Desde el acaecimiento de la crisis económica, multitud de empresas de los sectores más variopintos se han aferrado a la guerra de precios para salvaguardar su cuota de mercado. Esta estrategia, puede tener efectos muy beneficiosos si se aplica durante un período corto de tiempo, pero en caso de prolongarse demasiado, como está ocurriendo, puede acabar en un desastre empresarial.
En muchos de los casos, dentro de una estrategia de guerra de precios, las compañías forman los precios de mercado a penas cubriendo los costes de producción, y en algunos casos ni siquiera eso, incurriendo en un coste financiero al tratar de mantener a sus clientes y al tratar de ‘dañar’ a la competencia.
Esto mismo es lo que está sucediendo en los sectores de la telefonía, internet (aunque aquí seguimos asumiendo un coste mayor que nuestros vecinos europeos), supermercados, grandes superficies, textil, automóviles de segunda mano, tabacaleras, etcétera. Beneficiando a los clientes con precios mucho más competitivos pero condenando a una muerte de inanición a las empresas, sobre todo a las más pequeñas, a las que menor músculo financiero y menor poder de mercado tengan.
Este panorama, de mantenerse en el tiempo (ya llevamos así desde el año 2008), puede conducir a un deterioro mayor de las empresas, con efectos muy negativos sobre su ‘salud financiera’ y el propio mercado de trabajo a corto plazo. Puesto que muchas compañías tratarán de reducir costes a toda costa. ¿La guerra de precios es una situación con fecha de caducidad o un ‘nuevo escenario’ que ha venido para quedarse?
Vía | Expansión
En El Blog Salmón | El consumo español baja por encima de la media
Imagen | laboda2009
