do del propio padre del invento, el exministro Solbes a los planes de pensiones. No me voy a repetir en mi opinión sobre los mismos y sobre lo que sustenta todo este movimiento, habiendo dejado bastante clara mi opinión al respecto.
Ahora bien, es francamente risible que, en vez de afrontar aspectos como la copmpetitividad de las gestoras, la fiscalidad de salida, la apuesta por un marco estable fiscal, etc, se cree de la nada un producto de base eminentemente aseguradora tras el enorme fracaso de intentos anteriores como los PIAS, con menos de un millón de titulares (y ya me gustaría ver los importes medios).
Posiblemente, al haber introducido a la banca en el producto, este Ahorro 5 tenga algo más de éxito de colocación que el engendro de los Planes Individuales de Ahorro Sistemático, pero no le auguro tampoco que sea un hit rompepistas.
Llama poderosamente la atención que a un producto a 5 años se le llame de ahorro a largo plazo (entonces el PIAS, con 10 mínimo, no sabría muy bien comed definirlo). Forma parte del mantenimiento de la ciudadanía en al adolescencia financiera. Cinco años, como plazo de ahorro, es una castaña, es un plazo medio-corto, por lo que vincular, como se ha vinculado, la creación de este producto con la reducción del limite de aportaciones de los planes de pensiones es, como mínimo, inconsistente (se me ocurren calificativos peores).
¿Libre para elegir?
Alex critica que el Plan de Ahorro 5 no se constituya bajo una fórmula paraguas , en la que seamos absolutamente libres para invertir en el producto que nos salga del moño, que nos lo vayan a vender paquetizado colocándonos restos de serie financieros de baja calidad.
Partiendo de que uno también es partidario de esa fórmula no creo que en España, al menos, hayamos llegado a toparnos con ese problema. Ojalá fuese ése. Pero me temo que más del 80% de los ahorradores españoles acabarían contratando para esos planes de libre composición lo que le dijesen en la sucursal, en la web del banco, etc. El criterio financiero brilla por su ausencia, y cuando se usa da miedo (estoy pensando en la cantidad de gente que tarde o temprano se va a pillar los dedos con los fondos de renta fija, por tercera o cuarta vez en los últimos 30 años).
Pensemos por un momento en que productos como los Planes de Pensiones o los Fondos de Inversión admiten los traspasos entre gestoras sin peajes fiscales. Eso permite al inversor comparar y decantarse por aquellos con mejor desempeño y que más se amolden a su perfil. La experiencia práctica es que ante eso prima el jamón de regalo, la exención de la comisión de la tarjeta, o simplemente el olvidarse del mismo hasta que empieza a generar minusválidas.
Esta inmadurez financiera explica, entre otras cosas, el fuerte peso de los garantizados y asimilados en España, frente a lo que ocurre en otros países como EEUU (en cualquier caso, me pregunto si en el desarrollo legal y reglamentario de estos planes cabría algún tipo de formula similar a los unit linked)
Como me gustaría que ese fuese el problema. El problema de base, y no de este producto, es, como ya he avanzado en este y en otros posts, la ausencia de una cultura del ahorro financiero en España, y más de una cultura del ahorro a largo plazo.
Conclusión y cierre
En definitiva, y tal y como avanzaba en el primer post, aquí la principal alegría se la va a llevar el sector asegurador, ya que el producto parece diseñado a medida para su cartera de productos.
Es un sector que permanentemente se ha quejado de que se primaba poco fiscalmente a sus productos, y miraba de reojo a los planes de pensiones. A pesar de que, al igual que los bancos, muchas aseguradoras cuentan con gestoras de pensiones, es cierto que no es su producto de referencia, de ahí la presión que ejercieron en su día con los PPA (equivalentes en trato fiscal a los planes de pensiones) y con los PIAS (con un trato fiscal beneficioso en el rescate).
De todos modos, todo esto no es nada nuevo, recordemos aquellos planes de jubilación de los 80 que permitían una deducción en la cuota respecto de la prima y que, con su denominación, jugaban al equivoco con los planes de pensiones. O, posteriormente en los 90, con seguros de prima única con beneficiosos tratamientos fiscales, etc.
Su argumentación, la de UNESPA, es que el ahorro vía seguro no puede dar más rentabilidad que la que el producto en el que invierte que, oh casualidad, suele ser renta fija estatal en gran medida (descontados los gastos y márgenes, se les olvida concretar). Por tanto, si se quiere incentivar el ahorro, según ellos, hay que tirar de herramienta fiscal.
Por el contrario, uno piensa que más allá del tema fiscal, donde lo que se pide a gritos es estabilidad y neutralidad, lo que hay que hacer es fomentar esa cultura del ahorro, una tarea ímproba y desde abajo, desde el propio sistema educativo. Por ejemplo, espero no ver ofertas de Planes de Ahorro 5 de aseguradoras usando el interés técnico en vez del asegurado, como es harto frecuente encontrarte en la red de agentes.
Con independencia de que acabemos viendo un montón de depósitos estructurados mediocres, de seguros de vida simplones, subvencionados por la vía de la fiscalidad, el problema del ahorro no es de producto ni de incentivos fiscales. El problema es de cliente.
Pero como digo, quizás lo que ocurre es que esto para alguien no es un problema, es una ventaja. Un ciudadano con recursos financieros, con ahorro, no es igual que uno que carece del mismo y depende de la "solidaridad" estatal.
En El Blog Salmón | Plan de Ahorro 5: ¿cómo va a funcionar?, Salvados narcotiza a la sociedad sobre el problema de las pensiones, CuenTAEgon no es una cuenta de ahorro
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