España debe mirar muy detenidamente el precio de la energía debido a que su tasa de dependencia energética -importaciones netas divididas por la suma del consumo bruto de energía interior y el combustible suministrado a bunkers- ha sido del 73,3% en 2015, entre las más altas de la UE.
Pero si nos detenemos en la tasa de dependencia del petróleo, históricamente alta, ha escalado hasta el 102,1%, lo que se traduce en 14 puntos porcentuales frente la UE y también entre los mayores niveles de los socios europeos.
Por ello, uno de sus catalizadores para que España consiga un mayor crecimiento y mayor estabilidad en los precios, es el precio bajo del petróleo, como el contexto actual, que genera un impacto positivo para la expansión de la economía.
Esto no significa que la estabilidad de los precios ni el crecimiento actual de España se deba principalmente al crudo. Esto es fácilmente contrastable, la Eurozona está creciendo a un ritmo del 1,90%, mientras que España crece 1,5 veces más hasta el 3%. En contraste la diferencia entre sus tasas de dependencia del petróleo es mínima -la Eurozona con una tasa del 98,2% y España con una tasa del 102%-.
No obstante, en vez de examinar cómo afecta los precios del petróleo a la evolución del crecimiento de la economía española, vamos a centrarnos en la siguientes líneas en cuál es el impacto de la variación de los precios del crudo sobre los precios de la economía española.
¿Por qué altera el precio del petróleo al IPC?
Antes de determinar cuál es el impacto de los precios del petróleo sobre los precios de la economía medido por el IPC (Índice de Precios de Consumo) -medida utilizada como ritmo de la inflación de los precios conforme la experimentan los hogares- tenemos que conocer cómo se forma este índice.
El método habitual de cálculo es tomar el promedio de los cambios de los precios entre un período y otro para los distintos productos, usando como ponderaciones los montos promedio que los hogares gastan en ellos. Actualmente, el 6,1% del gasto en consumo final de las familias está vinculado con productos derivados del petróleo.
Este peso se debe porque los derivados del petróleo forma parte del conjunto de materias primas que se integran en el proceso productivo de una economía y en consecuencia, la generación de bienes y servicios por parte de las empresas que llegan al consumidor.
En la variación de los precios del crudo existen dos efectos sobre los precios: Directo e indirecto. El efecto directo estaría vinculado a los productos derivados del petróleo tales como carburantes y combustibles de calefacción que repercuten rápidamente las variaciones de la cotización. El factor indirecto implicaría que aquellos sectores productivos más intensivos en el uso del petróleo y sus derivados como el refino o transporte, serían los principales afectados ante oscilaciones en el precio.
También tenemos los conocidos como efectos de segunda vuelta. Cuando se incrementa el IPC y el nivel de salarios se mantiene constante, se produce una pérdida de poder adquisitivo. Para recuperar el equilibrio del poder adquisitivo seguidamente se incrementan los salarios, que forman parte de la estructura de costes de la empresa, y ésto repercute en el consumidor final de manera más tardía.
Brent frente a IPC
En el siguiente gráfico podemos ver la variación anual tanto del precio del barril de Brent (eje de la izquierda) como del IPC español (eje de la derecha). Los últimos datos nos muestran que el Brent ha subido un 21,12% en los últimos 12 meses, mientras que, durante el mismo periodo, la variación de los precios al consumidor ha sido del 1,50%.
En base a los últimos datos del INE, este comportamiento destaca la estabilidad de los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, frente a la subida que experimentaron el año pasado. También influye que los precios de los carburantes (gasoil y gasolina) han bajado menos este mes que en julio de 2016.
Es evidente la influencia de los precios de crudo sobre el IPC ya que tiende a marcar la tendencia alcista o bajista de los precios de la economía española, al ser una economía tan dependiente de la energía. Analicemos los periodos de mayor volatilidad en el Brent y cómo ha reaccionado el IPC español:
En 1999, el Brent sumó una espectacular revalorización del 138% y durante el mismo periodo el IPC avanzó un 2,90%
En 2001 los precios del crudo cayeron un 16,63% frente la desaceleración del IPC que pasó de una tasa del 4% hasta el 2,70%, una reducción de 1,3 puntos porcentuales en un año.
En 2008, la cotización del Brent cayó un 51,42%, mientras el IPC pasó del 4,2% correspondiente al cierre de 2007 hasta un 1,4%.
En 2009, el Brent experimentó una fuerte revalorización del 70,93%, y durante este periodo el IPC experimentó una subida del 1%, en un contexto de recesión que impactó con una caída del PIB del 3,5%.
En 2014 se experimentó una violenta caída de los precios del Brent con un descenso del 50,16%, que impactó en el IPC y experimentó una caída del 1,30%. Por aquel entonces se especuló con el riesgo de alcanzar un escenario deflacionista, un hecho que finalmente no ocurrió.
En 2016, los precios del barril del Brent subieron un 52% y el IPC pasó de cerrar en 0% en 2015 hasta elevarse al 1,6%.
Los impuestos también importan
Si hablamos del petróleo y sus consecuencias sobre el nivel de precios para los consumidores, hay que hablar de manera obligada de otro de sus grandes factores, los impuestos y cómo han evolucionado. Recordemos que en España los impuestos especiales que gravan los combustibles son de cuantía fija, por lo que la importancia relativa variará en coherencia al precio final.
Por ejemplo, si el precio del petróleo se sitúan los 30 dólares, un incremento del 10% nos llevaría a un incremento del dos décimas en el índice general del IPC. Si partiéramos de 60 dólares, ese mismo incremento repercutiría en tres décimas en el IPC, y si el precio del barril de Brent fuera de 90 dólares se empujaría al índice cuatro décimas.
Durante la crisis aprovechado para dar una vuelta de tuerca más a los impuestos que graban los carburantes. Si partimos desde el año 2009, este incremento de impuestos han supuesto 0,15 euros más el coste del litro de gasolina y 0,12 euros más en el gasóleo. Actualmente, los impuestos sobre los precios de la gasolina y el gasoil, tienen un peso del 56% y 52% respectivamente.
Recordemos que en junio de 2009, ante la caída de ingresos, se incrementó el impuesto especial de hidrocarburos y seguidamente vimos dos incrementos progresivos en el IVA, pasando del 16% al 21% -en 2010 y en 2012-. Por esa razón. muchos usuarios pudieron apreciar que ante la brusca caída del Brent los precios de la estación de servicios descendieron ligeramente, lo que repercutió en una ligera descorrelaciones puntuales entre la evolución del Brent y el IPC. .