Desde el año 2104, la lira turca mostraba una senda encaminada hacia la depreciación. No obstante, durante el actual ejercicio, la divisa está experimentando un fuerte hundimiento que está haciendo entrar en pánico a los inversores del país. Es más, el pasado viernes, el cruce lira turca frente al dólar estadounidense perdió un 13,31% -el mayor batacazo diario de su historia-, y esta mañana nos levantamos con una caída del 9,20%, después de las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos.
Si al finalizar 2017, por cada lira turca se pagaban 0,2648 dólares estadounidenses, en este momento, cada lira equivale a 0,1406 dólares, lo que supone una de las depreciación acumulada del 46,82%, siendo una de las caídas de la divisa más rápidas durante un ejercicio que ha vivido el país en su historía económica más reciente y dejando a la divisa en sus mínimos históricos.
Pero, ¿Qué está pasando en el mercado de divisas para que se produzca semejante varapalo en tan poco tiempo en una divisa? ¿Puede tener consecuencias más allá?
¿Por qué se está hundiendo la lira turca?
Los mercados emergentes se han estado endeudando en tiempos de dólar barato hasta acumular una deuda denominada en dólares de 3,7 billones de dólares. Cuando la Reserva Federal ha hecho un giro en su política monetaria, se han empezado a manifestar algunas consecuencias.
El fortalecimiento del dólar estadounidense desde mediados de abril ha conducido a una fuerte depreciación de las divisas emergentes y a un descenso significativo de las reservas de divisas, lo que ha incrementado los riesgos crediticios para aquellos con grandes necesidades de financiación externa.
Aquellos países que presentan grandes déficits en cuenta corriente, altos pagos de la deuda externa y una importante deuda pública en moneda extranjera están más expuestos al impacto de un dólar estadounidense más fuerte.
Turquía cuenta con una balanza de cuenta corriente negativa histórica. Además, tiene una exposición en su deuda de 200.000 millones de dólares y según los analistas, por cada 100 puntos básicos de incremento en los bonos estadounidense a diez años, el servicio de la deuda turca asume un encarecimiento de los intereses equivalente al 0,2% de su PIB.
Aunque las necesidades de endeudamiento externo del propio Gobierno son relativamente bajas, el país en su conjunto tiene necesidades de financiación externa muy importantes, dados los considerables déficits de la balanza por cuenta corriente, la madurez de la deuda a largo plazo y los altos niveles de deuda a corto plazo. Esta exposición externa ha seguido creciendo durante el último año y se espera que continúe haciéndolo.
Existe un problema con la deuda externa. Las reservas de divisas de Turquía comparadas con los pagos de deuda vencidos en el próximo año ya parecían insuficientes. Como proporción, esas reservas ya estaban por debajo del 90% de la deuda vencida del país en 2018. Simplificando... Sin acceso a los mercados de préstamos o sin generar reservas adicionales, en teoría incumpliría los vencimientos de la deuda.
A todo ello, la inflación ha estado siendo alta y creciente en los últimos años, al mismo tiempo que la autoridad monetaria poco ha hecho para promover la estabilidad de los precios. Desde 2017, el ritmo de subida de precios a los consumidores escaló por encima de los dos dígitos, y el último dato del IPC ha sido del 15,85%, unos niveles no vistos desde 2003.
Si a todo ello, le añadimos la continua pérdida de fortaleza institucional -la represión legal del gobierno desde el fallido golpe de estado de julio de 2016-, la mayor erosión de la eficacia de la política monetaria y los nuevos retrasos en la aplicación de las reformas económicas estructurales fundamentales, como resultado tenemos el hundimiento de la lira turca.
Implicaciones para emergentes
La caída de la lira turca ha desencadenado una oleada de ventas entre los activos de los mercados emergentes, reavivando el fantasma del contagio que ha sido el Talón de Aquiles durante décadas.
Aunque los efectos de onda expansiva pueden no ser todavía de la escala de las tormentas financieras de 1997-2000 o del colapso financiero mundial de 2008-2009, la venta aparentemente indiscriminada de mercados emergentes en lugares tan lejanos como Sudáfrica, Rusia y México quedó clara la semana pasada a medida que se profundizaba la crisis de Turquía.
A principios de este año había esperanzas de que este tipo de contagio se hubiera disipado, con pocos efectos indirectos de una crisis en un país, como Argentina o Brasil, sobre la clase de activos en su conjunto.
Pero lo cierto es que el viernes pasado con su mayor caída de un día desde la crisis financiera, otras monedas como el rand sudafricano y el real brasileño siguieron su estela. Fue el primer signo real de contagio 'intra emergentes' desde 2013, cuando los mercados se asustaron ante la perspectiva de que la Reserva Federal redujera su estímulo económico.
La exposición a Turquía se penaliza: El BBVA cae más de un 20% en lo que va de año
A todo ello, el Banco Central Europeo ya ha manifestado la preocupación sobre por la exposición de los bancos de la Eurozona en Turquía. Para ser más precisod, está preocupado principalmente por BBVA, UniCredit y BNP Paribas que encuentran entre las mayores operaciones en Turquía, aunque la contribución de sus filiales locales al balance general es relativamente modesta.
El problema es que una revisión de la supervisión por parte del BCE todavía no ve el tema como crítico, pero le preocupa que los prestatarios no puedan ser protegidos contra la debilidad de la lira, una preocupación ya que los préstamos en moneda extranjera representan alrededor del 40% de los activos del sector bancario turco.
Y los bancos españoles son los más expuestos. Según el Banco de Pagos Internacionales, Los bancos españoles tienen los niveles más altos de exposición en Turquía, casi el 5% del total de los prestamistas en el extranjero, seguidos por los bancos italianos con un 2%.
Y aquellos bancos más expuestos a Turquía están sufriendo... En la última sesión del viernes, las expectativas de los inversores actualizaron la situación de los activos del BBVA en Turquía. La entidad presidida por Francisco González fue la entidad española que más sufrió en bolsa con una caída del 5,16%, quedándose en mínimos de hace dos años. Desde el mes de enero, el valor bancario asume unas pérdidas del 20,70% -se encuentra en mínimos anuales-,colocándose como el tercer valor más bajista del Ibex, mientras que el selectivo bursátil español ha retrocedido un 4,40%.
¿Cuál es el problema para el BBVA? Durante el periodo 2011-2017, el BBVA hizo una ambiciosa apuesta por el mercado turco, invirtiendo más de 7.000 millones de euros en Garanti, el banco más grande en capitalización bursátil de Turquía hasta el 49,85% y el hundimiento de la lira turca que estamos viendo, se traduce en una depreciación de la valoración de la entidad que actualmente los inversores del BBVA están descontando.