Iniciamos 2021, un año que busca tratar de dejar atrás los puntos más oscuros de la pandemia, con la esperanza de que pueda suministrarse la vacuna a la población y así combatir la pandemia. De ese modo, se pretende reducir medidas restrictivas como el distanciamiento social o los cierres perimetrales y regulaciones específicas que han impacto duramente en la economía.
Cometeríamos un error si pensáramos que todo ya ha acabado, no es así. Según las palabras del propio Gobierno, enero y marzo de 2021, se afronta un suministro inicial muy limitado de dosis de vacunas. En esta fase la estimación existente es que quedarían inmunizados 2,5 millones de españoles.
En una segunda etapa, entre mayo y junio, se incrementarán progresivamente su número y el de personas a vacunar, y en la tercera se aumentará el número de dosis y vacunas disponibles para cubrir a todos los grupos prioritarios. En esa visión para la temporada de verano, con el mes de agosto como objetivo, podríamos alcanzar al 70% de la población vacunada.
Todo ello tiene un coste, aunque en este caso debería enfocarse como una inversión. En ese caso, la Ayuda a la Recuperación para la Cohesión y los Territorios de Europa (REACT-EU) contaría con una dotación de 2.423 millones de euros.
Es un año que sigue habiendo una elevada dosis de incertidumbre por la vacuna y otros elementos como la cepa británica que se está extendiendo. Debido a este escenario junto a la vacunación progresiva, es probable que hayan pocos cambios en nuestro modo de vida actual e, incluso, que algunos cambios en la economía se vayan a volver permanentes. La gente se ha acostumbrado a realizar reuniones a través de Zoom, trabajar desde casa y a las compras online. La crisis ha provocado un cambio en las preferencias que es poco probable que se invierta con el fin de la pandemia.
Esto significa que las economías tendrán que someterse a una serie de cambios para reasignar los recursos. El FMI, por ejemplo, apunta a que el empleo tendrá que pasar permanentemente de los sectores que se están reduciendo (como el de los viajes) a los que están creciendo (como el comercio online).
Y es precisamente en este punto en que el Gobierno tiene la potestad para no poner frenos a estos cambios. Una vez que una vacuna existe y la crisis ha disminuido, se hace más claro qué cambios puedan ser de carácter permanente. Con una tasa de desempleo por encima del 16%, es de vital importancia apoyar a los trabajadores para su reciclarse y trasladarse a sectores en crecimiento. Empleo que se destruye en el sector de las aerolíneas y puede reciclarse en el sector sanitario u otros sectores en crecimiento.
Sin embargo, la apuesta ha estado dirigida al asistencialismo y los planes del Gobierno para "salvar" la economía no han sido muy efectivos. El Tesoro español ha tenido que hacer una emisión de deuda neta por importe de 109.922 millones de euros llevando a la deuda pública por encima del 120% sobre PIB y la economía se ha terminado hundiendo un 12,8%, el peor comportamiento entre los países desarrollados.
Con el escenario negro vivido, tras todas las dificultades para el sector privado, el Gobierno cuenta con unos Presupuestos propios en los que se olvida se la era Montoro y, en ellos, su objetivo es simple hay subir impuestos, ese es el plan para apoyar la economía.
Se apuesta este año por más impuestos y no todos se focalizan en atacar a los "ricos", como si los grandes patrimonios y las grandes empresas no fueran vitales en un entorno de recuperación. Tenemos reducciones en desgravaciones en los planes de pensiones, se gravarán los residuos y los envases de plástico de un solo uso, Tasa Tobin, Tasa Google, bebidas azucaradas se incluirán en el tipo general del IVA (subida de once puntos) y subida de dos puntos para gran parte de las pólizas de seguros.
Parece que se persiga asestar un golpe de gracia para el sector de la hostelería que ha visto como en 2020 se ha desplomado la facturación respecto al año anterior superior al 50%, con pérdidas que podrían llegar hasta los 67.000 millones de euros. En el conjunto del año se prevé una pérdida de empleo de entre 900.000 y 1,1 millones de puestos de trabajo, entre directos e indirectos.
Hoy este es un sector de riesgo, en el que potencialmente puede seguir sufriendo con las medidas restrictivas y, para más inri, se verán castigados ya que deberán subir precios en el caso de bebidas azucaradas (Alemania que bajó el IVA a la hostelería del 19% actual al 7%) y afrontar más costes por las pólizas de seguro contratadas.
Para muchas empresas el bote de salvación es poner sus productos en venta en la plataforma Amazon. Con la puesta en marcha del impuesto a los servicios digitales, se busca poner frenos a sus ventas online porque esa subida se repercute directamente con la subida de sus tarifas. Ya hemos visto subidas proporcionales en el Reino Unido, Italia, Austria o Turquía.