Podemos ha sido la palabra de las pasadas elecciones europeas. Nadie esperaba que la agrupación electoral sacara más de un escaño, y el resultado ya lo conocemos. Ahora se quiere cambiar la plataforma en un partido, y es justo en este momento donde empiezan los problemas, especialmente entre las bases y la cúpula.
Hasta ahora podemos ha funcionado mucho utilizando los círculos, grupos de discusión al estilo de las asambleas del 15M e Internet. Pero en la práctica ese tipo de forma de actuar puede ser poco ejecutivo, tomando demasiado tiempo cuando es necesario una decisión rápida. También cada uno de eso círculos cuenta lo mismo, independientemente de su tamaño. Estos son los argumentos para proponer cambios.
La propuesta de la dirección (los profesores de ciencias políticas Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero) es formar una asamblea fundacional de 25 personas que será elegida por Internet, esta asamblea no tiene listas abiertas, por lo que los 25 montarán el partido y su estructura administrativa justo a su gusto. Pablo Iglesias ha propuesto una lista de personas de confianza, y esto ha causado descontento en las bases.
Una organización humana
El problema que tiene Podemos, es que al crecer en tamaño y relevancia, van a tener los mismos desafíos que tienen las organizaciones humanas. Esto que surge, de políticas, argumentos bienintencionados desde arriba (van a tomar el control) y de cientos de personas descontentas, sucede en cualquier tipo de organización humana. No importa que sea un partido político, una empresa privada, una administración pública o una cofradía. Todas las organizaciones humanas están sujetas a este tipo de problemas.
Podemos está acumulando cada vez más poder político, social y económico. El gran cambio se nota después de las elecciones europeas. Pero si vemos las simulaciones que los muestran como tercera fuerza política del país, vemos que esto no está sino creciendo. A medida que es más grande el pastel, más vamos a luchar por el reparto.
Normalmente el contraargumento que siempre he oído a este tipo de opiniones es que “esto no pasa en X porque el motivo Y la hace mejor”. Ponga en Y cualquier tipo de argumento que se le ocurra, el ser una organización privada o pública, el tener o no ánimo de lucro, la nacionalidad, la situación, lo buena que es la gente... Resulta irrelevante. Si hay una organización humana habrá este tipo de problemas porque está en nuestra naturaleza.
Problemas en organizaciones
Uno de los problemas que tienen los CEOs de las grandes empresas es que las estructuras tienden a crecer y crecer. Su objetivo suele ser mantenerlas lo más pequeñas posibles para no aumentar el crecimiento indefinidamente. Todos los departamentos se quejan de exceso de trabajo, todos de falta de recursos, todos piden más presupuesto para salir adelante y a todos les parece que son la parte más vital de la empresa. Además en la organización grande contratar a tres personas más en un departamento no parece un gran esfuerzo comprado con la organización, por lo que el dinero no es tanto problema. No tendrá un efecto importante sobre la cuenta de resultados. Aunque sí lo tendrá si se va sumando lo de todos.
También está la burocracia, que va creciendo y creciendo. Muchas veces acaba siendo necesario poner cierta burocracia y estandarización de procesos, pero sin control, la lucha contra la burocracia interna y los procedimientos se acaba convirtiendo en el mayor impedimento para el avance de la organización.
Otro problema viene de la creciente distancia entre clientes y la dirección a medida que la empresa crece. Poco a poco se van superponiendo capas y capas de gestión, que acaba sacando el chiste del remero adelante.
Con tanto jefe (y dinero de por medio) es normal que surjan los problemas políticos de los que hemos hablado anteriormente. Cualquier persona que haya trabajado en un ambiente laboral se da cuenta, pensar que no va a haber politiqueo es ser ingenuo (o falta de experiencia).
También la falta de riesgo e innovación en una organización grande las suele hacer poco capaces de hacer cambios, puede que quién se oponga estos sea la propia organización (por ejemplo Nokia desarrolló su móvil con pantalla táctil antes de que Apple hiciera lo mismo con el iPhone). En el mundo tecnológico se nota especialmente porque la velocidad del cambio es mayor y cuesta más adaptarse, teniendo una mayor ventaja los jugadores pequeños, rápidos y hambrientos de su trozo del pastel.
Por último a veces aunque desde arriba se quiera innovar, la inercia de la propia organización lo impide completa o parcialmente, de modo que cuesta mucho acabar con la obsolescencia de la misma ante los nuevos competidores. A veces hay jefes que son conscientes del cambio que va a haber en el mercado, pero no son capaces de virar el barco hacia el cambio por la inercia del mismo y acaban estrellándose contra las rocas.
¿Qué se puede hacer?
¿Nos condena nuestra naturaleza a organizaciones dominadas por la política y la burocracia? ¿Vamos a tener el nepotismo como forma de vida? Sí y no. Creer que estos problemas no van a surgir suele ser lo mejor para que los problemas aparezcan No los habremos visto venir. En cambio reglas claras, vigilar y tener controles (siempre que estos controles no se conviertan en otro problema, que es posible que pase con la estructura mejor intencionada y diseñada del mundo) junto con promover una cultura organizativa adecuada puede paliar los problemas organizativos.
Pero estos problemas no desaparecerán, sólo con vigilancia constante seremos capaces de mantenerlos a raya y que haya un equipo remando hacia el mismo destino común.
En El Blog Salmón | Esto es lo que propone Podemos en su programa. Y estas serían las consecuencias. Más información | El País, Público Imagen | angela .n