Hace 77 años Tupperware llegó para revolucionar la cocina de todo el mundo y el almacenamiento de los alimentos. El químico Earl Tupper llegó para cambiar la forma en la que hasta entonces se trataba y transportaba la comida, gracias a unos recipientes herméticos fabricados en plástico. Tupperware nace de la inspiración que tuvo su creador al observar cómo era el diseño que tenían las tapas de los botes de pintura, que conseguían que el contenido no se secara.
Tupperware llegaba al mercado y a todos los hogares para impedir que los alimentos perdieran calidad y sabor a la hora de guardarlos en el frigorífico, ahora casi ocho décadas después la empresa ha anunciado su quiebra inmediata que podría poner fin al negocio.
La consolidación y éxito en el mercado llegó con la venta puerta a puerta de los recipientes que hacía Brownie Wise en Detroit (Míchigan). El esplendor empresarial se alcanzó en poco tiempo, llegando a tener presencia en 70 países, más de 8.000 patentes y la consolidación popular que utiliza el nombre de la marca para designar de forma genérica cualquier envase para tal fin.
Tupperware pierde peso en el mercado
La compañía estadounidense anunció semanas atrás, mediante un comunicado oficial, que presentaban problemas de liquidez y con ello dudas reales sobre su continuidad en el mercado actual. Tal y como reconoció su consejero delegado Miguel Fernández, la empresa atraviesa unos “momentos críticos” en la actualidad.
Con esta declaración de intenciones, Tupperware ha sido testigo de cómo sus acciones en Bolsa caían un 50%, después de que los últimos seis meses el descenso en la Bolsa haya sido de un 75%. Las acciones de la firma pasaron de este modo de un 4,54% a un reducido 1,5%, situando así el precio de las acciones en 1,20 euros, lo que supone estar 1,01 euros por debajo de su situación inicial.
Entre las medidas adoptadas por la compañía para hacer frente a la nueva situación, se encuentra la búsqueda de nuevos inversores que le hagan reflotar en el mercado y la contratación de los asesores financieros Moelis & Co. Y Kirkland & Ellispara para conseguir solventar la situación económica por la que atraviesan. Este hecho ha provocado que su cotización se vea aumentada, colocándose el pasivo sobre los 630 millones de euros, lo cual pese a la subida sigue muy por debajo de los números registrados el pasado año.
Si analizamos las ventas del pasado año, la empresa de los envases herméticos, obtuvo unas ventas netas de 1.181 millones de euros, lo que supone un 18% menos que en el 2021. Sin embargo, esta bajada de beneficios no ha sido inmediata y desde 2017 vienen experimentado una caída en las ventas. De este modo, en ese año la firma vendió un 2% menos que lo que hizo en 2016, en 2018 un 14% menos y en 2019 el descenso fue de un 13%.
Con la llegada del Covid-19, la empresa fundada por Earl Tupper también sufrió las consecuencias, y es que aunque sus ventas aumentaron en un 3%, esto no fue suficiente para frenar la racha negativa por la que venía atravesando. Los ingresos de 2020 fueron un 56% menos que el año anterior, es decir 112 millones de euros.
¿Qué ha llevado a Tupperware a esta situación?
La actualidad social y económica mundial parece ser el punto detonador de la situación financiera por la que atraviesa la compañía que fuera fundada en 1946. La empresa ha tenido que convivir con el impacto que ha provocado los cierres en China como consecuencia de la pandemia mundial, la deuda acumulada, la falta de innovación, la caída de las ventas o el incremento de los costos.
Otra realidad a la que Tupperware se lleva enfrentando estos meses es que estas fiambreras de plástico cada vez son más fáciles de localizar en bazares, tiendas varias, grandes superficies o las nuevas marcas que vienen con precios competitivos. Los precios de los recipientes de la firma son demasiado elevados, que rondan los 30 euros, en comparación con los que los usuarios pueden encontrar en alguno de estos establecimientos mencionados.
El repunte que no ha sido suficiente
En el pasado año 2022, la compañía experimentó una mejora en sus ingresos gracias a las consecuencias derivadas de la pandemia, donde millones de personas decidieron dejar paso a su creatividad culinaria para así cubrir las horas libres. Los excedentes de comidas hicieron que las ventas aumentaran, pero esto no ha sido suficiente para que la empresa consiga salir del bache que atraviesan.
La compañía atraviesa unos momentos económicos complicados pero también sociales, y es que los hogares del mundo parecen haber olvidado cuanto les aportó estas fiambreras en sus cocinas. A esto se añade la falta de iniciativa de la compañía para captar al público más joven, que recurren a opciones más económicas para conservar los alimentos.