La semana laboral de cuatro días es el sueño de todo trabajador que los nuevos hábitos laborales tienen en boga, ya que consideran que es un sistema más productivo al permitir focalizar la atención de los empleados y tener un aliciente de un día libre más.
Tanto es así, que desde hace unos años se han puesto en marcha algunos experimentos para testar si de verdad eso sucede, si bien no todos han salido como se esperaba.
El último en unirse a esta moda ha sido Reino Unido, que se ha unido al programa global 4 Day Week, Global, el cual sigue la regla 100-80-100: el 100% del sueldo, el 80% del tiempo y el 100% de productividad.
Así, 73 empresas británicas con un total de más de 3.000 trabajadores van a comenzar este experimento, el cual ya se lleva a cabo en unas 150 firmas de Estados Unidos, Canadá, Australia o Nueva Zelanda. Y pronto aterrizará en España en proyectos del gobierno central y de la Generalitat Valenciana.
Serán, además, los primeros proyectos piloto en el sector público, pues hasta ahora solo eran empresas privadas las que se unían a esta iniciativa. La Generalitat Valenciana va a otorgar una subvención por empleado será de 9.611 euros a las empresas que se acojan voluntariamente este proyecto piloto de cuatro días laborables repartidos en tres años de forma decreciente, de forma que se pueda cubrir la posible pérdida de productividad de este sistema, la cual se debería mejorar en los años posteriores.
Algo parecido hará el Ministerio de Industria atendiendo las peticiones de Más País, el partido que abandera esta iniciativa y que lo ha repetido hasta la saciedad en el Congreso de los Diputados. Por lo tanto, hablamos de que la semana laboral de cuatro días da un salto cualitativo y que cada vez está más cerca de ser una realidad.
¿Un aumento de la productividad del 25%?
Los promotores de esta iniciativa mundial estiman que la semana laboral de cuatro días puede aumentar la productividad hasta un 25%. Pero eso es si se lleva bien a cabo y si realmente la empresa apuesta de forma convencida por esta fórmula.
Porque hace un año ya mencionamos el caso fallido de Telefónica, que puso en marcha su propio programa piloto de cuatro días laborables, pero que realmente era una forma de reducir costes, pues había recorte de sueldo de un 14%, aunque luego se bonificaba.
Vamos, solo una forma de intentar ahorrar en un gigante que siempre está intentando aligerar los costes laborales de su inmensa plantilla.
Por lo tanto, la jornada laboral de cuatro horas pinta bien, pero de momento, solo sobre el papel. Porque quizá en algunas empresas pequeñas, de nuevo cuño y bien organizadas, se puede llevar a cabo con mejora del rendimiento. Pero en el común de las empresas, con modos antiguos y estructuras muy jerarquizadas es más difícil.
Y teniendo en cuenta que España necesita tener el pistón más alto porque la productividad de por sí ya es muy baja. Según un informe reciente de Adecco, está por debajo del 60%. Y aunque en sectores como el de la información y las comunicaciones, las finanzas y seguros o la energía y gas somos bastante productivos, en otros como el turístico -clave en nuestro país- el de alimentación y restauración o el farmacéutico, no lo somos tanto.
De ahí que la sociedad actual que ya es poco productiva no va a poder engancharse a una semana de cuatro días y subir la productividad. Es posible que en otros países más productivos y con una probada ya efectividad sea más factible esta semana laboral, pero en el nuestro con usos arraigados de años en años, todavía es difícil.