¿Y si los tipos negativos fueran una simple consecuencia de la demografía?
Llevamos casi diez años de crisis y para lograr algo de crecimiento muchas economías han metido sus tipos oficiales de interés en negativo. La deuda pública de muchos países, como Suiza, Japón e incluso España, están en negativo, es decir, los inversores están pagando por prestar el dinero. Y el relato dominante de por qué hemos llegado a esta situación puede tener una réplica.
El motivo por el que los tipos han llegado a negativo, según la opinión más extendida, es que las continuas luchas contra la inflación y las sucesivas crisis han ido reduciendo los tipos de interés, con lo que hemos llegado al límite. Los Bancos Centrales siguen intentando meter los tipos más en negativo pero es complicado sin crear estímulos para se acumule dinero en efectivo (de ahí los rumores de planes para eliminarlo).
Sin embargo hay una visión distinta y es que estos tipos en negativo son una consecuencia de la demografía: cuando un país envejece al final tiene que meter los tipos en terreno negativo para casar oferta y demanda. Esta visión es algo revolucionaria pero está propuesta por unos investigadores de economía de la Universidad de Cambridge.
La demografía es la clave de todo
Según el modelo que han presentado estos investigadores los tipos de interés se fijan en relación al ahorro y a la demanda de crédito. Normalmente los jóvenes demandan crédito para formarse (o, en el caso de España, comprar una vivienda) y los mayores ahorran para la jubilación. Cuando hay más jóvenes que mayores los tipos son relativamente altos, ya que hay más demanda que oferta, pero a partir de los años 70 se empieza a quebrar esto. ¿El motivo? La popularización de la píldora anticonceptiva.
Está claro que a partir de la década de los 70 en todo el mundo occidental hay una bajada de la natalidad, y por tanto en la época actual las pirámides poblacionales no tienen forma de pirámide. Esto hace que haya un exceso de ahorro y los tipos bajen a niveles nunca vistos antes.
La teoría concuerda, por cierto, con que Japón tuvo una crisis parecida, con bajada de los tipos a cero, unos 20 años antes que en el resto del mundo, debido a que su situación demográfica iba adelantada respecto a la del resto del mundo.
El estudio que presentan estos investigadores concuerda con lo que ha sucedido en el mundo y pronostican que el pico de exceso de ahorro será entorno a 2035, es decir, nos quedarían unos 20 años de tipos negativos.
¿Cómo evitar burbujas?
Un problema de que vayamos a tener tipos negativos es la formación de burbujas. Si la cosa fuera a durar poco se podría dejar correr, pero en plazos tan largos podemos estar ante verdaderos shocks. ¿La solución? Emitir deuda pública. Que todo el ahorro excesivo acabe en manos del Estado.
Según los investigadores es lo que se ha visto en Japón en las últimas décadas, una subida brutal de la deuda pública. Sin embargo en Europa es lo contrario, la Unión Europea tiene un pacto de estabilidad que está intentando que los Estados no emitan tanta deuda, que no haya tanto déficit. Según los investigadores esto podría generar burbujas, puesto que los tipos van a seguir en negativo.
Desde luego es una investigación muy interesante, algo fuera de la ortodoxia, pero que incluye matices que todos conocemos. La economía que conocíamos estaba basada en una pirámide poblacional clara y ahora está muy distorsionada, y esto genera, de muchas formas, una situación distinta.