La Asociación de Tecnología del Consumidor -CTA por sus siglas en inglés- clasifica a los países considerando la apertura para la innovación, la tecnología y las políticas nuevas. Según determina la CTA Campeones de Innovación de este año son Australia, Canadá, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Alemania, Israel, Luxemburgo, los Países Bajos, Nueva Zelanda, Noruega, Singapur, Suecia, Suiza, el Reino Unido y los Estados Unidos.
Este año, la inversión en I+D está liderada por países relativamente pequeños, lo que demuestra que las economías de cualquier tamaño pueden optar por dar prioridad a las inversiones en innovación. Israel y Corea del Sur gastaron cada uno más del cuatro por ciento de su PIB en operaciones de I+D, la mayoría en esta categoría, seguidos de Suiza (3,4%), Suecia (3,3%) y Austria (3,1%).
Las naciones europeas se distinguen por su resistencia. Ocho de los diez países más resistentes -calificados en función de criterios como la visibilidad de sus cadenas de suministro y la solidez de su infraestructura física y digital- se encuentran en territorio europeo.
Tanto Estados Unidos como China dominan en los llamados unicornios, es decir, nuevas empresas del país valoradas en 1.000 millones de dólares o más-. En la última década, por cada 10 millones de personas en la población, Estados Unidos lidera con 133 unicornios y China tiene 120. Países muy alejados del tercer puesto en el que se encuentra el Reino Unido con únicamente 12 unicornios.
Israel y Corea del Sur destinan más del 4% de su PIB en I+D
A escala global, el I+D ha alcanzado la cifra récord cercana a los 1,7 billones de dólares estadounidenses, aunque solamente 10 países representan el 80% del gasto. Dentro de los compromisos establecidos, los países se han comprometido a incrementar considerablemente de aquí hasta el año 2030 el gasto público y privado en I+D y también en el número de investigadores.
Economías pequeñas como son Israel y Corea del Sur están liderando en el mundo el gasto en I+D con algo más del 4 por ciento de su PIB. Su modelo se centra en conceder al sector privado los incentivos y mecanismo para que puedan desarrollar esta actividad y por ello, alrededor del 80% del I+D lo soporta el sector empresarial.
Atendiendo a los datos, en el caso de Corea del Sur destinan un 4,3% de su PIB, la cifra relativa más alta en todo el mundo, hasta alcanzar un gasto de 73.195 millones de dólares -medidos en paridad de compra de poder adquisitivo- de los cuales el sector empresarial destina 57.255 millones. Israel que con un 4,2% de su PIB en I+D, se invierte un total de 12.000 millones de dólares de los cuales 10.000 millones de dólares vienen dados por el sector empresarial.
El sistema de Corea del Sur se compone en una serie de incentivos para el sector privado. El coste del I+D se puede deducir fiscalmente, existe la exención de impuestos locales para bienes raíces de los centros de investigación, reducción del impuesto de la renta para extranjeros expertos en tecnología, reducción del Impuesto de Sociedades para empresas de tecnología puntera que trabajan en ramificaciones especiales de I+D.
¿Y España?
En España, el peso del I+D sobre el PIB representa la mitad del gasto relativo en América del Norte y la Europa Occidental, 1,2% frente al 2,4% respectivamente. Se destinan un total de 19.341,5 millones de dólares, de los cuales 10.234 millones (47% del total) son promovidos por las empresas.
Si hay algo en lo que España está destacando es en la adopción y desarrollo de las pruebas de vehículos autónomo, y las autoridades han comenzado a asociarse con el promotor para un sistema de imágenes para preparar la infraestructura del país para este tipo de vehículos, un paso que pocos países han dado. Es más, en 2018, los reguladores establecieron directrices claras que allanaron el camino para las operaciones comerciales y recreativas con aviones no tripulados.
El punto débil de España se refiere a la integración de la economía colaborativa. Se debería eliminar las restricciones sobre las licencias para permitir una mayor presencia de servicios de transporte compartido. También puede animar a los empresarios a empezar nuevos negocios y aumentar su mediocre tasa de entrada de nuevos negocios.
El enfoque combativo de España con respecto a la economía colaborativa hace que el país sea incomodo para este tipo de innovaciones. Varias ciudades importantes han prohibido o están planeando prohibir los alquileres a corto plazo. Como ejemplo tenemos el caso de Madrid, que ha respondido al auge de los apartamentos turísticos con una legislación que impide esta actividad, a no ser que adquieran la licencia para los negocios de hospedaje con sus correspondientes requisitos. Una medida que repercute al 95% de las viviendas que operan como pisos turísitcos.
Las aplicaciones para el transporte enfrentan barreras similares, incluyendo la regla que limita el número de licencias de viaje compartido (VTC) a una por cada 30 licencias de taxi. A pesar del enfoque de España para compartir viajes, el único unicornio tecnológico que el país ha fundado desde 2009 en la economía colaborativa es Cabify.