Hace poco tuvimos el resultado del juicio de la guerra de patentes entre Apple y Samsung, acerca de si este último copió en exceso a Apple violando así las patentes sobre diseño físico y de software. La sentencia ha abierto un debate sobre el sistema de patentes que impera en EEUU y en general en todo el mundo occidental, y merece la pena reflexionar sobre él.
Las patentes existen para promocionar la innovación. Si una empresa innova ve protegida esta innovación con una patente, y si otra empresa quiere usar esta innovación tiene que pagar una cantidad a la empresa que innovó originalmente. Esto tiene sentido, ya que incita a las empresas a innovar y a que el mundo progrese.
Patentes, freno a la competencia
Sin embargo tener un sistema de patentes excesivo también frena la competencia. No podemos negar que Samsung ha copiado en muchos aspectos a Apple, pero ¿de verdad es una innovación de Apple que los iconos de las aplicaciones estén dispuestos en una cuadrícula? ¿Es esto una innovación fundamental? No estoy defendiendo a Samsung, es un monstruo de empresa que realmente puede permitirse pagar lo que dice la sentencia sin despeinarse, pero vamos a ir un poco más allá.
Si una empresa pequeña quiere entrar en el mundo de la telefonía móvil, es imposible. Las barreras de entrada son excesivas. Hay tantas patentes por aspectos tan nimios que es un suicidio. En cualquier momento te pueden denunciar por cualquier cosa y estás arruinado. Esto frena la competencia. De hecho hay empresas con tantas patentes (como IBM) que cuando quieren comprar una empresa pequeña simplemente sacan su cartera de patentes y amenazan con denunciar si no venden.
Patentes, desperdicio de recursos y protección a empresas que no lo merecen
También tenemos otro aspecto y es la cantidad de recursos que tienen que invertir las empresas en evitar patentes de otros fabricantes. Por ejemplo Google, con Android (el sistema operativo que usan los móviles Samsung) ha cambiado muchos aspectos últimamente para evitar patentes de otros competidores (como Apple). Un ejemplo es “el efecto rebote” de cuando llegas al final de un menú. Ahora en lugar de un rebote se ilumina esa parte de la pantalla. Un aspecto que puede parecer insignificante, pero que requiere muchos recursos de abogados y programadores evitando juicios en lugar de innovando realmente.
Hay empresas que en su día lo hicieron muy bien en este sector, como Nokia y Blackberry. Hoy en día están de capa caída, pero siguen cobrando por hacerlo bien hace años, ya que tienen muchas patentes. Estamos premiando a empresas que son un desastre, que no saben adaptarse al mercado e impidiendo a otras empresas a que ocupen su lugar. Con este sistema de que todo es patentable estamos impidiendo la innovación.
Patentes, conclusiones
Tenemos un sistema de patentes que ahora mismo sólo permite meterse en ciertos mercados a empresas realmente monstruosas. Dejamos fuera mucha innovación y protegemos a empresas que en el pasado lo hicieron bien y ahora no. El objetivo del sistema de patentes no es ese y hay que hacer cambios para impedir este uso.
Por cierto, el problema de las patentes no es nada nuevo. En su día Graham Bell tuvo que pasarse más tiempo lidiando en litigios sobre patentes que innovando su invento (o el de otros). Las patentes se han usado y se siguen usando como mecanismo legal de protección de industrias locales. Y eso es impedir la competencia.
En El Blog Salmón | Samsung pierde una batalla contra Apple por plagio
En Xataka Android | El veredicto Apple contra Samsung, a fondo