Durante algún tiempo varios economistas han puesto en tela de juicio el acuerdo comercial entre la Unión Europea y los Estados Unidos, el Tratado Transatlántico de Libre Comercio (TTIP), y han criticado su opacidad y que puede suponer la destrucción del empleo.
Barack Obama y la canciller alemana, Angela Merkel, promueven este acuerdo, han defendido durante estos días el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos donde se destaco las coincidencias al repasar un amplio número de temas internacionales durante la reunión bilateral en Hannover.
Las negociaciones sobre el acuerdo, que crearía la zona de libre comercio más grande del mundo, vienen acompañadas por fuertes críticas, sobre todo en Alemania. Una muestra de ello fue los miles de personas que se manifestaron en Hannover para denunciar la falta de transparencia en las conversaciones, el temor de que el acuerdo reduzca estándares laborales y medioambientales.
Los orígenes del TTIP
El TTIP surgió a inicios del año 2013 con el propósito de relanzar el intercambio de bienes, servicios o inversiones entre Estados Unidos y la Unión Europea. Karel de Gucth, el comisario de Comercio de la Unión de por entonces, hizo las siguientes declaraciones “iremos más allá de lo que puede conseguir la Organización Mundial del Comercio”.
Adelantó que habría un acuerdo a finales del 2014. Todo esto se llamo 'Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión', más conocida por sus siglas en inglés TTIP (Trnsatlantic Trade and Investment Partnership).
Como suele pasar con estos procesos de negociaciones han ido mucho más lentos y complejos de lo esperado. La Unión Europea y Estados Unidos han ido discutiendo mucho más que un tratado de libre comercio. Los objetivos de armonizar sus normas, controles y exigencias administrativas, coordinar leyes que vayan a tener impacto comercial o facilitar las inversiones.
Todo esto ha llevado a una temprana división entre los que están a favor de dicho acuerdo y los que están a favor del proceso.
Con el TTIP los convertirá en un gigante comercial
Estados Unidos y la Unión Europea suman alrededor del 60 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) a nivel mundial, es decir, un tercio del comercio internacional de bienes y servicios, con 800 millones de consumidores. El TTIP llevaría a la mayor zona de libre comercio a nivel mundial.
Según cálculos previos, contribuiría a aumentar el Producto Interior Bruto (PIB) anual en ambas zonas en un 0,5 por ciento en periodo de diez años si se pusiera en funcionamiento o generar hasta dos millones de empleo en los países industrializados.
Aunque existen muchas críticas como las del grupo 'Los Verdes' en el Parlamento Europeo, que recuerdan que este tipo de previsiones suelen ser optimista. Otras previsiones, como las realizadas por la economista Susan George “El valor del que hablan, aumentar el PIB en 120.000 millones de euros, es equivalente a una taza de café semanal por ciudadano en 2027, en el mejor de los casos”.
El primer obstáculo los aranceles
Aunque el TTIP se considere más que un acuerdo de libre comercio, el primer obstáculo que tiene será comprobar si se llegan a eliminar totalmente los aranceles. El promedio de las tarifas arancelarias aplicadas es ya bajo, las que impone la Unión Europea a las mercancías que provienen de Estados Unidos son del 5,2% y, al contrario, son del 3,5%.
Pero este acuerdo esconde aún muchas diferencias como en la Unión Europea se aplica con más fuerza en la importación de vehículos de motor o alimentos elaborados. Por parte de Estados Unidos se penaliza la adquisición de material ferroviario y se realiza un proteccionismo en algunos productos agrícolas llegando a tener el tabaco un arancel del 350 por ciento.
Segundo obstáculo son las normativas
En las normas es donde Estados Unidos y la Unión Europea quieren realizar un nuevo reglamento. Entre unos que ven normativas que les privan de competir, recorridos internos de empresas aéreas en Estados Unidos, el otro ve normativas proteccionistas, las denominaciones de origen en la Unión Europea para productos agrícolas, y entre los dos tienen subvenciones para disminuir precios.
Por todo esto, dentro de las negociaciones se pretende eliminar diversas restricciones para no ir por una doble dirección, allí donde el nivel de proteccionismo es similar, aunque se alcance por vías administrativa distinta, ya sean exigencias de seguridad alimentaria, controles a vehículos, niveles de experimentación en los medicamentos... ,por tanto, establecer un reconocimiento mutuo.
Es decir, la autorización en la Unión Europea, tendría que valen en Estados Unidos y al contrario. En donde las posiciones sean distintas, ir a una regulación cada vez más parecida, homogeneizada y tirar por el mismo camino.
Tercer obstáculo la reducción en la protección de derechos
Estas cuestiones de reducción en la protección de derechos se les puede preguntar a los diferentes colectivos en contra la TTIP. La homologación de las normas y exigencias administrativas. Las normas europeas son mucho más restrictivas en cultivos transgénicos o en el uso de las hormonas de crecimiento, en los suplementos alimenticios o la aplicación de antibióticos en el ganado.
También se podría comentar sobre la privacidad de los datos, las explotaciones de hidrocarburos con las técnicas de extracción fracking o diversas cuestiones a nivel laboral. La Comisión Europea cada vez insiste más no traspasar estas líneas rojas.
Antes de que haya normas y leyes
Se quiere que la normativa común vaya a identificar los diferentes niveles de protección similares y evitar las duplicidades de normativa, o de una reducción de las diferencias en normas que ya existen.
El TTIP lo que pretende es ampliar las normativas y los reglamentos con incidencia en el comercio y en la inversión, es decir, a cualquier normativa, antes incluso que aparezca. Se está negociando que se obligue a informar a la otra parte de los proyectos a nivel global en las leyes con una posible incidencia en las relaciones económicas y se planteen la creación de un órgano.
Dicho órgano se encargaría de realizar la supervisión de las diferentes normas en discusión donde se tenga en cuenta como están reguladas en el otro país. El objetivo sería homologar la regulación desde un inicio para evitar diferencias que limiten el comercio y la inversión. La principal crítica sobre este órgano es que la supervisión puede reducir la iniciativa parlamentaria, y dar acceso antes a lobbies dentro el proceso legislativo.
Tribunal para las empresas
El proteccionismo de inversión extranjera es uno de los objetivos para el TTIP. Para esto se plantea la creación de un tribunal de arbitraje que permita a las empresas separar el sistema jurídico de cada una de las zonas y poder acudir directamente, con la posibilidad de poner sanciones.
Estados Unidos es favorable, al recordar que es una ayuda utilizada para otros acuerdos y sostener que tiene por objetivo penalizar expropiaciones o tratamientos discriminatorios. Pero Francia y Alemania ha expuesto sus reservas ante la Comisión Europea ante algunos precedentes donde multinacionales han impuesto sus criterios frente a los legisladores.
También se exponer a la Comisión Europea que el nivel de proteccionismo de la inversión es similar en ambas zonas, por lo que se debería utilizar sistemas jurídicos nacionales. Ante las diferentes críticas, las Comisión Europea potencia un sistema que sea lo más transparente posible.
Negociaciones con secretismos por ambas partes
Uno de los elementos que más han movilizado a la opinión pública contra el TTIP ha sido la acusación de falta de transparencia. Como ocurrió también con la cláusula específica de inversores, presente en acuerdos europeos como el firmado con Canadá, la opacidad respecto al TTIP no era en principio muy diferente a la mantenida con otros acuerdos o tratados.
Con las diferentes filtraciones en los documentos, la Comisión Europea cambió de estrategia y decidió publicar algunos de ellos, pese a la negación de Estados Unidos. La Comisión Europea ha divulgado 15 propuestas legislativas o informes que fijan la posición de la Unión Europea.
El Parlamento Europeo tiene una sala habilitada para que los eurodiputados puedan examinar los textos que no se han hecho públicos. Las fuertes medidas de seguridad siempre han dado un aire de misterioso a cada una de las consultas.
Existen líneas rojas por ambas partes
La negociación se ha iniciado exponiendo de que no existirían líneas rojas en las negociaciones. Pero desde un principio se ha visto que existían excepciones. La Unión Europea está segura que no reabrirá el debate sobre la regulación de transgénicos o el uso de las hormonas de crecimiento y antibióticos en la alimentación del ganado, siendo permisivos dentro de la legislación de Estados Unidos.
Por otra parte. Los Estados Unidos no están dispuestos a cambiar la 'Buy American Act', que les permite potenciar a productos de Estados Unidos en contratos públicos, y solo aceptarían ciertas excepciones.
Dentro de las negociaciones se han dejado de lado el sector audiovisual, aunque existen posibilidades de incorporación, y se blinda la excepción de la cultura. Estados Unidos se niega a debatir sobre una armonización en temas de normativa bancaria, al considerar que la regulación de la Unión Europea es permisiva.
¿Quiénes se oponen al acuerdo?
Las reticencias surgieron en las ONGs, organizaciones civiles y partidos políticos como 'Los Verdes'. Pero dichas reticencias han ido inundando la opinión pública hasta el punto de sacar a miles de personas a las calles de Alemania.
Un tercio de los Alemanes consideran que el acuerdo va a ser negativo. En Francia, uno de los países más proteccionistas, los apoyos tampoco son muy mayoritarios. En el Reino Unido está inmerso en el referéndum de la posible salida de la Unión Europea. La Comisión Europea no está muy respaldada por las grandes capitales europeas para culminar el proceso.
Otros tratados polémicos
Los contrarios al TTIP exponen otros acuerdos como experiencia previa. NAFTA, el tratado de libre comercio entre Estados Unidos, México y Canadá. Se firmó con grandes promesas de beneficio que después no se han cumplido, ya que México no ha crecido, se han reducido los salarios se ha impulsado un modelo de fábricas maquilas.
Para los defensores del TTIP no es equiparable al NAFTA, pues la Unión Europea no tiene la misma posición negociadora que México. Antes, el AMI, Acuerdo Multilateral de Inversiones, se retiró por las protestas de antiglobalización.
También se intentó el ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas, que fue rechazado por los países latinoamericanos. En la actualidad están levantando reticencias el CETA, firmado por la Unión Europea y Candá, y el TISA, un acuerdo sobre el comercio de servicios, también negociado en secreto y que afecta a cincuenta países, incluida la Unión Europea.
En El Blog Salmón | Tratado de Libre Comercio con EE.UU. destruiría 600 mil puestos de trabajo en Europa
Imagen | El Parlamento Europeo | El País