El sector por excelencia que está sufriendo en bolsa este año son las aerolíneas, con un desplome generalizado tanto en España como en Europa como en el resto del mundo.
El escenario de este año ha sido crítico paras todos, debido a que la propagación rápida y cada vez mayor del brote del Covid-19, el deterioro de las expectativas global de crecimiento, la caída de los precios del crudo han llevado a la caída de los precios de los activos financieros que han sido liderados por las aerolíneas.
Si hablamos específicamente de IAG, la matriz de Iberia, se ha visto afectada inicialmente por el brote y vimos que a principios de marzo de este año se pusieron en marcha las restricciones en los vuelos hacia y desde China, Estados Unidos, Italia y otras regiones. A medida que se fue extendiendo el brote, la aerolínea fue reduciendo su capacidad en un 94% en el mes de abril y en mayo y llevaría a reducciones de capacidad de hasta el 50% para 2020.
La actividad del transporte se ha ido reanudando en el tercer trimestre del año, no obstante, existe una alta incertidumbre sobre cómo reaccionarán los gobiernos a tenor de la segunda oleada que se está viviendo en los principales países pero específicamente en España.
IAG tiene el 67% de la capacidad fuera de Europa y una alta exposición a los viajes de negocios y al ocio premium. En principio, a medida que se reanuden los vuelos, IAG se quedaría rezagada debido a su perfil de recuperación más lento que el de la industria en su conjunto.
Y todo esto mencionado tiene una traducción... El hundimiento de la cotización en un 78,5%, siendo el peor valor del Ibex 35 (-30,43%) y también de su sector a nivel europeo junto a la aerolínea Carnival (-75,88%).
Sus problemas de efectivo le llevan a una ampliación de capital
Esta crisis ha tenido un impacto notorio en las necesidades de liquidez de IAG. Valorando el primer semestre de 2020, IAG informó una salida de efectivo libre de 3.500 millones de euros (incluidos los reembolsos de arrendamiento), lo que refleja una parada casi total de la flota durante el segundo trimestre, así como alrededor de 600 millones de euros de salidas por sobrecobertura de combustible y reembolsos de reservas anticipadas.
Su posición de liquidez se redujo de alrededor de 10.000 millones de euros a finales de marzo a 8.100 millones de euros a finales de junio, después de asegurar una liquidez adicional sustancial y reducir la tasa de quema de efectivo operativo a 193 millones de euros por semana desde 440 millones de euros a principios de la crisis. La compañía también redujo a la mitad su gasto de capital en 7.000 millones de euros en total durante los próximos tres años al retrasar o cancelar las entregas de nuevos aviones y retirar su flota de generación anterior antes.
A ello hay que sumar la reestructuración de la empresa dentro de British Airways y otras reducciones de personal en otras aerolíneas del grupo. La compañía espera que las reducciones finales de personal sean sustancialmente menores. Como parte de su programa de reducción de costos, British Airways también planea enmendar los términos del contrato para cierto personal existente, lo que podría generar disturbios industriales. Es posible que IAG también necesite reorientar su negocio hacia el ocio y alejarse de los viajes corporativos, que suelen ser un segmento muy rentable de la industria de las aerolíneas y, como resultado, puede enfrentar desafíos para volver a los niveles anteriores de rentabilidad.
Ante el hundimiento del efectivo se necesitaba impulsar su liquidez. Por ello, IAG propuso una emisión de derechos de capital en septiembre de hasta 2.750 millones de euros y también ha recibido ingresos por 750 millones de libras esterlinas de American Express Company relacionados con la renovación de la asociación global de IAG y que incluye un componente sustancial de la venta anticipada de millas aéreas. La emisión propuesta está respaldada por un compromiso del mayor accionista de IAG, Qatar Airways, que posee una participación accionaria del 25,1%.
El objetivo de esta emisión de derechos y los ingresos de American Express, es obtener la liquidez necesaria para que la empresa opere durante unos 500 días si la demanda no mejora con respecto a los niveles estimados en el tercer trimestre de 2020.
El planteamiento inicial es que por cada acción existente de IAG, el titular tiene un derecho de suscripción y son necesarios dos derechos de suscripción para suscribir tres acciones nuevas, lo que implica una alta disolución. El precio de suscripción de nuevas acciones será de 0,92 euros por cada acción nueva, lo que representa un 35,9% de descuento sobre el TERP (precio teórico ex-derechos).
Y ¿qué ha pasado? A medida que la cotización de IAG ha ido cayendo en los últimos días -a inicios de septiembre la cotización se encontraba en los 1,62 euros, hoy en los 1,03 euros-, los derechos se han hundido, con pérdidas del 56%. Tiene todo el sentido del mundo, si las acciones caen, el incentivo es menor por acudir a la ampliación de capital para la compra de nuevas acciones más baratas frente a la cotización, por ello, muchos inversores están prefiriendo la venta de derechos.