El BCE se dispone a atacar la inflación. Desde la autoridad monetaria, la última subida de tipos de interés la tuvimos el 15 de junio. En ella los tipos de interés quedaron en el 4% y hoy se espera que veamos una subida adicional de 25 puntos básicos, dejando los tipos en el 4,25%.
Y es que las expectativas inflacionistas siguen siendo altas: esperan que la inflación se sitúe, en promedio, en el 5,1% en 2023, y que descienda hasta el 3% en 2024 y el 2,3% en 2025. Como vemos tanto para el año en curso como para 2024, las expectativas están por encima de los niveles cercanos al 2% en el medio plazo, lo que invita a pensar mayores subidas en lo que resta del año.
Por su parte, ayer, en una decisión trascendental, la Reserva Federal estadounidense incrementó los tipos de interés en un cuarto de punto porcentual, alcanzando así su nivel más alto en los últimos 22 años.
Este cambio significativo deja entrever la posibilidad de nuevos aumentos en lo que resta del año. Se ha llevado la tasa de fondos federales a un nuevo rango objetivo que ahora se sitúa entre el 5,25% y el 5,5%, reanudando una campaña de endurecimiento monetario que se perfila como la más agresiva en décadas.
Este aumento del miércoles llega después de un breve período de calma en la reunión anterior, celebrada en junio, donde se optó por mantener estable la tasa de referencia. Jay Powell, presidente de la Fed, hizo hincapié en que el banco central adoptará un enfoque más gradual en lo que respecta a futuros incrementos de tasas, con el objetivo de considerar cuidadosamente los impactos acumulados de los aumentos previos en meses anteriores, así como las consecuencias de una crisis bancaria regional ocurrida en la primavera.
El objetivo de estas subidas de tipos de interés no es otro que incidir en un encarecimiento de las condiciones de financiación y está afectando gradualmente a toda la economía. Los costes de financiación han aumentado significativamente y el crecimiento de los préstamos se está desacelerando. Esto contribuirá a que la inflación continúe disminuyendo hacia su objetivo, ya que frenará la demanda cada vez más.
Y lo están consiguiendo...
Para ello, observemos uno de los sectores más apalancados de la economía, el mercado de la vivienda. En el mes de mayo, El número de hipotecas constituidas sobre viviendas es de 33.398, un 24% menos que en mayo de 2022, siendo el importe medio de 141.798 euros, una disminución del 4,6%.
Si nos enfocamos en las hipotecas constituidas sobre viviendas, el tipo de interés medio es del 3,15%, lo que representa un aumento de 1,34 puntos en comparación con el mismo mes del año anterior, en una perfecta senda alcista. En cuanto al tipo de interés inicial, el 38% de las hipotecas sobre viviendas son a tipo variable, con un promedio del 2,79%, y el 62,0% son a tipo fijo, con un promedio del 3,40%.
Sin embargo, es importante destacar que la desaceleración en el mercado inmobiliario español es menos severa que la observada en otros países, donde la demanda de hipotecas ha caído aún más drásticamente. A su vez, la escasez de propiedades sigue siendo un problema persistente, ya que la demanda ha superado a la oferta en los últimos años, actuando como un factor que ha frenado la caída de la demanda.
Las familias con una hipoteca variable vinculada al Euribor sufren el golpe
La cara más visible de todos estos movimientos que estamos viendo se muestra en el Euribor. El euríbor definitivo de junio de 2023 ha cerrado en el 4,007%, algo que no pasaba desde noviembre de 2008. El valor provisional de julio se sitúa en el 4,159%.
Es importante tener en cuenta que la subida del Euribor no afecta a todas las hipotecas por igual. Los españoles que en los últimos años se han vinculado a una hipoteca a tipo fijo acertaron. Por el contrario, España integra alrededor de 4,1 millones de hipotecas vinculadas al euríbor y en las revisiones que se están realizando están encareciendo notablemente la cuota hipotecaria.
Según las estimaciones realizadas por Fotocasa, los ciudadanos que tienen hipotecas variables se enfrentarán a un aumento en sus gastos mensuales de entre 124 y 288 euros, lo que significa un incremento anual de 1.400 a 3.400 euros más. Evidentemente, se trata de un golpe que pondrá en apuros a muchas familias, lo que invitará a recortar otros gastos del presupuesto familiar.
Por si fuera poco, en un contexto de inflación acumulada de estos dos años, las familias han visto que los gastos en productos básicos se han incrementado hasta los 3.000 euros anuales. Recordemos que, aunque el IPC está bajando (junio cerró en el 1,9%), el IPC subyacente se mantiene fuerte, ya que en junio fue del 5,9%.
En cuanto a los productos básicos que más suben encontramos el aceite de oliva (32,9%), las pastas alimenticias (21,4%), la harina y otros cereales (14,3%) y la leche (desnatada un 11,7% y entera un 11,4%).