La vivienda subió un 11,3% en 2024, apenas igualando precios de 2008. Nuestro problema es de salarios y rentas de las familias

La vivienda subió un 11,3% en 2024, apenas igualando precios de 2008. Nuestro problema es de salarios y rentas de las familias
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La escalada de los precios de la vivienda en 2024 ha vuelto a poner sobre la mesa un debate que parecía olvidado: la accesibilidad a un hogar.

Según los últimos datos, el precio de la vivienda aumentó un 11,3% el año pasado, alcanzando niveles similares a los registrados en 2008, durante el último boom inmobiliario.

Sin embargo, este incremento no se traduce en una mejora de las condiciones económicas para las familias, sino que evidencia un problema estructural: los salarios y las rentas familiares no han crecido al mismo ritmo que los costes de la vivienda.

El problema no es solo el precio de la vivienda, sino la capacidad de las familias para afrontarlo. Mientras que los precios nominales han alcanzado cifras récord, los salarios han quedado estancados en términos reales.

Esto genera una brecha cada vez más amplia entre lo que cuesta acceder a una vivienda y lo que las familias pueden pagar. El resultado es una crisis de accesibilidad que afecta especialmente a los jóvenes y a los hogares con rentas bajas.

El impacto de los precios reales de la vivienda

Uno de los datos más preocupantes es que los precios de la vivienda nueva ya han superado los valores registrados durante el boom inmobiliario de 2008.

Según un análisis realizado por el usuario @Combarro en Twitter, si se toman los precios reales (descontando el efecto de la inflación), la vivienda nueva ha experimentado un aumento del 8,7% en términos reales durante 2024.

Esto significa que, aunque los precios nominales parecen similares a los de 2008, en términos de poder adquisitivo, la vivienda nueva es más cara que nunca.

Este incremento ha sido especialmente notable en comunidades como Andalucía, donde el mercado de la vivienda nueva se ha vuelto prácticamente inaccesible para gran parte de la población.

La combinación de una demanda elevada y una oferta limitada ha impulsado los precios hasta niveles históricos, lo que ha dejado a muchas familias fuera del mercado.

La vivienda usada, aún por debajo del boom

En contraste, los precios de la vivienda usada se mantienen un 30% por debajo de los niveles del boom en términos reales. Esto podría parecer una buena noticia, pero no lo es del todo.

Aunque la vivienda usada es más asequible, su disponibilidad es limitada y no siempre se ajusta a las necesidades de las familias. Además, en muchas zonas, la diferencia de precios entre vivienda nueva y usada se ha reducido significativamente, lo que ha llevado a un aumento de la demanda en este segmento y, por tanto, a un incremento de los precios.

El problema de fondo es que, incluso con precios más bajos, la vivienda usada sigue siendo inaccesible para muchas familias. Esto se debe a que los salarios no han crecido al mismo ritmo que los precios, y las rentas familiares se han visto erosionadas por la inflación y el aumento del coste de vida.

El papel de los salarios y las rentas familiares

Uno de los factores clave detrás de la crisis de accesibilidad a la vivienda es el estancamiento de los salarios. Mientras que los precios de la vivienda han aumentado un 11,3% en 2024, los salarios apenas han crecido un 2,5% en el mismo período. Esto significa que, en términos reales, las familias tienen menos capacidad para comprar una vivienda que hace una década.

El impacto de este desfase es especialmente grave para los jóvenes y las familias con rentas bajas. Según datos recientes, el porcentaje de jóvenes que pueden permitirse comprar una vivienda ha caído en picado en los últimos años, y muchas familias se ven obligadas a destinar más del 40% de sus ingresos al pago de la hipoteca o el alquiler.

La inflación también juega un papel crucial en esta crisis. Aunque los precios de la vivienda han subido un 11,3%, el IPC general ha aumentado un 5,8% en 2024. Esto ha reducido aún más el poder adquisitivo de las familias, que han visto cómo sus rentas se depreciaban en términos reales.

Además, el aumento del coste de vida ha dejado a muchas familias con menos margen para ahorrar. Esto ha dificultado aún más la posibilidad de acceder a una vivienda, ya que los requisitos de entrada (entrada inicial, gastos notariales, etc.) se han vuelto más difíciles de cubrir.

La subida del 11,3% en el precio de la vivienda en 2024 es solo la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. Aunque los precios nominales han vuelto a niveles de 2008, en términos reales, la situación es mucho más complicada para las familias. Los salarios estancados, la inflación y el aumento del coste de vida han creado una tormenta perfecta que ha dejado a muchas personas fuera del mercado de la vivienda.

Para resolver esta crisis, es necesario abordar no solo el precio de la vivienda, sino también las condiciones económicas de las familias. Solo así se podrá garantizar que todas las familias tengan acceso a un hogar digno.

Imágenes | Pixabay, Instagram

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