El Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que está preocupado con los sistemas que resultarán después del fin de esta crisis financiera, por las políticas de ayuda de los gobiernos alrededor del mundo, lo que he llamado en estas páginas, el gran despilfarro. Por eso nos indica pasos que se deberían tomar para revertir estas políticas de la crisis, es decir, para revertir las políticas equivocadas seguidas durante esta crisis financiera.
Estos pasos que nos dan están dirigidos al sector financiero de los distintos países, un sector que ha recibido muchas ayudas alrededor del mundo y que necesita salir de la crisis más reforzado, mejor regulado y siguiendo prácticas de negocio más seguras.
No obstante, parece que el FMI no tiene mucha prisa para empezar, como decía San Agustín: "Señor, hazme casto, pero todavía no". Como San Agustín, esta castidad retrasada lo está aplicando el FMI con la reciente advertencia de su presidente de que prefiere que todavía no se frenen las ayudas gubernamentales.
Los pasos que nos dan son los siguientes:
- Hay que reforzar la gestión de riesgos.
- Los sistemas de compensación necesitan reevaluación.
- Los niveles de capital requerido de las entidades financieras necesitan ser reforzados.
- Los sistemas de regulación necesitan reformas fundamentales.
- sistemas de supervisión necesitan mejorarse.
- Las entidades finanancieras necesitan ser liberadas de sus activos deteriorados.
Pese a su preocupación de que seguimos en un punto económico delicado, los pasos que indican son buenos, dependiendo de cómo se aplican, y deben ser iniciados lo antes posible.
El despilfarro no debe continuar, a pesar de que el FMI no le disguste y, por lo menos deberían fomentar lo antes posible la introducción de estas medidas de responsabilidad. Con más despilfarro o sin ello, estas medidas serán buenas para las entidades financieras y para los sistemas financieros, reforzando su solidez y ayudándoles a resistir el posible estallido de las bombas de deuda fiscal y de déficits publicos, como acaban de estallar en Grecia, y que estallarán en otros países si no empiezan a seguir otro camino.
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