Durante muchos meses, el teletrabajo logró sostener el tejido económico del país, ya que las circunstancias adversas de la pandemia evitaron la presencia total o parcial de los empleados en las oficinas. Sumergidas en un contexto de plena recesión e incertidumbre económica, las empresas se ven abocadas a acometer recortes de personal y, en este sentido, el sesgo de proximidad se convierte en un factor esencial.
Si bien es cierto, el teletrabajo ha permitido consolidar determinadas vacantes que se encontraban obsoletas y que resultaban muy difíciles de cubrir, especialmente las relacionadas con las nuevas tecnologías. Por su parte, el empleado encontraba un método eficaz para ser más productivo y aportar mayor rentabilidad, a la par que lograba una plena conciliación familiar y personal.
Pero los tiempos están volviendo a cambiar, y las empresas quieren priorizar el trabajo presencial frente al remoto. De hecho, una investigación reciente formulada por la Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos determinó que el 42% de los supervisores no tenía en cuenta a los trabajadores remotos a la hora de asignar tareas, mientras que el 70% de ellos considera que los trabajadores remotos son más sencillos de reemplazar.
El poder del face to face
Ante la mejora de las circunstancias sanitarias y económicas, pese a la elevada inflación, la oferta de personal disponible se dispara, por lo que los empleadores se vuelven a sentir poderosos plenamente en el dominio del mercado laboral. De ahí que estén obligando a los trabajadores a volver a las oficinas si quieren conservar su puesto de trabajo.
Aunque parezca un pensamiento irracional, impera la idea del ‘face to face’, del sesgo de proximidad. El riesgo de despido aumenta considerablemente si los trabajadores se encuentran fuera de la vista, de la mente y de las oficinas de los jefes de recursos humanos. De este modo, al no ver su compromiso físicamente en el día a día, la parcela sentimental disminuye y esto hace que les sea más sencillo prescindir de ellos.
Una realidad latente
Es tal el impacto de la oleada de despidos de los trabajadores remotos, que los ejecutivos del minorista de muebles Wayfair informaron a su personal en enero sobre la idea de que los trabajadores remotos tenían más probabilidades de verse afectados por los recortes de personal. Algo similar le ocurrió a IBM, que advirtió a sus gerentes estadounidenses sobre dicha situación.
Es tal el nivel de normalización de los despidos entre los trabajadores a distancia, que la compañía Snap llegó a asegurar que sus despidos recientes estaban justificados como una forma de promover la colaboración en persona. De igual modo, Reutersy Dell implantaron técnicas de persuasión para que sus trabajadores pasaran más tiempo en las oficinas.
Las razones por las que los teletrabajadores son los primeros en caer
Con el paso del tiempo, la lealtad entre empleadores y empleados puede ir disminuyendo, siendo este grado mayor en el caso de los trabajadores remotos, que se sienten completamente angustiados por los recortes. Esta situación es cuanto menos injusta, pero realista. De ahí que si se trabajan más de dos días fuera de la oficina, el riesgo de despido sea mayor.
Trabajar desde casa puede aumentar la vulnerabilidad laboral de ciertos empleados, ya que existe una falta de visibilidad, pasando desapercibidos frente a los compañeros que están presentes en la oficina. Como consecuencia, podría repercutirles negativamente en la percepción de la contribución al equipo y del rendimiento empresarial.
La desconexión emocional es un factor clave que acaba incidiendo, ya que las videollamadas y otras herramientas tecnológicas son muy eficaces, pero a su vez limitan las relaciones sociales entre los trabajadores. Ésta resulta clave para crear vínculos afectivos y fomentar la seguridad laboral.
De igual modo, el teletrabajo suele contribuir a la sensación de ‘dispensabilidad’. Es decir, las empresas que han implantado el sistema de trabajo remoto comienzan a ver a sus empleados como simples números, perdiendo la parcela emocional y viéndolos como piezas fácilmente reemplazables.
La tendencia del mercado
Se espera que 2024 sea un año complicado para quienes teletrabajan, pues las principales empresas tecnológicas y financieras están reestructurando sus plantillas para afrontar eficientemente su estrategia de desarrollo de nuevas tecnologías, como la IA, que puedan aumentar la productividad y reducir los costes. Todo ello, en un año que se espera que sea malo para el consumo.
El teletrabajo sigue siendo esencial
Pese a la tendencia actual imperante, el teletrabajo permite que los empleados se sientan más productivos y satisfechos, por lo que resulta más sencillo atraer y retener a empleados talentosos.
Las probabilidades de ser despedido como consecuencia del teletrabajo dependen principalmente del rendimiento y del sector económico, aunque la competencia del mercado y los cambios globales son fundamentales de cara a la estrategia empresarial.
Todo pasa por encontrar un equilibrio entre la flexibilidad y la conexión, adoptando políticas que valoren y reconozcan el teletrabajo como parte de la evolución actual del mundo laboral.