Ayer hubo una noticia que aunque no salió publicada en la sección de economía de los diarios, puede tener una reflexión muy interesante desde el punto de vista económico. El Ministerio de Medio Ambiente propone gravar el consumo excesivo de agua de las familias. Propone además que el límite sea de 60 litros de agua por persona y día. Según el INE el consumo de agua doméstico es de 171 litros por persona y día. Parece que este límite es bastante bajo, aunque si lo que queremos es reducir el consumo de agua el límite debería estar por debajo de la media, para incentivar el ahorro. Pero no voy a entrar en cuál debe ser dicho límite, lo cual es en sí una gran fuente de discusión. Me voy a centrar en otro tipo de críticas que ha recibido la propuesta.
Dice mucha gente (no hay más que ver los comentarios que han dejado sobre la noticia los lectores de 20 minutos) que la medida afecta a las personas que tienen menos dinero, pues las clases altas podrán pagar sin problemas los nuevos precios y no se preocuparán de ahorrar agua. Yo no puedo estar más en desacuerdo. Está claro que incrementar los precios a partir de un consumo determinado reduciría la demanda, sobretodo si las subidas son fuertes. Pero es que además se podría poner el segundo tramo (ese que empieza a partir de los 60 litros por persona o la cantidad que se determine finalmente) por encima del precio de coste. Es decir, el primer tramo es una necesidad, todo el mundo necesita agua para beber, asearse, lavar la ropa... podría estar subvencionado por la gente que consume más agua de la necesaria.
Esto me recuerda también a la idea de poner peaje a la entrada de las ciudades. Hay un recurso escaso, que son las vías de entrada a las ciudades, la capacidad de absorber tráfico. Si pones un peaje no todo el mundo podrá ir en coche a trabajar, es cierto que puede parecer discriminatorio. Pero con dicha medida los que sigan usando el coche están financiando el transporte público del resto de la gente, además de aligerar el tráfico para que éste funcione mejor.
Con el agua es lo mismo. Los que consuman de más estarán financiando plantas desaladoras, trasvases, incluso si hace falta traer agua en camiones de países que la tengan en abundancia (es un ejemplo exagerado). Si lo pagan y si además pagan los gastos de mantenimiento de la red que otra gente no puede pagar pero necesita... ¿por qué oponernos a esta medida?
Vía | 20 Minutos