Cada vez más colegios y profesores ven niños que ya no saben escribir a mano. Y es crítico que sepan y lo practiquen a menudo

Cada vez más colegios y profesores ven niños que ya no saben escribir a mano. Y es crítico que sepan y lo practiquen a menudo
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La digitalización está trayendo numerosos beneficios a la sociedad, aunque también, indirectamente, está reportando que las nuevas generaciones pierdan destrezas y habilidades básicas como la lectura y la escritura. En diferentes niveles de enseñanza se aprecia cómo los más pequeños presentan cada vez más problemas para escribir con soltura, lo que hace necesario que su práctica no se desvirtúe.

El problema reside en la educación que se da por parte de los padres. El hecho de permitir el acceso de los niños a dispositivos móviles, especialmente táctiles, hace que dejen de esforzarse por desarrollar sus habilidades psicomotrices y su intelecto, descuidando la escritura y viéndolo como algo pesado e innecesario.

Pero este problema no solo afecta a los niños. Se escribe a mano menos que nunca, y eso quedó reflejado en un estudio realizado en 2015 por IPSOS, el cual certificó que el 75% de los españoles escribía a diario con un teclado, relegando a un segundo plano el lápiz y el papel. Además, la cifra entre los jóvenes de entre 16 y 24 años aumentaba hasta el 91%.

Por su parte, la neurocientífica y profesora de la Universidad de Bloomington, Karin James, realizó un estudio con niños que no sabían leer y llegó a la conclusión de que los niños que trabajaron con letras escritas a mano mostraron modelos de activación cerebral parecidos a las personas alfabetizadas. No obstante, entre los que usaron las nuevas tecnologías, se apreció un modelo de respuesta distinto.

De igual modo, otro estudio realizado por la Universidad de Indiana concluyó que los niños que escriben a mano aprenden a leer más rápido y son capaces de retener información y nuevas ideas con más facilidad.

Las dificultades entre los estudiantes con problemas de escritura

Las dificultades del aprendizaje (DEA), como alteraciones neuropsicológicas, afectan a la lectura, la escritura y el cálculo, siendo las responsables del 65% de los casos de fracaso escolar en España. Este dato es aportado por Laura Sánchez, directora del ‘Máster en Dificultades del Aprendizaje y Trastornos de la Comunicación en Contextos Socioeducativos’ de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).

La escritura ilegible surge principalmente en la fase inicial de lectura y se perpetúa en la etapa más compleja si no se trabaja desde el inicio del aprendizaje de la escritura. Presenta problemas con la formación inadecuada de los grafemas al escribir, haciendo la letra b como su fuese a escribir el número 6. De igual modo, la secuencia y dirección de los trazos son inadecuadas, el tamaño de las letras desproporcionado y el espacio entre palabras erróneo. También es común escribir letras incompletas o invertidas e, incluso, omitir y confundir letras.

A los profesores y colegios les preocupa seriamente que, más allá de los trazos ilegibles, se genere un problema de escritura como consecuencia de una falta de vocabulario. De ahí que surjan problemas serios para organizar las palabras en la oración, ausencia de signos de puntuación y falta de acentos.

Los niños presentan problemas en sus destrezas. La coordinación ojo-mano (destreza visomotora) para realizar tareas como escribir, es fundamental para perfeccionarla. Además, se precisa de una coordinación bilateral, ya que usaremos los dos lados del cuerpo para escribir. Con una mano se sostiene el lápiz y se escribe y con la otra se sostiene el soporte. De este modo, los dos hemisferios del cerebro se integran para que ambos lados del cuerpo trabajen de manera coordinada.

Las causas de este problema

Los profesores tienen cada vez más dificultades para enseñar a los más pequeños a escribir. La principal causa es la exposición a temprana edad, y de forma excesiva, a aparatos tecnológicos. Al no adentrarse en actividades básicas no pueden desarrollar sus destrezas motoras finas y visomotoras, siendo sustituidos juegos de manualidades por juegos electrónicos y vídeos desde la infancia.

Un problema es que no se enseña caligrafía. Ya no se practica la forma de escribir correctamente las letras y que éstas sean legibles en cuanto a formación, tamaño y espacio. Solo se valora que se sepa escribir, sin importar cómo. Por si fuese poco, cada vez es más común que los exámenes no requieran mucha escritura, basándose en tipo test o rellenado de cuadros en blanco, en lugar de preguntas de desarrollo.

A este problema formativo y de autocrítica, se suma la entrada de la escritura digital. Esta implica reconocer visualmente una letra y tocarla, sin necesidad de trabajar las destrezas cerebrales y psicomotrices. La escritura manual implica recuperar la letra y la secuencia del movimiento para plasmarla en el papel. Se trata de un trabajo cognitivo, sensorial, motor y visual.

De igual modo, la lectura se encuentra en peligro de extinción, ya que con tantos dispositivos electrónicos cada vez les gusta menos leer y, por consiguiente, la escritura se ve afectada. No hay que olvidar que por medio de la escritura es como se consigue desarrollar el vocabulario, las formas de expresión y la escritura de muchas palabras que se retienen en la memoria.

Hacer autocrítica

Mucho se habla sobre el problema que radica en los colegios y que ven latente los profesores de todos los niveles educativos. No obstante, el personal docente debe estar entrenado para enseñar la destreza de la escritura, por lo que deberá recibir una formación específica para ello.

Un estudio independiente realizado en 2016 por la Universidad de Michigan (EEUU) recoge que menos de la mitad de los 500 maestros que participaron había recibido un curso que enseñase sobre la preparación sobre la escritura. De ahí que sea tan importante que exista voluntad, compromiso y determinación.

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