Antes de que nazca un hijo, empezamos a pensar en los gastos, como el carrito, la sillita de bebé o la cuna. La pregunta es ¿estamos pensando sólo en bienes de consumo o también en una vida financiera?
El mejor momento para empezar a invertir fue ayer y el segundo mejor es hoy. Cuando un niño nace los padres más interesados en las finanzas se preocupan si es buena idea empezar a invertir en nombre del hijo. Posiblemente lo sea, la cuestión es si cuando esos fondos pasen a estar disponibles, estará listo para usarlos correctamente.
Ventajas de que los hijos tengan una cuenta de inversión
La primera ventaja de todo, el tiempo. Tener dieciococho años por delante para capitalizar. Hace unos diez años empecé a invertir algo de dinero, y aunque poco he visto como se ha multiplicado. Si le pudiera poner a mi hijo al nacer una cantidad en un roboadvisor (para no tener que pensar mucho) dieciocho años para financiar los estudios o tal vez treinta para financiar la entrada de la primera vivienda puede ser una diferencia brutal gracias a la magia del interés compuesto.
La segunda ventaja que veo, los niños de hoy en día tienen demasiados juguetes. Mi madre decía lo mismo de mí hace una décadas, pero hoy en día veo a los niños con decenas de juguetes que ni siquiera miran. Plástico barato de usar y tirar, da pena el derroche económico y de recursos, cuando acaban jugando siempre con los mismos. Se les puede explicar a tíos y abuelos que tal vez no tiene sentido poner dinero en esas cosas y sí en una inversión que le pueda ayudar en el momento en el que vaya a necesitarlo de verdad. Una tarea difícil, pero no la veo imposible.
La tercera ventaja, la educación. Se puede explicar a partir de cierta edad cómo va evolucionando el dinero invertido, y que vean cómo ha evolucionado el dinero desde que nacieron. Se les puede explicar modos de inversión, por qué elegimos ese.
La cuarta ventaja es la fiscalidad. No es lo mismo para nada que se guarde ese dinero que tener que pagar un impuesto si al final ahorramos nosotros a nuestro nombre e invertimos pensando en los hijos que si lo hacemos directamente a su nombre.
La quinta ventaja es que no suelen tener comisiones, saldos mínimos o requerimientos excesivos.
A pesar de eso no pienso abrir una cuenta de inversión nada más nacer ¿por qué?
La gran desventaja es que los niños crecen
La principal desventaja que veo es que a los dieciocho se deja de ser un menor y se pasa a ser un adulto con todas las implicaciones legales que esto tiene. Entre otras que el dinero pasa a ser del menor ya adulto, y los padres no pueden hacer nada sobre el mismo.
Aunque a los dieciocho hay personas que son extremadamente responsables, también las hay que no lo son, que sus hormonas les indican la conducta. Eso puede ser un importante problema, especialmente si se encuentran una cantidad respetable de dinero justo a los dieciocho.
Además, no me puedo fiar de cómo éramos los padres a los dieciocho para predecir el comportamiento de los hijos. He visto a hijos muy irresponsables de padres que a los dieciocho eran muy responsables. Me han contado historias de hijos de empleados de banca yendo a sacar los ahorros que les consideraron los padres, mientras que sus padres al otro lado del teléfono pedían a su compañero que incumpliera su obligación. Haber sido responsable financieramente en la post adolescencia, no garantiza que los hijos lo vayan a ser en el futuro.
Aunque el dinero a los dieciocho puede ser muy útil si se dedica a estudios o incluso a un primer coche, también pueden ser contraproducentes. El primer coche puede ser poco adecuado para un conductor novel y que le lleve a un accidente. El querer experimentar y tener dinero disponible puede llevar al uso y abuso de sustancias, etc. Existen una serie de problemas que se pueden agravar si hay dinero por en medio.
En un episodio de The Big Bang Theory, el personaje Howard Wolowitz dice “si me disculpas, tengo bonos del Bar Mitzvah que canjear”, acompañado de una chica atractiva que básicamente estaba con él porque le compraba cosas. El Bar Mitvah es una celebración a los trece años en la que los chicos judíos pasan a ser parte de la comunidad como adultos y en la que se suele regalar dinero al nuevo adulto.
Como ha comentado nuestro ex-compañero del blog IC, nos falta una figura en el ordenamiento jurídico español similar al trust anglosajón que permita que los hijos no puedan usar dichos bienes hasta cierto momento, como los 30 años donde ciertos impulsos se han calmado. De hecho, las constituciones de muchos países obligan a tener cierta edad para alcanzar ciertas posiciones de poder, como la de EEUU, que exige que el candidato tenga al menos 35 años.
Entonces ¿qué hacer? Lo que se me ocurre es invertir nosotros a nuestro nombre y de ese modo tener un fondo de “dinero para hijos” separado del resto. Pero estoy seguro de qué los lectores en los comentarios tienen más soluciones.
Pregunta a los lectores ¿abrirán o no una cuenta de inversión a sus hijos al nacer? ¿cómo piensan evitar que hagan mal uso de ese dinero?
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