Nuestros datos son la nueva materia prima de la economía, regular la "data economy" es esencial

Nuestros datos son la nueva materia prima de la economía, regular la "data economy" es esencial
14 comentarios

La Historia de la economía, que no es más que la Historia de la Humanidad desde otra perspectiva, podemos sintetizarla para este post de forma (muy) simplificada como la consecución de sucesivos ciclos económicos y sistemas socioeconómicos, salpicados por la llegada de nuevas tecnologías que van permitiendo producir nuevos productos o empezar a usar nuevas materias primas. Es en esta última frase donde está la clave del análisis de hoy, puesto que los datos que ha traído la tecnificación y la digitalización exponencial de nuestras vidas son a la vez producto y materia prima.

Por poner el ejemplo más cercano y comparable (en cierta medida) por su capacidad disruptora, tal y como ocurriese con el petróleo a principios del siglo XX, debemos considerar que esos datos, esenciales para la nueva economía (que no olviden que es la economía del futuro), deben ser regulados. Y esto no debe ocurrir sólo desde el punto de vista obvio de la privacidad, sino que debe hacerse también por sus profundas implicaciones para el conjunto de la economía, y para sentar hoy las bases de una economía del futuro que sea verdaderamente sostenible como fuente de progreso socioeconómico para nuestras sociedades. Es un reto que ya a abordado la Humanidad en el pasado en innumerables ocasiones, y que una vez más se nos plantea como una disyuntiva que, dependiendo de cómo la abordemos, supone a la vez grandes ventajas o temibles riesgos.

The Economist una vez más ha abordado un tema esencial de forma valiente

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Hace tiempo que les vengo hablando de la importancia de los datos en la economía de hoy en día. De hecho, incluso les he traído un análisis particularizado sobre Big Data que pueden leer en este enlace. En aquella ocasión nos centramos en cómo el Big Data iba a revolucionar las empresas y la economía, pero en el análisis de hoy nos vamos a centrar en otro aspecto de los datos, si cabe, más relevante todavía: los datos como nueva materia prima de la economía, y por qué es esencial regularlos de forma eficaz y cuanto antes. He de reconocerles que tenía pensado escribirles sobre este tema en breve, pero The Economist se me ha adelantado por unas semanas.

Pero no se preocupen, este artículo del semanal británico no va a hacer redundante el análisis que pensaba hacerles desde estas líneas: como sabrán los lectores habituales, es muy probable que incluso nos ayude a mejorarlo, pues tomando como base algunos de los puntos más relevantes expuestos por The Economist, analizaremos desde una nueva perspectiva su validez, la ampliaremos, y como también saben, trataremos de aportarles como siempre nuevos puntos de enfoque.

Tras el petróleo, los datos son la nueva materia prima del siglo XXI

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El artículo empieza poniendo al lector en antecedentes, recordando que toda nueva commodity que emerge en nuestras economías abre las puertas a una nueva industria, estratégica por su proyección de rentabilidad, de rápido crecimiento, pero poniendo a las autoridades de la competencia en la tesitura de tener que regular tanto sus flujos económicos, como la actividad de aquellos que tratan de controlar cuanto más puedan el incipiente y lucrativo mercado. Este nuevo mercado, al igual que tantos otros, se vende como fuente de un progreso socioeconómico que siempre está por demostrar cuando se expone a futuro, y que depende mucho más del "cómo" que del "qué", matiz clave que corresponde a las autoridades abordar de forma ineludible.

Efectivamente, el petróleo fue a principios del siglo pasado un asunto pendiente de "encajar" económicamente, y los reguladores acabaron entrando en el campo de juego del oro negro para sentar las bases de un futuro que ha acabado trayendo mayores tasas de prosperidad hasta nuestros días. El proceso de análisis por parte de las autoridades, y la posterior regulación, culminó con la segregación de la otrora dominante Standard Oil a principios del siglo XX. Aunque The Economist deja claro que el tamaño de la porción del pastel por sí misma no debe considerarse un crimen, y se sigue manteniendo contraria al drástico futuro que se diseñó para Standard Oil desde instancias gubernamentales, lo cierto es que efectivamente el tamaño por sí mismo no es un crimen, sino que lo que pontencialmente lo es es la proporción del mercado en manos de un mismo jugador, y la capacidad de manipulación que ello le confiere.

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Si bien es cierto que hoy en día no hay un todopoderoso y único jugador tecnológico comparable a aquel Standard Oil de hace cien años, no es menos cierto que, si analizamos el asunto por subsectores, el panorama se muestra más sombrío de cara a que los mecanismos de los mercados se mantengan engrasados. Para empezar, no podemos dejar de incidir en la información que ya les hemos traído otras veces sobre el famoso cuarteto GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon), que también cita el semanario británico, y si le añadimos a Microsoft, tenemos que son las cinco mayores compañías cotizadas por capitalizacón bursátil. Todas ellas son tecnológicas, estandartes de esa "nueva economía" que empieza a abarcarlo todo y que torrente en los datos uno de sus principales cimientos.

La evidente concentración del GAFA+M y sus derivadas

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Efectivamente, el hecho de que sean cinco parece revelar que están compitiendo entre sí, por lo tanto sin poder acaparar una posición dominante, y manteniendo un mercado de competencia saludable, pero un análisis un poco más en detalle arrojaría unos datos menos alentadores. Amazon acapara uno de cada dos dólares gastados por los clientes del comercio electrónico en USA. Google es líder indiscutible y dominante en las búsquedas online, tal y como lo es Facebook en redes sociales, ambos en conjunto suponen prácticamente la totalidad del crecimiento de los ingresos de publicidad digital en USA en 2016.

Microsoft mantiene en ciertos aspectos una posición dominante que en el pasado ya le trajo numerosos "incidentes" y procesos con las autoridades de la competencia de las principales potencias, y aunque hoy se ha lanzado hacia un ecosistema más abierto y menos restrictivo, lo ha hecho sólo cuando ha visto seriamente amenazado su futuro. Apple es líder indiscutible en varios segmentos de población, especialmente en Estados Unidos, y nadie puede discutir que el suyo es un ecosistema mayormente cerrado y para algunos casi hermético, en el que la compañía dicta hasta lo que puedes hacer o no con un hardware que es propiedad del usuario, y que además ha pagado literalmente a precio de oro.

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Como ven, si bien estas compañías compiten entre sí en ciertos campos, hay otros en los que son líderes dominantes, y aquí es donde entran los datos como materia prima. Con la excepción (parcial) de un Microsoft que lleva unos años reorientando su negocio con aires noventeros, todos estos líderes de la economía digital han afianzado su posición dominante gracias a las ingentes cantidades de datos que atesoran sobre sus usuarios. Un círculo virtuoso (para ellos) que redunda de nuevo en mayor conocimiento de sus clientes y sus preferencias, lo cual no hace sino otorgarles una posición todavía más dominante.

Los tres puntos de The Economist (discutibles)

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The Economist apunta a algunos factores que les invitan a pensar que la situación no es grave (todavía), y se basa en tres puntos principalmente. El primero de ellos es que, lejos de exprimir a los consumidores, las GAFA han traído muchos nuevos servicios y una importande deflación a muchos sectores, e incluso bastantes de esos servicios son gratuítos. Según el criterio de un servidor, este razonamiento es ligeramente perverso. Lo que afirma The Economist es indudablemente cierto, pero no es menos cierto que muchas empresas dominantes en el pasado empezaron a tomar acciones anticompetencia una vez que se sintieron fuertes en su posición de dominio, y pensaron que para perpetuarse en el podium podían acabar de axfisiar a una competencia que emergía en flagrante condición de inferioridad desde el primer momento.

El asunto es que la nueva economía no es un sector emergente a secas como lo era el petróleo en su momento. Una cosa es un nuevo sector más o menos "autocontenido" en la economía, y otra muy distinta es lo que supone la nueva economía. Recordemos que la nueva economía es un sector que está sacando del carril a muchos de los sectores de la vieja economía, con los que de una manera u otra acaba compitiendo. Por lo tanto, no es tan sólo una empresa que está creando un mercado nuevo por explotar, sino que se está literalmente comiendo el mercado de otros, o, como mínimo, anteponiéndose en un estratégico papel de intermediario que hace que su posición de dominio sea igualmente relevante, según analizamos en el artículo "Las tecnológicas estadounidenses conquistan posiciones estratégicas en el mundo, ¿Y las europeas?".

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Las implicaciones potenciales de lo anterior llevan a que esa posición dominante será todavía más dominante cuando hayan destruido tejido productivo, o cuando simplemente lo hayan sometido a sus designios: entonces será cuando podríamos ver las verdaderas implicaciones (e intenciones) de llegar a una situación de cuasi-monopolio. Es ése el escenario a evitar, y es por lo que realmente un servidor piensa que hay que regular los datos, esa materia prima del siglo XXI que está permitiendo que los líderes indiscutibles de la nueva economía puedan aspirar a convertirse en jugadores únicos o "directores" de múltiples sectores económicos.

El segundo punto que cita The Economist para no calificar la situación de grave ya a día de hoy es que, si tenemos en cuenta el peso relativo de estos líderes de la nueva economía incluyendo los jugadores del mundo del brick-and-mortar, su posición dominante no lo es tanto. Poco defendible resulta este punto si casi todos estamos de acuerdo en que "la nueva economía" poco a poco se va tornando en "la economía" a secas. Pensemos un poco en qué peso relativo deja ese futuro al brick-and-mortar, especialmente cuando los datos verdaderamente valiosos están ya en manos de los líderes digitales. Y por si a algunos les cabía alguna duda, pueden leer noticias como la que les enlazo aquí, que relatan como en USA los centros comerciales ya están pasando serios apuros en favor de sus contrincantes online (¿O casi deberíamos decir "contrincante" en singular?).

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El último punto sacado a relucir por el semanario británico es que casos como el de Snapchat son indicativos de que la competencia en la economía digital aún goza de buena salud, y que un nuevo jugador todavía es capaz de "hacer ruido" y erigirse en jugador destacado. Obviamente, la economía digital rebaja importantes barreras de entrada, y permite que una nueva empresa pueda convertirse por sus propios méritos en gigante en un tiempo récord, nunca antes visto en la Historia económica. Creo que este razonamiento, siendo totalmente cierto, no quita que la posición de liderazgo permita a los gigantes analizar sus preciados datos, y saber cuando un recién llegado es una seria amenaza para su futuro, por lo que los datos les indiquen que deben optar por comprar a los nuevos antes de que sean importantes.

Como ven, debemos a día de hoy velar por fomentar una competencia sana y equilibrada, y los datos de los usuarios están en el epicentro del asunto. A pesar de los razonamientos anteriores, a esta conclusión llega también el semanario económico británico, pero resultándole menos apremiante, aduciendo (en mi opinión acertadamente) que las antiguas formas de pensar en cuanto a la libre competencia están desfasadas cuando empezamos a hablar de la "data economy", y defendiendo que un nuevo enfoque es necesario. Un servidor está totalmente de acuerdo en todo esto, pero realmente, la diferencia que marco es que, incluso las antiguas reglas del juego de la competencia, si hacemos el ejercicio de proyectar su resultado a futuro en el nuevo contexto, también arrojan la creciente necesidad de una regulación de datos que, a día de hoy, brilla por su ausencia.

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Ya les escribí hace algunos años, en un sentido ligeramente diferente, sobre los riesgos de los Little Brothers (aparte del orwelliano Big Brother). Pero esos Little Brothers de los que les hablaba adquieren relevancia en el tema de hoy al ser analizados desde la perspectiva de los datos, nexo común con aquel post: "Cómo protegerse del pisoteo de su intimidad por el Big Data o La diferencia entre Little Brother y Big Brother". En el mundo online, los datos sólo atraen a más datos, reforzando aún más las posiciones dominantes de mercado, ya que los datos son la gran fuente de poder. Es por ello por lo que la proyección a futuro, incluso bajo el prisma de las antiguas leyes de la competencia, sólo apunta a un futuro de concentración masiva que, no me podrán negar, implica unos riesgos obvios.

¿Y qué se puede hacer para regular la "data economy"?

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Sin pretender elaborar aquí una profusa regulación digna de un ministerio, sí que vamos a comentar algunas líneas maestras. Para intentar perfilar al menos una posible solución, debemos antes plantearnos los actuales problemas a los que nos enfrentamos. Poniéndonos en el lugar de las autoridades de la competencia, el principal problema que ve un servidor actualmente es el mismo que les he citado varias veces en anteriores artículos, y es que los datos son un importante activo de las empresas, pero sólo se empieza ahora a verlos como tales. Por ello, la potencial regulación parte con la gran desventaja de que debe ser alumbrada cuando el poder de los datos supera ya con creces al de muchos otros activos. Es una regulación que llega tarde, porque las autoridades no han sabido abordar el tema antes con el cambio radical de enfoque que se requería. No es que los avances tecnológicos estén "pillando" a la legislación en fuera de juego, el tema es que cuando pitan el final del primer tiempo la legislación todavía se está poniendo la equipación en el vestuario.

El problema de segundo orden que subyace tras este hecho es que, dado que hasta hace poco no nos han aceptado que los datos sean un activo, actualmente no hay ni siquiera bocetos de modelos de valoración de activos de datos. El fin sería utilizarlos como un indicador más que ayude a determinar si una fusión o adquisición requiere ser evaluada por las autoridades de competencia. Un servidor se había planteado más de una vez este tema antes de leer el artículo de The Economist, pero el semanario se inclina también por que, para evaluar una fusión o adquisición, las autoridades de competencia deben tener en cuenta todos los activos de las compañías afectadas, y por supuesto incluyendo también los datos como parte de esos activos. Ahora mismo las autoridades no saben valorar los datos, pero es más, es difícil que lo lleguen a saber en el contexto legislativo y de mercado actual, pues los datos no tienen un precio público de mercado.

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Sólo las empresas que atesoran esos datos saben lo que valen, o mejor dicho, el valor que tienen para ellas, y no es fácil que lo revelen con transparencia porque es un factor con un componente altamente estratégico. Por ello, parece un buen indicador la propuesta de The Economist de ponderar los datos como parte de la valoración que las compañías hacen de la compañía adquirida, como cuando Facebook pagó decenas de miles de dólares por Whatsapp, una compañía que ni siquiera tenía apenas ingresos.

La segunda línea maestra que apunta The Economist es que hay que regular que haya más transparencia en el sector respecto a los datos, no sólo en términos de privacidad, sino también en cuanto a poder tener consciencia de qué datos venden sobre nosotros, y además qué beneficio les reporta. Adicionalmente proponen que los gobiernos publiquen cierta información sobre los ciudadanos. Es un buen punto de partida valorar que la solución pase por aportar transparencia a los datos, pero un servidor iría más allá, y se debería regular el poder hacer al usuario dueño de sus datos. Tecnologías como blockchain sientan las bases para poder implementar este enfoque de futuro, además de aportar una veracidad que beneficiaría a ambas partes, porque iniciativas como las que han emprendido algunos operadores, por las que quieren convertirse ellos mismos en garantes de los datos de los usuarios, sólo suponen ponerle al perro otro collar.

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Como propuesta personal, considero que sería una buena iniciativa declarar ciertos datos como de interés público, a fin de fomentar la competencia y la innovación por parte de nuevos jugadores, y que sea lo elaborado por cada empresa a partir de esos datos de interés público lo que pueda ser privado y propietario de cada corporación. Los datos en crudo que proveemos los usuarios no es justo que sean propiedad de una empresa tan sólo por haber utilizado una app gratuíta, estos datos realmente no le pertenecen a la compañía sino al usuario.

Pero si las compañías invierten, y con tecnologías de Big data en base a esos datos consiguen datos de valor añadido y de orden superior, se fomenta la innovación. Se podría pensar incluso en permitir explotar ese nuevo modelo de datos durante unos años en exclusividad a la compañía que lo ha elaborado, hasta que sea automáticamente calificado también de utilidad pública, tras un periodo predefinido fijado por ley, como ocurre por ejemplo con las patentes farmacéuticas cuando pasan a poder usarse para producir medicamentos genéricos.

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Para finalizar, recuerden que regular, más que estructurar el presente, debe considerarse que es dar forma al futuro, y aunque un servidor no es en absoluto partidario de caer en la sobrerregulación, eludir la responsabilidad de dictar unas reglas del juego justas y beneficiosas para todos sólo puede llevar a situaciones asimétricas y potencialmente insostenibles. Una cosa es regular lo que no es necesario, y otra muy distinta es no regular en absoluto asuntos tan cruciales como el comercio con nuestros datos, o el valor que nuestros datos aportan como activos a una empresa: (creo que) a nuestros políticos les pagamos por hacerlo y, es más, por hacerlo bien.

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    • interesante

      "a nuestros políticos les pagamos por hacerlo y, es más, por hacerlo bien." Las empresas les pagan más

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    • Avatar de victorjba Respondiendo a victorjba

      Lo cual de ninguno modo evita (sino que más bien agrava) que algunos estén cayendo en un incumplimiento de su deber (sí, también en esto...)

    • Cuentan de un sabio que un día
      tan pobre y mísero estaba,
      que sólo se sustentaba
      de unas hierbas que cogía.
      ¿Habrá otro, entre sí decía,
      más pobre y triste que yo?;
      y cuando el rostro volvió
      halló la respuesta, viendo
      que otro sabio iba cogiendo
      las hierbas que él arrojó.Pedro Calderón de la Barca

      Es en esto en lo que pensaba mientras leía el artículo. Iba mosqueándome porque la postura parecía la misma de casi todos, que los datos son algo que los individuos tiramos y otro recoge, pero que en este caso lo que nosotros vamos tirando no son hierbas casi incomestibles, sino información que bien usada puede valer mucho.

      Finalmente, y me alegro por ello, el autor pone el punto sobre la i, los datos tienen un propietario, que es quien lo genera. No puedo estar más de acuerdo.

      Ese es para mi el punto de partida. Podré permitir que Google use mi búsqueda para usar mis datos, pero eso no debe impedir que esos datos sigan siendo mios y que pueda tratar con ellos. Actualmente el acuerdo es más o menos que el que está interesado en mis datos me da un servicio a cambio del uso de esos datos, pero el problema llega cuando yo no quiero seguir permitiendo que esos datos sigan utilizándose.

      Mucho me temo que el futuro que nos espera es la continuación del presente. Terrible para el individuo y con todas las ventajas para el que presta el servicio. Pongamos como ejemplo a elblogsalmon. Yo, usuario, puedo leer un artículo y quedarme con la información, acceder a los anuncios o no, pero no se me exige nada más. Sin embargo si yo decido opinar, además del negocio de los anuncios, elblogsalmon se beneficia de unas opiniones expresadas por mi. Tal vez solo consiga que alguien esté más tiempo en el site, con la posibilidad de que haya más oportunidades de que pinche en un anuncio, o tal vez se consigan más visitas. Da lo mismo, elblogsalmon mantiene los comentarios y algún valor tendrán para ellos. Sin embargo y sin haber firmado ningún tipo de acuerdo que lo permita, la posibilidad de que elblogsalmon borre mis comentarios por iniciativa suya es mucho más grande que los borre a petición mia. Yo le he dado a elblogsalmon datos sin una contraprestación cierta.

      Es eso lo que se debería regular, la propiedad primera de la información, de los datos, de manera que esa propiedad sea intransferible, al menos si no existe acuerdo individual y expreso. A partir de ahí se puede ir regulando conforme lo demande la situación.

      Un apunte. Si empezamos a asignar valor y precio a lo que el individuo genera y de lo que se benefician las empresas, estaremos iniciando un proceso que puede acabar en una especie de renta, tal vez ni universal ni suficiente para subsistir, pero sí que permita revertir en el individuo lo que aporta. O dicho de otra manera, que el valor generado por cada individuo se asocie al individuo que lo genera, no a quien explota esa información.

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    • Avatar de ippc Respondiendo a ippc

      Gracias por su aportación, ippc. Y me alegro de haber estado en esta ocasión a la altura de sus expectativas (que no es poco 😃).

    • La economía digital es, a diferencia de la economía material en la que los bienes tienen valor por su escasez y su exclusividad, una economía de la abundancia y de lo público. Los datos puedan reproducirse, procesarse y circular a coste prácticamente nulo, y en continuo descenso. Por eso resulta complicado pensar en ello usando conceptos como el de mercado, basado en el comercio de bienes privativos escasos. Es apasionante, auténtica ciencia ficción, que grandes empresas puedan ganar dinero dando servicios gratis a cambio, "simplemente", de usarlos. También es una gran lección para los liberales que piensan que los monopolios no existen sin regulación; claramente aparecen de forma natural en casi todas partes.

      Seguramente, para evitar el abuso de poder de estas empresas no podremos copiar modelos de ruptura de la exclusividad usados en otros sectores, como las comunicaciones, la energía o los transportes (que tampoco han funcionado siempre muy bien). Notemos, por otra parte, que en esta nueva economía de la abundancia es mucho más fácil que surjan alternativas que quizá no rompan el monopolio, pero le obligarán a portarse "bien" con el usuario (como pasó con el fallido intento de WhatsApp de cobrar).

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    • Avatar de epic Respondiendo a epic

      Gracias por compartir con nosotros tus puntos de vista, epic. Sin duda, aportan al debate. Realmente es un tema muy complejo, pero no lo es menos que otros en su momento: por mucho que ahora haya cosas que nos vienen casi dadas, y que no nos parecen complejas, en su momento supusieron un gran desafío. Regular la "data economy" sin duda es complicado, pero no es insuperable: en todo caso es algo que habrá que hacer sí o sí en algún momento.

    • Usuario desactivado

      Usuario desactivado

      Bien. Pero no es tan sencillo. En algunos casos no son realmente los datos almacenados lo que tiene un gran valor sino el flujo de estos. Empresas capaces de recopilar cientos de GB por hora o por segundo, los usan para tomar decisiones en tiempo real y luego se descartan en algunos casos al cabo de pocos minutos.

      ¿seria una opcion obligar a google o facebook a compartir ese torrente de datos en tiempo real con otras empresas? ¿como se hace eso tecnicamente y como se regula?

      Y no son solo google o facebook, eso es solo la punta del iceberg. Estan todos los ISP que tienen estadisticas de cada bit que entra o sale de nuestras casas o moviles, los DNS, los millones de aplicaciones chorras gratuitas que se instala la gente el sus dispositivos, cuya unica funcion real es recoger datos como posesas, los sistemas operativos, consolas, coches, TV's y otros cacharros 'smart', etc.

      Ya es posible por ejemplo en algunos casos saber que programa de TV estas mirando en tu casa mientras consultas el movil y mostrarte un anuncio dirigido. Esa informacion es valiosa solo durante un rato. O si estas mirando el movil desde la playa, un centro comercial o unas pistas de esqui. Como en minority report. O si has visitado una pagina de fotografia o de moda justo antes de llegar a la pagina de amazon.
      Lo que ofrecen algunas agencias es espeluznante.

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    • Avatar de 5022 Respondiendo a Usuario desactivado

      Hola fht233... En ningún momento he dicho yo que sea sencillo (y menos técnicamente, por no hablar legislativamente...), pero sin duda es algo que habrá que hacer en algún momento (en mi opinión más nos vale que pronto).

      No obstante, los puntos que enumeras son interesantes, y aunque el objeto de mi post no era entrar a un nivel de detalle técnico que la mayoría de nuestros lectores no buscan, me gusta que hayas sacado este tema en los comentarios. Gracias por ello.

      Obviamente los problemas a los que apuntas son retos (que no impedimentos) técnicos, pero no debemos amilanarnos ante su complejidad. ¿Qué crees que pensaría un ciudadano como nosotros si en el siglo XVIII le hablamos del teléfono y de que había que tirar un enjambre de cables por todo el país? A muchos les habría parecido un despropósito, pero gracias a ello hoy en día estamos intercambiando opiniones tú y yo. Yo he indicado el camino que creo que deberíamos tomar, otra cosa son los repechos que nos vayamos a encontrar al recorrerlo. El admitir que es muy complejo regular la "data economy" no lo hace menos necesario...

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    • Avatar de derblauemond Respondiendo a derblauemond
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      Si, totalmente de acuerdo. Solo queria remarcar que no es tan sencillo como en el caso de las telecos por ejemplo, que las obligan a compartir el cable y listo.

      Una opcion seria obligarlas a dividirse. Unas empresas que recopilan datos y otras que los explotan. Pero como separas cuando vender online es explotar y generar datos todo a la vez. O mostrar un banner de un cliente tuyo es explotar y tambien generar nuevos datos.
      ¿Un 'stream' de datos gigante donde todos estan obligados a volcar datos y todos pueden acceder? No hay silicio en la tierra para tanto dato :-D
      Interesante problema.

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    • Avatar de 5022 Respondiendo a Usuario desactivado

      Gracias por participar en este debate, fht233: es cuando las conversaciones entran en este estadio de detalle cuando más disfruto con ustedes.

      El problema, más que de silicio, yo creo que es de fibra óptica. Me explico. Primeramente, sin haberlo analizado tan concienzudamente como un modelo así requiere, para esos datos básicos que propongo que sean declarados "de utilidad pública", el modelo que más adecuado se me antoja es similar al eléctrico, en el cual hay una Red Eléctrica de España que pone la infraestructura común, y las eléctricas le pagan un fee por utilizarla.

      Le decía que el problema no es de silicio porque ahora mismo todo el cómputo y los recursos que se dedica a estos datos se está haciendo igualmente, consumiendo los mismos ciclos de CPU y los mismos GBs, solo que se hace en el CPD o infraestructura particular de cada compañía. Desde este punto de vista, se trataría de "trasladar" cómputo y almacenamiento a la nueva compañía "REE". Pero el problema viene en el acceso intensivo que las compañías van a hacer de esos datos, lo cual nos traslada el cuello de botella a la fibra óptica que soporta las comunicaciones. Y el tema crítico no sólo viene del ancho de banda pues, sino también de la latencia.

      Este último punto se me antoja bastante complejo de superar hoy por hoy, pero ¿Por qué pensar necesariamente en una infraestructura centralizada para todos los casos? Al fin y al cabo, de lo que hablamos es de una catalogación legal básicamente. Se podría a priori pensar en algún modelo de descarga de datos iniciales con un primer import/export asíncrono, y luego, una vez lanzado el servicio, que cada compañía pueda ya con sus clientes mantener sus datos actualizados. Eso eliminaría barreras de entrada a la vez que minimizaría los requerimientos para una infraestructura centralizada para esos "datos de interés público".

    • ¿Realmente están bien valoradas estas compañías? ¿Son tan importantes los datos que dan el poder económico a estas empresas como si fueran fuentes de energía vital? Creo que la expansión brutal de los precios de las participaciones de estas compañías es más una burbuja financiera del sistema, que una auténtica creación de valor.

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    • Avatar de oxiigen8 Respondiendo a OXYGEN

      Pues estimado oxygen, no seré yo el que le diga que no hay ciertos síntomas de burbuja en algunos sub-sectores tecnológicos como por ejemplo el mercado de startups, pero tampoco debemos olvidar que los casos de las GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon) son compañías ya consolidadas, y que uno de los parámetros determinantes de una burbuja cuando hay ingresos es el PER (Price-Earnings Ratio).

    • Muy interesante.

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    • Avatar de itunes2018gratis Respondiendo a itunes2018gratis

      Gracias itunes2018gratis. Me alegro de que el artículo te haya gustado.

      Y como no tengo ya abuela, permíteme hacer notar que el artículo lo publiqué hace casi un año, mucho antes de que estallase el escándalo de facebook, y antes también de que la sociedad tomaste conciencia de este tema.

      De hecho, yo lo escribí precisamente para concienciar a nuestros lectores sobre un tema esencial para nuestras socioeconomías.

      No se podrán quejar de los temas que les traigo y de la anticipación con la que lo hago 😉 . Esto de vivir en The Matrix y que el agente Smith me tenga enchufado tiene sus ventajas 😂

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