A pesar del mercado único europeo, muchas veces vemos que el mercado francés está dominado por las empresas francesas, el alemán por las alemanas y así en cada país. Las empresas europeas no tienen un mercado nativo tan grande como el que tienen las empresas de EEUU o como el que están teniendo las empresas chinas. Esto preocupa porque puede suponer un problema para estas empresas a la hora de competir.
Emmanuel Macron llegó al Elíseo prometiendo refundar la Unión Europea y Francia. Un verdadero mercado europeo. Además Macron ha trabajado anteriormente en fusiones y adquisiciones, por lo que se le presupone un interés por el tema. ¿Supondrá el presidente francés un verdadero cambio o será más de lo mismo?
Las necesarias fusiones transeuropeas
No es sólo que en Europea apenas haya empresas de la nueva economía, como puedan ser Alibaba o Google, sino que las de la vieja economía son más pequeñas. Como ha calculado The Economist con datos de Bloomberg, la empresa europea suele tener un tamaño del 78% de su contrapartida norteamericana, y si excluimos al Reino Unido y a Suiza de la ecuación que tienen muchas grandes empresas, el tamaño se reduce al 48%.
Lo que posiblemente las pone en una posición de desventaja a la hora de competir en la economía global. Además las empresas chinas ya tienen el 94% del tamaño de las europeas, y muy probablemente en unos años sean más grandes.
Por ejemplo PSA (Peugeot-Citroen) produce un tercio de los coches que produce GM, Ericsson tiene la mitad de tamaño que el chino Huawei. La empresa alemana de medios ProSiebenSat es la décima parte que Disney. Además los retornos son inferiores en Europa (9%) que en EEUU (13%) o China (10%).
Hay ejemplos y movimientos, pero no son bienvenidos
Hace nada, se anunció la fusión entre Alstom (fabricante francés de trenes) y la división correspondiente de Siemens. La idea es crear un gigante de los trenes de alta velocidad que pueda hacer frente al gigantesco fabricante chino CRRC, que aunque es propiedad del estado chino está poniendo sus trenes a la venta en todo el mundo. No obstante, la mayor parte de la propiedad de la sociedad resultante estará en Alemania pero la sede en Francia, no va a ser fácil que esto funcione.
Siemens también fusionó su filial de aerogeneradores con Gamesa, una de las empresas españolas líderes en este campo. También se anunció recientemente la fusión entre la división de acero de ThyssenKrupp y las operaciones europeas de Tata Steel, que crearía el segundo mayor fabricante de acero de Europa y su sede estaría en Amsterdan, aunque parece qwue no le gusta demasisado a Berlín.
Pero otras no están siendo bienvenidas, por ejemplo el grupo francés Vivendi está interesado en Telecom Italia y Mediaset, pero se empieza a encontrar la oposición de las autoridades italianas (aunque la historia es más complicada de lo que parece). También está la Opa que ha hecho la Italiana Atlantia sobre Abertis que crearía el mayor operador de carreteras de peaje del mundo, pero que tiene una contraopa por parte de la alemana Hochtieff, propiedad de ACS con el apoyo tácito del gobierno.
El problema es que sería necesario que todos los gobiernos europeos dejaran de proteger sus empresas de otras empresas europeas, puesto que la actual situación sólo consigue que el proteccionismo de las relativamente pequeñas naciones europeas (al menos comparadas frente a China, EEUU y Japón) impide crecer a las empresas que se encuentran en una situación de desventaja en la economía global. Es decir es un dilema del prisionero, aunque los gobiernos tienes capacidad de comunicarse entre ellos. De hecho, la cooperación en este aspecto ha generado gigantes europeos como Airbus, con lo cual no estamos tan lejos.
No son sólo los gobiernos los que se oponen a este tipo de operaciones, sino también las organizaciones de trabajadores que no suelen estar a favor, cuando Macron aprobó como ministro de finanzas la fusión entre Alcatel y Nokia, se encontró con la presión de los trabajadores que no veían bien una fusión entre los dos fabricantes, ya que acertadamente veían despidos en el horizonte.
Las fusiones y adquisiciones transeuropeas posiblemente ahora sean más necesarias que nunca, no obstante la oposición proteccionista y los recortes en los trabajadores en un continente azotado por el desempleo, hacen que lo tenga muy difícil en el futuro. ¿Veremos un cambio gracias a Macron o simplemente es una fachada?
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