Mientras en Europa en general, y en España en particular, se ha optado por políticas de austeridad como solución para afrontar la crisis, el gobierno de Japón acaba de lanzar una propuesta anticrisis totalmente opuesta a la nuestra consistente en un paquete de medidas de estímulo a la economía valorado en alrededor de 87.200 millones de euros con las que esperan conseguir un crecimiento del 2 % del PIB y generar 600.000 empleos.
En concreto, el gobierno japonés destinará unos 32.000 millones de euros a financiar obras públicas y acelerar la reconstrucción de la zona de Japón destruida por el tsunami en 2011; 26.260 millones a estimular la innovación y los avances tecnológicos para incrementar la competitividad de la industria; y otros 26.260 millones dirigidos a la sanidad y para revitalizar las economías regionales, entre otras inversiones.
¿Y de donde saldrá todo este dinero? Pues principalmente de la emisión de nueva deuda, lo cual me preocupa bastante. Concretamente, se emitirán unos 42.000 millones de euros en los denominados “bonos para la reconstrucción”.
Este anuncio de Japón supone un nuevo varapalo a las políticas de austeridad europeas, bastante criticadas en la actualidad por los escasos resultados positivos que de ellas se están obteniendo. Ante esta situación deberíamos hacernos la pregunta: ¿es la austeridad la verdadera solución para los problemas de las economías europeas o deberíamos cambiar el punto de vista e invertir dinero público para conseguir crecer?
La respuesta a esta cuestión es bastante complicada y sólo el tiempo dirá quién tenía razón. En España, por ejemplo, el último paquete de estímulo a la economía fue el llamado Plan E y no creo que sea necesario cuestionar de nuevo su ineficacia. En mi opinión, la crisis económica actual es consecuencia de haber gastado un dinero que realmente no existía, por lo que dudo que crear nuevo dinero de la nada sea la solución a estos problemas. El pan para hoy y hambre para mañana sólo conseguiría agravar aún más nuestra situación.
En el fondo, pienso que finalmente saldremos fortalecidos de esta crisis. Ahora, sin embargo, ha llegado la hora de abrocharse el cinturón y de aprender que gastar por gastar no sirve de nada. Debemos aprender a utilizar los recursos que tenemos y crecer en función de los mismos, no más. Crecer mediante fuertes inversiones de dinero por parte de los estados es fácil pero no es real ya que ese dinero, llegado el momento, habrá que devolverlo, para lo cual será necesario disponer de unos ingresos públicos que lo compensen. Si gastamos 10, ingresamos 5 y los 5 que nos faltan los inventamos estaremos construyendo un esquema de Ponzi insostenible a largo plazo.
En definitiva, creo que finalmente las políticas de austeridad resultarán efectivas a largo plazo. Sin embargo, considero necesario que este concepto de austeridad sea bien entendido por nuestros políticos. No vale con recortar por recortar de cualquier partida presupuestaria. Lo que realmente habría que hacer es equilibrar los presupuestos: primero, optimizar los ingresos públicos para conseguir recaudar más sin que el peso de la recaudación recaiga exclusivamente sobre las espaldas de los ciudadanos; y segundo, reducir las partidas de gasto que funcionan como coladeros por los que desaparece el dinero sin saber como.
Vía | El País
En El Blog Salmón | El debate estéril entre el ‘gran despilfarro’ y la ‘austeridad’, El problema español es la deuda y los desequilibrios económicos
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