Hacía décadas que el mundo no se encontraba en una situación como la actual. Una calma tensa avivada por diferentes conflictos bélicos y un nuevo presidente de EEUU que ha regresado a la Casa Blanca dispuesto a agitar el avispero. Y desde todos los puntos de vista posible, también desde el tecnológico.
La rivalidad del país que preside Donald Trump y China es prácticamente histórica. Y su lucha por la supremacía tecnológica ha dado un paso más con la irrupción en nuestras vidas de la inteligencia artificial. EEUU se colgó primero la medalla, pero China no ha tardado en replicar consiguiendo su propia IA que, también, no deja de crecer.
Tal es el éxito de DeepSeek, el gigante asiático ha sido contundente: sus creadores tienen prohibido viajar al extranjero. No quieren que nadie les `robe´ a sus genios, que estos sean `contaminados´ con información extranjera y que se centren en aplicar y desarrollar su talento en China.
La Guerra Fría ha vuelto
Esta prohibición ya recuerda al ambiente que se vivía en plena Guerra Fría. Un enfrentamiento político, social, económico, militar, ideológico y propagandístico que tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial entre dos bloques principales, el occidental o capitalista, y el oriental o comunista. Y que se extendió, sobre todo, desde mediados de los años 40 hasta bien entrada la década de los 80.
El contexto actual recuerda cada vez más a los aires que se vivían en esa época, centrado eso sí en la preponderancia de la inteligencia artificial. Una nueva tecnología que no solo representa una supremacía comercial y económica concreta, sino también un liderazgo sobre la tecnología de defensa, vigilancia y automatización.
DeepSeek, la IA que desafía a Occidente
DeepSeek desarrollado por una pequeña empresa China, ingresó al mercado como alternativa del chat de código abierto de OpenAI, ChatGPT. Esta IA ofrece una interfaz similar gratuita y ha sido desarrollada con una inversión significativamente menor que la estadounidense.
El éxito de China en la innovación de la IA tomó por sorpresa a los ejecutivos de la industria tecnológica occidental e hizo caer las bolsas de forma alarmante. China enfatizó su inversión en infraestructura de IA e incentivó el nacimiento de startups y centros de investigación de IA dentro de su territorio para reducir su dependencia extranjera, o sea de EEUU.
La eficacia de DeepSeek para procesar lenguaje natural ha suscitado interés también fuera de China y ha generado un intenso debate en Occidente sobre ciberseguridad y una posible regulación internacional más estricta.
Viaje restringido para los desarrolladores de DeepSeek
Las autoridades chinas han restringido a sus mejores empresarios y analistas de IA, incluidos los dueños de DeepSeek, sus visitas fuera del país. El gobierno argumenta que quieren proteger su innovación y no quieren que otros países se beneficien de la información.
Una decisión que también está motivada por una creciente preocupación por espionaje y el hecho de que los analistas de IA puedan ser tentados para trabajar en otro país. Una restricción que, por tanto, confirma cuánto importa la IA en la actualidad y cómo China quiere mantener en un futuro cercano el control total sobre este sector tan relevante.
La reacción de EEUU
Y claro, EEUU no ha tardado en reaccionar, extremadamente molesto después de ver cuánto ha progresado China en IA en cuestión de meses. Temen que DeepSeek pueda ser una amenaza para la seguridad nacional en términos de violación de la privacidad y la ciberseguridad. Y, cómo no, también una amenaza económica.
Como resultado, la IA en EEUU también se restringirá debido a que la administración Trump está de acuerdo con implementar restricciones en el país para desarrollar nuevos avances en esta tecnología, pero ¿funcionará?
Cabe recordar que la administración Biden ya impuso sanciones que limitaban el acceso de China a la tecnología avanzada del país, como semiconductores y máquinas de fabricación de chips. El objetivo era llevar al país a una posición de subdesarrollo, sin embargo, tuvo el efecto contrario. De hecho, EEUU intentó presionar a otros países para que siguieran su ejemplo y que no exportaran tecnología china.
La competencia por la supremacía de la IA
Los esfuerzos de China y Estados Unidos por liderar la IA han intensificado, más si cabe, la competencia entre estos dos países. China tiene un objetivo: convertirse líder económico mundial para 2030 y, cómo no, Estados Unidos no quiere oír hablar de ello.
Las acciones de las grandes tecnológicas estadounidenses han disminuido considerablemente como resultado de la competencia emergente de la IA más barata y más eficiente de China.
Mientras que Estados Unidos y la Unión Europea estudian propuestas normativas basadas en la preocupación de la proliferación de IA con amenazas potenciales para la seguridad y la privacidad del usuario.
Y de fondo, la comunidad tecnológica internacional que se enfrenta el problema de evitar que tal competencia fomente el conflicto en lugar de la innovación y el desarrollo de una tecnología positiva para todos.
Esta nueva Guerra Fría no ha hecho otra cosa que empezar.
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