Las acciones de Tesla están yendo cuesta abajo y sin frenos, rompiendo los 200 dólares y marcando mínimos de las últimas 52 semanas. Las acciones tecnológicas están viviendo un mal año y hasta el propio Elon Musk vendió 19,5 millones de acciones por 3.950 millones de dólares el 4, 7 y 8 de noviembre, según documentos presentados a la SEC para financiar parte de su compra de Twitter.
Este movimiento se produjo después de que anunciara a principios de este año que no tenía intenciones de vender más acciones de Tesla. La última desinversión reduce la participación de Musk en la empresa hasta el 14%. Por ello, ayer la cotización cayó un 7,17%, en los últimos cinco días el valor perdió un 17,4% y si ponemos la vista un año atrás, el valor ha evaporado la mitad de su cotización.
Musk se ha estado sacando de encima las acciones de Tesla. Liquidó acciones por valor de 8.500 millones de dólares a 294,36 dólares por acción en abril y sus acciones por valor de 6.900 millones de dólares a 289,79 dólares por acción. A finales del año pasado, Musk vendió acciones de Tesla por valor de 6.600 millones de dólares a 357,23 dólares.
Las miradas a Twitter afectan a Tesla. Musk compró Twitter recientemente por 44.000 millones de dólares, lo que implica 13.000 millones en préstamos y un compromiso de capital de 33.500 millones. Esto hace que los inversores anticipen si confirman las ganancias de la venta de acciones de Tesla para cubrir parte de ese coste.
Si nos focalizamos en Tesla. No hay duda que la empresa de vehículos eléctricos crece en los últimos años, abriendo nuevas fábricas en Estados Unidos, China y Alemania y aumentando la producción. De hecho, entregó 343.000 coches en el tercer trimestre, un récord que superó en más del 40% al del mismo período del año pasado.
Pero Tesla vislumbra en el horizonte determinados problemas: El aumento de los tipos de interés, la pérdida de ingresos del tercer trimestre y la desaceleración de las ventas en China son preocupaciones inmediatas. Produjo más autos de los que vendió -fabricó más de 22.000 vehículos eléctricos más de los que entregó a los clientes-, lo que generó temores de que la demanda esté menguando, al ser la primera vez en su historia que ha tenido que financiar tantos coches en inventario.
A ello sumemos el aumento de los precios que ha llevado a cabo Tesla de sus vehículos. Un dato a tener en cuenta es que el precio promedio de transacción del vehículo de Tesla aumentó un 31% hasta alcanzar los 69.831 dólares, en comparación con 53.132 a principios de 2021. En comparativa, el sector ha impulsado un 18% sus precios. Es complicado que la demanda no se resiente si se disparan los precios.
Y si por algo ha crecido Tesla en bolsa, es por unas expectativas desbordantes de los flujos futuros descontados en el presente. El hecho que exista tanta incertidumbre en la evolución de la demanda lleva a una fuerte penalización en bolsa. De hecho, como hemos comentado, la empresa ha perdido un 50% en el precio de sus acciones en los últimos doce meses, mientras que el Nasdaq ha recortado un 34% en el mismo período computado. Otra manera de verlo es que ocupa el puesto 465 con peor desempeño este año en el S&P 500.
Es complicado enfocar a Tesla dentro del sector del automóvil, pues sus valoraciones son más propias de una tecnológica con altas expectativas. Si vemos la valoración que ofrece el PER que compara la cotización frente a los resultados de los beneficios de los últimos 12 meses, Tesla cotiza a un PER de 61 veces. Una distancia considerable frente a otras empresas como General Motors o Ford que adquieren valoraciones de 5,8 veces y 8,5 veces respectivamente.