Europa quiere abandonar a Rusia como proveedor energético. Una decisión que viene motivada por la invasión de Ucrania que ha supuesto cuestionar la seguridad en el suministro que se ha disfrutado hasta la fecha. No obstante, existe dependencia comercial entre ambos países a considerar.
La principal cifra que debemos de tener en cuenta gas es que, en 2021, Alemania importó, en particular, petróleo crudo y gas natural por valor de 19.400 millones de euros, lo que supuso un aumento del 49,5% y representó el 59% de todas las importaciones de Rusia.
Alemania importa alrededor del 60% de su consumo energético, con cuotas de importación de entre el 94% y el 100% para el petróleo, el gas y la hulla. En 2021, el valor de las importaciones de combustibles fósiles y electricidad ascendió a unos 80.000 millones de euros, o algo más del 2% del PIB. La mitad de las importaciones alemanas de gas y hulla, y alrededor de un tercio de las importaciones de petróleo proceden de Rusia.
Especialmente preocupa el gas natural. Países como España tienen asegurado el suministro pues Rusia supone sólo el 8% del gas obtenido -Argelia es el principal proveedor con el 49% del total-, pero tenemos a Alemania, la locomotora europea, que todo su consumo de gas natural está cubierto por importaciones, de las cuales el 55% provienen de Rusia.
La dependencia del gas natural presenta disparidades según el sector analizado. La mayor parte del gas se utiliza en el sector de la calefacción y para procesos industriales, una proporción menor se utiliza para generar electricidad.
Mas allá del gas, alrededor del 45% de las importaciones del carbón minerales hulla de Alemania provienen de Rusia y el país también recibe el 34% de sus importaciones de petróleo de allí. Vale la pena señalar que estas son cifras de 2020, los porcentajes este invierno pasado ya fueron más bajos.
En cuanto al uso de la hulla, el 60% se destinó a la industria del acero y el 62% a la generación pública de electricidad en 2018. El petróleo se utilizó predominantemente (alrededor del 75%) en forma de gasolina y gasóleo.
¿Qué importa Rusia desde Alemania?
En esta relación comercial, Rusia también necesita de Alemania, aunque la dependencia es notablemente menor. La primera economía europea exportó especialmente maquinaria (5.800 millones de euros), vehículos de motor, remolques y semirremolques (4.400 millones de euros) así como productos químicos y productos químicos (3.000 millones de euros) a Rusia en 2021.
Rusia representó el 2,3% del comercio exterior alemán total y estuvo entre los 15 socios comerciales más importantes de Alemania en 2021. Fuera de la Unión Europea, Rusia fue el cuarto país más importante de Alemania para las importaciones alemanas y el quinto país más importante en la importación de productos alemanes en 2021.
Alemania ha conseguido penetrar en el mercado ruso y expandirse. Durante los últimos 24 años las exportaciones de Alemania a Rusia han aumentado a una tasa anualizada del 6,57%.
Sin embargo, la importancia de Rusia para el comercio exterior alemán ha disminuido en la última década. En el año récord 2012, que también se caracterizó por los altos precios de la energía, los bienes comercializados con Rusia representaron el 4,1% del comercio exterior alemán.
Es factible para Alemania cortar el suministro energético de Rusia?
Si Alemania decide embargar las importaciones energéticas rusas o Rusia decide imponer restricciones a las exportaciones como reacción a, por ejemplo, un embargo de las ventas de petróleo, Alemania tendría que compensar la disminución de las importaciones energéticas rusas, ya sea mediante fuentes de suministro alternativas, el cambio de combustible y la reasignación económica, o la reducción de la demanda.
Es probable que los distintos canales funcionen de forma diferente a corto y largo plazo. A corto plazo, el cese de las exportaciones rusas debe compensarse mediante fuentes de energía alternativas de otros países y fuentes nacionales para satisfacer la demanda de electricidad, transporte, calefacción e industria, o mediante la sustitución de la producción de ciertos productos de alto consumo energético por importaciones directas.
A medio y largo plazo, un mayor uso de las energías renovables propias y la mejora de la eficiencia energética pueden contribuir a reducir considerablemente la demanda de energía.
Para empezar, la sustitución de las importaciones rusas de petróleo y carbón no supondrá probablemente un gran problema. Existe suficiente capacidad en el mercado mundial de otros países exportadores de petróleo y carbón para compensar el déficit.
El verdadero quebradero de cabeza para Alemania es encontrar sustitutos a corto plazo para el gas ruso. El gas ruso representa alrededor del 15% del consumo energético total de Alemania.
Mientras que el petróleo y el carbón pueden enviarse desde otros países, la situación del mercado del gas es más compleja. Debido a la red de gasoductos existente y, en última instancia, a las limitadas capacidades de las terminales, una sustitución a corto plazo a través del GNL es un reto, mientras que el aumento de las importaciones por gasoducto desde otros países también está sujeto a limitaciones.
Su opción más viable es que en la Unión Europea se incremente las importaciones provenientes de Noruega, Argelia y Azerbaiyán. Además, parte de este gas tendría que almacenarse antes del invierno para compensar la falta de gas ruso en los meses fríos.
No solo Alemania sufriría el reto del suministro del gas, sino de su precio. Se estaría pasando de los precios contractuales comparativamente baratos con Rusia a los precios al contado del mercado mundial implicaría un aumento sustancial (actualmente se quintuplica) del precio del gas.