La recuperación de Europa cada vez está más en cuestión. Los indicadores adelantados preliminares nos dan una idea de que la actividad económica no está evolucionando cómo inicialmente se preveía para el tercer trimestre del año. Por supuesto habrá mejora frente al segundo trimestre del año, pero no tan positiva como se podría esperar.
Si nos centramos en la actividad comercial se quedó estancada en toda la Eurozona en el mes de septiembre. Pero esta parálisis se ha reflejado con tendencias cada vez más divergentes por sector y país. Tenemos que el crecimiento más rápido de fabricación, dirigida por Alemania, se contrarrestró con la contracción en el sector de los servicios, fruto del resurgimiento del número de casos de COVID-19.
El dato preliminar del PMI Compuesto de la Eurozona cayó por segundo mes consecutivo en septiembre, bajando de 51,9 en agosto a 50,1 (la marca de 50 que separa el crecimiento de la contracción), lo que indica solo un aumento muy marginal de la actividad comercial. El número de casos ha empezado a aumentar de nuevo en las principales economías y los gobiernos han tenido que volver a imponer restricciones parciales, haciendo que el índice de gerentes de compras de IHS Markit bajara en septiembre, marcando mínimos en tres meses.
En julio vimos que el indicador adelantado repuntó fuertemente, lo que hizo saltar las expectativas del tercer trimestre del año, pero agosto y septiembre no han evolucionado como se esperaba, y el PMI ha indicado desde entonces un casi estancamiento de la economía al final del tercer trimestre.
La debilidad de los precios es otro síntoma de la debilidad del tercer trimestre. La inflación de la Eurozona se volvió negativa el mes pasado por primera vez desde mayo de 2016, lo que aumenta las posibilidades de que el BCE tenga que inyectar más estímulos para generar un crecimiento de los precios que no ha alcanzado su objetivo desde hace más de siete años. La inflación anual cayó al -0,2% en agosto desde el 0,4% de julio y se aleja del objetivo del BCE de poco menos del 2%.
Confluyen las rebajas de verano en varios países, los recortes del IVA en siete miembros pero, como pilar central, los picos de infecciones de COVID-19 han pesado sobre la inflación en todo el bloque. La persistencia de una baja inflación o deflación podría empujar al BCE a flexibilizar la política monetaria, por ejemplo, a través de la flexibilización cuantitativa o los recortes de los tipos de interés.
Por otra parte, una subida sostenida del euro arrastraría la inflación de la Eurozona aún más por debajo del objetivo. Por ahora, tenemos un récord de expansión del balance del BCE que ha llegado a los 6,5 billones de activos, el equivalente al 63,5% del PIB de la Eurozona (el peso de la Fed es del 36,3% de la economía estadounidense).
Las ventas de automóviles se consideran un indicador adelantado ya que se trata de bienes de consumo duradero, y debido a la movilización de recursos para su adquisición nos muestra la pauta del ciclo económico. En agosto, el mercado europeo de automóviles nuevos se contrajo un 18%, debido a que las ventas cayeron en todos los mercados principales hasta vender 880.200 automóviles.
Ese 18% de caída interanual indica que la tendencia positiva observada desde mayo, cuando el bloqueo comenzó a disminuir en toda Europa, se ha detenido. Este dato contrasta con la caída del 4% interanual en el mes de julio. Más bien, la gran caída en agosto está más cerca de la disminución del 24% observada entre junio de 2020 y junio de 2019.
La bolsa es considerada como una máquina de descontar expectativas. Durante este tercer trimestre hemos visto una elevada volatilidad en el Stoxx600 (síntoma de una alta incertidumbre) y registró un pequeño declive del 1,5% para el mes septiembre, ya que emergieron temores sobre una segunda ola de infecciones que obstaculizaría la recuperación económica de Europa y dudas sobre un acuerdo comercial para el Brexit.
En esta ocasión la incertidumbre ha pesado especialmente a la banca. Los bancos europeos han sido los claros perdedores de la crisis de COVID-19 y con ellos a pocos puntos de alcanzar sus mínimos históricos.
Hoy se prevé una fuerte contracción de los beneficios en el tercer trimestre del año. Incluso, peores de lo esperado desde julio. No es gran cosa, pero se espera que los beneficios caigan un 39,2% para las 600 empresas que cotizan en el índice, frente al 37,9% de la semana anterior. Las expectativas para julio-septiembre habían sido bastante estables hasta ahora, con unas expectativas de -37,5% el 11 de agosto, -37,8% el 18 de agosto y otro -37,8% el 25 de agosto.
De todas formas, los datos de hoy no cambian las cosas, pero podrían apoyar de alguna manera que la narración publicitada por los gobernantes europeos de una recuperación en forma de V sería más débil de lo esperado.