Olvidar lo más básico es algo demasiado habitual en el mundo de las finanzas y empresa. Además en las finanzas personales tampoco es raro que nos olvidemos de aquello de lo que no nos deberíamos de olvidar, de que se trata de gastar menos de lo que se ingresa.
Por supuesto que hay mucho más: fiscalidad, mejorar nuestro sueldo, inversión, encontrar resquicios de ahorro, saber gastar, etc. Pero lo básico es gastar menos de lo que se ingresa, si no cumplimos esta regla todo lo demás puede ser simplemente parches.
Sí es cierto que la tributación de hacienda puede ser mejor o peor en una comunidad autónoma u otra, que es posible ahorrar comprando un coche nuevo o muebles, pero ahorrar un 20% en una compra grande que no nos podemos permitir no es un ahorro, simplemente se trata de un menor gasto.
El problema creo que psicológicamente nos negamos a evitar esto, porque es la parte más difícil. Al igual que para adelgazar hay que reducir las calorías ingeridas y hacer más ejercicio (salvo problemas médicos), esta es la parte más complicada. En cambio solemos preferir oír que una dieta rica en alcachofa nos va a permitir lucir palmito en apenas un par de meses, lo justo para el verano.
A veces olvidar lo básico es justificarnos a nosotros mismos nuestros errores o nuestra falta de interés en sacar adelante lo más difícil. Es cierto que hay trucos, atajos, y ayudas, pero en realidad la decisión es que se trata de andar cuesta arriba y no cuesta abajo. Mientras que no paremos y empecemos a subir en vez de bajar, los trucos y atajos son irrelevantes.
En El Blog Salmón | Minimalismo en la economía doméstica
Vía | Get Rich Slowly
Imagen | Jörg Reuter