¿Existirá alguna relación entre el crecimiento de la población y el crecimiento económico? En la práctica podría parecer que sí. Países como China o India han aumentado enormemente su población a la vez que las tasas de crecimiento de sus respectivas economías se han disparado. Sin embargo, la relación entre ambas variables no está demasiado clara.
Es posible que al aumentar la población de un país concreto durante un periodo de tiempo mas o menos continuo, esto tenga como consecuencia que su situación económica mejore. Sin embargo, el razonamiento también podría ser justo al contrario, es decir, que el crecimiento económico y la buena marcha de la economía anime a las familias a tener más hijos.
Como vemos, las posturas sobre la relación entre crecimiento económico y crecimiento demográfico son encontradas. En líneas generales existen tres tipos de posicionamientos al respecto: los que defienden que sí existe relación, los del no y los seguidores de Thomas Malthus.
Más población supone más crecimiento
Los defensores de este razonamiento afirman que el aumento de la población de un país constituye un estímulo bastante importante para favorecer el crecimiento económico del mismo. Esta era la postura mantenida por muchos de los economistas clásicos. El más importante de ellos, Adam Smith.
Los clásicos basaban su opinión en que para crecer sólo se necesitaba aumentar alguno de los factores productivos: recursos naturales, trabajo o capital. Por tanto, al aumentar la población, aumentaría el factor trabajo y, con ello, la producción de bienes y servicios.
Estos economistas también defendían que el crecimiento demográfico era en sí mismo un estímulo para utilizar técnicas de producción mucho más productivas. Así, si la población crece, las empresas se vuelven mucho más eficientes en sus métodos productivos, lo que repercute en que la cantidad de bienes y servicios que produzcan crezca, y esto, evidentemente, se traduce en crecimiento económico.
Más población no tiene por qué suponer más crecimiento
Existe otra corriente de opinión que es justo la contraria: el crecimiento de la población y el crecimiento demográfico no están relacionados de ninguna de las maneras, sino que son otros los factores que dan lugar a que las economías crezcan.
Para estos economistas, el crecimiento económico depende de otros factores como la tecnología, la inversión en formación profesional y educación, la inversión en capital, etc, de forma que son estas variables y no el crecimiento demográfico en sí las que provocan que aumente la producción de bienes y servicios.
Según este argumentario podría incluso darse el caso contrario: que el crecimiento demográfico se convierta en un problema en sí mismo para el desarrollo. Como ejemplo, los países del Tercer Mundo con altísimas tasas de natalidad y cuyas economías se encuentra en recesión o bien creciendo a tasas muy reducidas. ¿Son pobres porque crecen a un ritmo demográfico muy elevado, o crecen demográficamente mucho porque son pobres? El debate está servido.
La economía malthusiana
Por último, nos encontramos con los seguidores de las ideas de Thomas Malthus, pastor anglicano y profesor de economía, cuya obra principal fue el Ensayo sobre el principio de la población (1798), en la que teorizaba sobre la relación entre población y economía y pronosticaba hambrunas, guerras y epidemias por las que disminuiría la población mundial; sobre todo, la perteneciente a los grupos más desfavorecidos, lo que desembocaría en una economía de subsistencia, o incluso a la extinción de la especie humana, a no ser que las personas con menos recursos tuvieran menos hijos.
La economía malthusiana desarrolló una teoría muy conocida según la cual la población mundial crece en progresión geométrica, es decir, se duplica cada 30 o 40 años, a menos que se vea afectada por una hambruna, mientras que los alimentos lo hacen en progresión aritmética.
Para Malthus, el crecimiento económico debería ser mayor que el crecimiento de la población, ya que este era el origen de todos los problemas económicos. Sus ideas tuvieron un gran auge en su momento. Sin embargo, el paso de los siglos ha demostrado que sus predicciones no eran ciertas. De hecho, resulta que en los países más pobres las familias tienen más hijos que en los países más ricos, y la industrialización y la mejora de la agricultura han elevado la producción de alimentos, evitando las catástrofes de las que hablaba. Con todo, sus ideas siguen siendo objeto de debate en la actualidad.
Entonces, ¿podemos llegar a una conclusión definitiva?
Nos tememos que no. Es cierto que en épocas de bonanza económica muchas familias que viven en países desarrollados deciden tener más hijos, ya que pueden hacer frente a los gastos de crianza y educación con menos problemas. Sin embargo, también observamos cómo en los países subdesarrollados el crecimiento demográfico es muy elevado. ¿Crecen más los países con mayor crecimiento demográfico? Parece que no necesariamente.
Por tanto, está claro que sigamos la postura que sigamos deberíamos tener en cuenta que en la natalidad no sólo influyen los factores económicos, sino también los sociales y culturales, y es la interacción de un sinfín de variables, una de ellas el crecimiento demográfico, las que dan lugar a un mayor o menor crecimiento económico.
Por otra parte, también es importante tener en cuenta que un crecimiento demográfico sostenido en el tiempo daría lugar a una superpoblación mundial, que en sí misma también es un gran problema, debido a los efectos que conlleva: sobreexplotación de los recursos naturales, excesiva contaminación, etc. Por tanto, un crecimiento continuo de la población mundial podría llegar a ser económicamente insostenible. Y ojo, porque este problema puede darse dentro de no demasiado tiempo.
Fuente | Economía. F.J.González Álvarez. Anaya
Imágenes | Wikipedia
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