Tal y como me comprometí me he leido este verano Defending the Undefendable, Defendiendo lo Indefendible, de Walter Block. Se trata de una edición en inglés, distribuida en pdf por Mises.org. (NdE: recientemente Editorial Innisfree ha publicado una edición en castellano, tanto en formato físico como en ebook, por lo que ya no tenéis excusas por tema idiomático). ¿Mis impresiones? Una excelente libro de divulgación económica, provocador como ya intuía en mi post anterior. Y cuando digo provocador lo digo hoy, ya que en 1976 ese término se debía quedar corto a más no poder en una sociedad donde el liberalismo tenía todavía menos presencia que hoy, a pesar de los esfuerzos de algunos divulgadores.
El el libro, Walter Block defiende a personajes, oficios, arquetipos económicos que suelen ser vilipendiados, criticados, y en muchos casos penalizados, agrupados en 8 secciones por tipo de actividad: prostitutas, chulos, machistas, traficantes de droga, drogadictos, chantajistas, el difamador, los opuestos a la libertad de expresión, el publicista, el catastrofista, el taxista ilegal, el revendedor de entradas, policía corrupto, el falsificador de moneda, el rácano, el heredero, el préstamista, el que no hace donaciones a ONGs, el cascarrabias inmobiliario, el arrendador de viviendas humildes, el comerciante del Gueto, el especulador, el importador, el intermediario, los mineros a cielo abierto, los contaminadores, los fabricantes que apuestan por la obsolescencia programada, el capitalista, el esquirol, el trepa y el empleador de niños.
Para ello, para poder ejercer su defensa, Walter Block parte de si sus actividades cumplen o no el principio de no agresión. Si no ejercen la fuerza con respecto a terceros se trataría de actividades que deben ser permitidas. Más allá del juicio moral que nos suponga, el Derecho no pintaría nada aquí.
Es más, Block afirma, que muchos de ellos contribuyen al bien común, al progreso económico, que cumplen una clara función social. Evidentemente, esta labor no la hacen por altruismo, por convicciones ideológicas, pero es es lo de menos, lo importante es que lo hacen, y lo hacen bien.
¿Mi opinión? El libro me ha gustado mucho, se lee fácil, y como digo, en el 2012 mantiene aún su punto de irreverencia. Seguramente esto se debe a que si bien parece que el pensamiento único keynesiano-intervencionista se ha resquebrajado, lo políticamente correcto se ha enseñoreado del mundo de la comunicación.
Cómo imaginareis no todo me ha agradado de igual modo. Si bien desde esta página he defendido el papel de los especuladores, de los intermediarios, de los usureros, etc, se me hace cuesta arriba el entender su defensa, por ejemplo, de casos como el del policía corrupto. la sensación que me queda es que, como la propia existencia de esta figura cuestiona y socava el papel del Estado, al cual Block se la tiene jurada, es bueno. Algo así como el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Y me temo que no es tan fácil, que ese policía corrupto, sin la cobertura de su placa estatal, jamás sería otra cosa que un matón de medio pelo.
Otro tanto ocurre con su defensa de los contaminadores, o más bien ataque contra aquellos que los persiguen. Me cuesta entender que no vea conculcado aquí el principio de no agresión. Que el Estado sea uno de los principales agentes contaminadores no da cobertura al resto. Parece como si el e hecho de oponerse a la regulación fuese de por si bueno. Y no lo es.
En otras ocasiones tengo la sensación e que se olvida que también existe el llamado mercado electoral. Cuando afirma que un acosador, un machista, que trabaje para la Administración no tiene alicientes para dejar de serlo, se olvida de la presión pública sobre los políticos, y de como los clientes/electores es posible que no lo compartan.
Pero en general la impresión es muy positiva. hay algunas perlas de lo más interesantes:
- Su defensa de la usura, su negativa a admitir una suerte de conspiración contra los pobres.
- Su visión de las contribuciones a ONGs y a la Caridad como una suerte de compra de los líderes de los más pobres.
- Su ataque al control de precios en materia de alquileres, que lleva a la selección negativa de clientes, a desear que estos se lleven.
- Su recordatorio de que el especulador público también existe, pero que a diferencia del privado, no paga por sus errores.
- Su crítica a la teoría de la obsolescencia programada, que, aunque muchos se sorprende arrancó en los 60.
- Su crítica a la Ley del salario Mínimo, como elemento generador de desempleo.
- Su Teoria de la Emancipación para determinar cuando alguien puede ser considerado mayor de edad: cuando este en disposición de ganarse la vida por si mismo.
Si a más de uno le levantan ronchas estas afirmaciones, estoy seguro de que Block habrá cumplido con su objetivo.
PD: Lamentablemente en la obra no he encontrado su defensa del contrato de esclavitud, y mira que tenía ganas de comprobar como lo justificaba al detalle.
Más información | Defending the Undefendable
En El Blog Salmón | Walter Block defendiendo lo indefendible
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