A pesar de que la pandemia ha repercutido en un intenso deterioro económico en 2020, algunos sectores específicos se han salvado de la quema. Este es el caso de la industria mundial de videojuegos que firmó un gran año con unos ingresos valorados en 179.700 millones de dólares.
Para hacernos una idea de lo que supone este dato, la industria cinematográfica mundial alcanzó por primera vez los 100.000 millones de dólares de ingresos en el año 2019. En otras palabras, el cine está dejando de ser una de las industrias referentes del entretenimiento en contraposición de los videojuegos.
Y no es para menos. Los ingresos del sector se ha incrementado un 20% en un año gracias a la confluencia de múltiples factores como está siendo la variedad de formas de jugar.
Estamos superando la etapa en la que para seguir la industria lo hacíamos mediante las ventas de las consolas y los juegos vendidos para sus respectivas consolas u ordenadores. Hay mucho más que eso, tenemos las ventas de juegos en copia digital, juegos para móviles, los juegos multiplataforma que no se limitan a una consola específica, los servicios de streaming de juegos como Game Pass de Microsoft, los modelos de juegos por suscripción y los servicios de distribución online como Steam. La industria está evolucionando.
Quizá nos vemos abrumados con las salidas al mercado de consolas que acaparan titulares como es el caso de la Play Station 5, pero ni es la mayor parte del sector ni la que más está creciendo. El segmento de mercado que está recibiendo un mayor impulso son los juegos para móviles, con China desempeñando un papel importante en los ingresos de los juegos para smartphones y tablets.
De hecho, si excluimos aquellos ingresos por publicidad en el juego, los ingresos mundiales por juegos para móviles habrían aumentado un 24% respecto hasta los 87.700 millones de dólares.
Esto se produce porque, hoy en día, es más asequible un smartphone con conexión a internet para miles de millones de personas en todo el mundo. Los juegos pueden ser baratos -o gratuitos con un plan de uso-, a diferencia de las consolas de juegos dedicadas, como la PlayStation 5 de Sony, la nueva línea de Xbox de Microsoft o la Switch de Nintendo, que las podemos encontrar en un rango de precios 300 y 500 euros.
Videojuegos en tiempos de covid
El brote de coronavirus que surgió a principios de 2020 afectó negativamente al sector sanitario y a la industria del entretenimiento. Se cerraron los cines y los teatros para evitar la propagación de la epidemia.
Muchas personas que se quedaron en casa recurrieron al entretenimiento doméstico, y recurrieron a los videojuegos para alejarse del estrés de la epidemia y divertirse. Entre el 16 y el 22 de marzo se vendieron un total de 1,58 millones de juegos físicos en todo el mundo.
Las condiciones creadas por la pandemia han sido un caldo de cultivo excelente para los gigantes de la industria de los videojuegos, como Microsoft y Activision.
En abril, Microsoft anunció que el número de suscriptores al servicio Game Pass superaba los 10 millones. Entre estos suscriptores, Microsoft informó de un aumento del 130% en la interacción multijugador en marzo y abril. Twitch, la plataforma más reconocida de streaming de videojuegos, sumó 1.490 millones de horas de juego en abril, un 50% más desde marzo.
Las empresas más representativas del sector -Electronic Arts, Ubisoft, Activision, TTWO y Capcom- han visto fuertes subidas en bolsa en 2020, descontando en sus respectivas cotizaciones la salud de sus cuentas de resultados.
Debido al retraso de las fechas de lanzamiento de los juegos debido a las duras e ineficientes condiciones para teletrabajar, las empresas productoras y editoras de juegos habían disminuido el precio de sus acciones durante la pandemia. Los juegos que se publicaron durante la pandemia fueron acusados en su mayoría de ser defectuosos o iguales a los demás juegos.
A pesar de ello, con el aumento del número de jugadores la demanda de videojuegos finalmente se incrementó y está ha sido la base para que el sector brillara en uno de los peores años para la economía global.