La Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) ha hecho público hoy los datos correspondientes a la situación de la telefonía móvil en España del pasado mes de junio. En total se perdieron 159.938 líneas durante dicho mes, de las cuales el 61 % corresponde a líneas de voz y el 39 % restante a datacards. Con ello, se deduce que la crisis económica sigue haciendo mella especialmente en este sector.
Las líneas de contrato crecieron un 3,3 %, cerrando el mes de junio con 2.200.000 líneas menos que el año pasado. Sin embargo, la caída del 15,3 % en el número de tarjetas de prepago, junto con el importante descenso del 26,9 % en datacards, justifican esta pérdida tan importante de líneas en nuestro país. Sólo los Operadores Móviles Virtuales (OMVs) crecieron en número de líneas, ganando casi 197.000. Mientras tanto, los grandes gigantes móviles de nuestro país continúan con su particular descenso hacia el abismo. La que más líneas perdió fue Yoigo, con 121.900 números menos, seguida de Movistar (-102.440), Vodafone (-90.920) y Orange (-40.550).
Parece ser que las recetas aplicadas por estos gigantes tecnológicos no terminan de dar los resultados esperados. Movistar lo intentó con Fusión, producto que pronto imitaron sus rivales en el mercado; Vodafone no deja de recular paralizando decisiones polémicas como cobrar cobrar por su servicio de atención al cliente o por el 4G, eliminar la permanencia en tarifas sin terminar o acabar con las subvenciones de smartphones. Y el mercado sigue moviéndose con pactos inesperados como el de Movistar y Yoigo. Sin embargo, ¿será esto suficiente para frenar la pérdida de consumidores?
En mi opinión, en España se está produciendo un claro cambio de tendencia en este sector debido a la crudeza de la crisis. Por una parte, estamos prescindiendo de segundas líneas móviles que quizás eran más un capricho que una necesidad. No en vano, aún a día de hoy sigue habiendo en nuestro país más líneas móviles (51,9 millones) que habitantes (46,7 millones).
Por otra parte, el mal hacer de los grandes operadores móviles con sus clientes, con precios abusivos (somos el cuarto país de la UE más caro por llamadas de móviles) y servicios de atención al cliente capaces de sacar de quicio a cualquiera, se está traduciendo en una fuga de los mismos hacia unos OMVs más humildes, respetuosos y, sobre todo, baratos. Frenar esta tendencia será difícil y quizás ya sea demasiado tarde para que los Movistar, Vodafone y compañía se pongan las pilas.
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